La sobrecocción de Rubiales y el #Seacabó

La sobrecocción de Rubiales y el #Seacabó
Fotografía de Raúl Caro

Por Rosa María García Alcón.

En una encuesta de 2019, dos de cada tres mujeres decían haber sufrido algún tipo de agresión machista a lo largo de su vida. Creo que la tercera no se atrevió a contestar o simplemente lo habría olvidado porque no hay mujer que no haya sufrido el machismo en sus carnes…

La sobrecocción es un proceso físico-químico que sucede cuando la capa superficial de un líquido en cocción aparece en calma como si sus moléculas se mantuvieran quietas sin que les afectara la temperatura. Este hecho no es lo normal, porque cuando se cuece un líquido aparecen las burbujas que demuestran que se ha sobrepasado su punto de ebullición y sus moléculas están en movimiento. Sin embargo, al introducir cualquier objeto o remover el líquido que parece no estar hirviendo, se produce un fenómeno explosivo y la energía contenida, aparentemente inexistente, se dispara. La consecuencia de este hecho es el peligro de graves quemaduras para quien esté cerca. Cualquiera que haya cocinado con olla a presión conoce este fenómeno.

Con lo acontecido en la entrega de premios de la final del Campeonato de Fútbol Femenino, celebrado el pasado 20 de agosto: la agresión sexual de Luis Rubiales, presidente de la RFEF (Real Federación Española de Fútbol) a la futbolista Jenny Hermoso, visto y televisado en todo el mundo, se ha producido un fenómeno social del #Seacabó muy interesante y curioso a todos los niveles que me recuerda a la sobreccoción.

Después de las últimas campañas electorales, particularmente la de las elecciones generales del 23 de julio, parecía que ese feminismo al que acusaban de excesivo y exigente y que había ido demasiado lejos con leyes como la Ley de Garantía Integral de Libertad Sexual (conocida como la del “solo el sí es sí”) estaba ya de capa caída o, al menos, parado. Todo había vuelto a su cauce.

Yolanda Díaz y los suyos vetaron para las listas electorales, entre otros, a Irene Montero, responsable del Ministerio de Igualdad y a María Victoria Rosell, delegada del Gobierno contra la Violencia de Género, con el resultado que conocemos: menos apoyo que en las elecciones anteriores. ¡Gran trabajo el de Sumar!

Igualmente, el presidente Pedro Sánchez se despachó a gusto en la campaña electoral hablando de lo disgustados que estaban sus amigos de 40 y 50 años por el auge de este feminismo que no pide permiso al poder patriarcal. ¡Qué pena de amigos! Me pregunto, por curiosidad, si Rubiales era uno de ellos. Viendo la actuación del Ministerio de Deportes y del propio presidente en este fenómeno social, me quedan pocas dudas. No mencionaré al PP y Vox en este tema porque lo suyo es de sobra conocido.

Lo que me llama poderosamente la atención de este fenómeno de “sobrecocción social” sobrevenida es que los resultados electorales, tanto de las elecciones municipales y autonómicas de mayo como los de las generales de julio, dieron la mayoría justamente a PP y Vox, claramente antifeministas, y al PSOE con su feminismo “ma non troppo”. ¿Qué ha pasado entonces para que solo un mes después el fenómeno de #Seacabó, la denuncia de la agresión sexual y el abuso de poder que supuso el beso no consentido y la ola de apoyo a Jenni Hermoso haya llevado a esta repulsa social? Rubiales ya es un cadáver político y los que le aplaudieron sus mentiras, falsas excusas y discurso vomitivo y machista se apartan a toda velocidad de él y dicen diego donde dijeron digo (ya saben, por si se queman). Cierto que el fútbol es un feudo masculino, retrógrado y machista. Quizás un poco más que en el resto de sectores de la vida pública, incluida la política. Puede que en este deporte sea más notorio porque las mujeres han llegado hace poco tiempo y sufren con mayor virulencia lo que todas han tenido que afrontar antes por romper esos tabúes. ¡La de veces que habremos escuchado lo de “vete a fregar” o más finamente “este no es tu sitio”!

En menos de una semana se ha pasado de hacer recaer sobre la víctima no solo la culpa sino también la obligación de defenderse sola a conseguir un apoyo extraordinario a nivel social y mediático. Esta joven futbolista supo aguantar y manejar la enorme presión. Su actuación ha sido para tomar nota: ha concitado el apoyo de sus compañeras de todos los equipos de fútbol femenino a nivel mundial y el de su sindicato FUTPro, creado en 2022, y ha recibido, por supuesto, el apoyo del feminismo y de toda la sociedad salvo clamorosas excepciones como la mayoría de sus compañeros futbolistas. Parece que esto va cambiando también. ¡Bravo por Jenni Hermoso!

Conviene recordar que las futbolistas españolas se declararon en huelga el año pasado para poder conseguir sus derechos laborales y que 15 futbolistas firmaron un comunicado hace unos meses en los que se negaban a participar en la selección, en protesta por el trato que recibían por parte del seleccionador, Jorge Vilda y de la RFEF. Por cierto, que Vilda ya llamó la atención cuando fue entrevistado tras la victoria en el mundial diciendo “somos campeones”. ¿Cómo? ¡Será CAMPEONAS, idiota machista! Y no me vengan con lo de que el plural es masculino porque ya no cuela. [Sugiero este artículo de Cristina Ridruejo: Lenguaje inclusivo en la práctica: propuestas y dificultades].

¿Qué ha sucedido entonces para que todo haya dado la vuelta? Pues ha sucedido que con el feminismo no se enteran de nada. ¿Que el poder tiene muchas posibilidades de influir en la opinión pública? es obvio. ¿Que la mayoría de las veces consigue controlar el relato y manejar a su interés esa opinión? por supuesto. Pero siempre queda la posibilidad de abrir brechas, de hacer que esa muralla que parece infranqueable se resquebraje y esto es lo que ha conseguido hacer el feminismo desde su irrupción como tal a finales de la dictadura. Una larga lucha. Los resultados los hemos ido viendo en los últimos años.

#Seacabó. Es lo que han dicho estas jóvenes futbolistas al acoso y la agresión sexual y ello ha levantado esta gran ola de apoyo, sororidad y solidaridad que no se había visto antes. Cierto que recuerda a las manifestaciones que se produjeron cuando la violación y asesinato de Nagore Lafagge y las de la Manada, pero para estas agresiones “menores” se mantenía una actitud social de manga ancha a pesar del #Metoo y el #Cuéntalo. En una encuesta de 2019, dos de cada tres mujeres decían haber sufrido algún tipo de agresión machista a lo largo de su vida. Creo que la tercera no se atrevió a contestar o simplemente lo habría olvidado porque no hay mujer que no haya sufrido el machismo en sus carnes, de la intensidad que sea. Y la rabia contenida ha estallado esta vez. Ya era hora. Aunque falta extender esta repulsa social a los abusos en el ámbito familiar, mucho más extendidos y silenciados. Todo se andará, que tomen nota los abusadores.

El poder patriarcal, político y económico, y sus instituciones no tardarán en responder, en cuanto puedan. Ahora tienen que intentar que el boquete no se haga demasiado grande. Cerrar lo antes posible el tema y recuperar lo que sea factible. No importa, estaremos atentas y alertas. Mientras tanto, disfrutemos de esta inmensa ola de orgullo y feminismo que ha “sobrecocido” a Rubiales y a todos los machistas irredentos. ¡Volveremos a hacerlo!

– Imagen de portada de Raúl Caro
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2 thoughts on “La sobrecocción de Rubiales y el #Seacabó

  1. Soy solo una mujer mayor, mi opinión no creo sea importante, pero ahí va, me ha gustado mucho el artículo. Contigo llegan las generaciones que pueden cambiar el mundo. Enhorabuena por el artículo.

  2. Muy bien construido (y documentado) tu artículo, compañera y amiga Rosa.
    Sí, avanzar sin transigir es la clave y será nuestra mejor acción en el presente y nuestra mejor herencia a generaciones futuras.
    Gracias por tu reflexión. Adelante con la tarea y un abrazo fraternal.

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