Lo llaman Libertad de… y no lo es

Lo llaman Libertad de… y no lo es

losotros443Javier Sáenz Munilla*. LQSomos. Julio 2015

“La verdad adelgaza y no quiebra,
y siempre anda sobre la mentira
como el aceite sobre el agua”
Miguel de Cervantes Saavedra. El Quijote.

Lo llaman Libertad de Expresión, derecho a la información y libertad de información y no lo es

La idea expresada por Don Quijote, aún puede ser válida, en el sentido de que, tarde o temprano, la verdad, por mucho que se oculte, termina conociéndose. Lo vemos en la España actual, con tantos casos, entre ellos los de corrupción. Pero también sabemos que hay un aparato de poder, no sólo político, y sobre todo mediático, dedicado a tergiversar, ocultar, esconder o, al menos, disfrazar la realidad, mediante mentiras, verdades a medias, silencios, campañas de difamación… La verdad termina sabiéndose, pero, a veces eso sucede demasiado tarde. Tarde como para poder perseguir judicialmente el delito oculto bajo la mentira finalmente desvelada. Demasiado tarde para que los ciudadanos puedan decidir libremente si dan o no su voto a tal o cual político, a este o aquel partido del que no sabían, aunque sospecharan, que se trataba de delincuentes.

España sufre en los últimos años notables retrocesos en la libertad de información y expresión, consagrados en la Constitución. Algo que está llamando la atención de organismos internacionales, como la OSCE (Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa), que el pasado 1 de abril de 2014 emitió un comunicado condenando las agresiones policiales a periodistas en las manifestaciones. A esto hay que añadir la falta de un marco jurídico que proteja los derechos de los profesionales de la comunicación. Tampoco existe un marco que regule la actividad de los medios comunitarios, de los medios digitales independientes, cada vez más numerosos y seguidos gracias al avance imparable de las nuevas tecnologías de la información.

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Los dueños de la información

Pero el mayor peligro para la libertad de información y expresión está en la concentración de la propiedad de los medios. Y en España, la gran prensa está en muy pocas manos y, básicamente, en las de los bancos.

Prisa, Unidad Editorial, Planeta, Vocento, Grupo Godó…y detrás de estos conglomerados, la banca entre sus principales accionistas, como mostró en un número especial, la revista Mongolia, dando acceso al gran público a una verdad mil veces demostrada, año tras año, en tesis doctorales y otros estudios académicos en las universidades españolas.

Grupo Prisa: El País, Cinco Días, Cadena Ser, Digital Plus, está en manos Liberty Holding, un conglomerado de Wall Street, del Banco Santander, CaixaBank y el HSBC entre otros.

Grupo Planeta: La Vanguardia, La Razón, cuyo editor es vicepresidente de CaixaBank y de Banco Sabadell. Onda Cero, Antena 3, cuyos consejeros son directivos de DeA Capital y Banco Renta 4. La Sexta…

Vocento: ABC, El Correo y varios periódicos regionales (entre ellos La Rioja) y locales, participados por varias familias históricas españolas como los Ybarra y los Luca de Tena. Su consejo de administración incluye delegados del BBVA, el Banco Santander y Lazard.

Unidad Editorial: El Mundo y Marca. Propiedad del grupo italiano Rizzoli Corriere della Sera.

Grupo Godó: La Vanguardia. Su dueño, Javier Godó, es vicepresidente de La Caixa y consejero de CaixaBank. En su consejo de administración hay representantes de Catalunya Caixa y de Lazard)

Grupo Zeta: Bajo administración de los acreedores; el principal, CaixaBank.

Más grave es lo de la TV

losotros397Y lo de la televisión, no tiene parangón. Aparte, el caso de la televisión de titularidad pública, tanto la de carácter estatal (RTVE) como las autonómicas, en manos de direcciones impuestas a dedo por el poder político y habitualmente integradas por hábiles manipuladores al servicio de los intereses del partido en el poder. En algunos casos (Tele Madrid, lo fue Canal Nou y, si nadie lo remedia, es la deriva que el PP parece querer imponer en mi querida RTVE), el control político lleva a un desprestigio y a una pérdida de audiencia que parece teledirigida hacia el cierre y/o privatización del servicio, a favor, claro está, de empresas de amiguetes dispuestos a forrarse y seguir manipulando bajo el amparo del dinero de todos.

Pero el caso de la televisión privada es, como decía, sin parangón. Porque la televisión privada en España, de concesión gubernamental, no lo olvidemos, tiene, en este momento, sólo dos dueños:

Mediaset: Grupo propiedad del italiano Silvio Berlusconi (el mismo). Agrupa a Tele Cinco, Cuatro, Energy,…

Planeta: propiedad del Marqués José Manuel Lara Bosch. Y agrupa a Antena 3, la Sexta. Neox, Nova…además de Ediciones Planeta, la radio Onda Cero y el periódico La Razón.

Concentración=Desinformación

La concentración a la que ha sido llevada la propiedad de los medios en España está en la más pura lógica neoliberal, en la que por encima de los derechos y garantías de los ciudadanos, están los derechos de los propietarios y los accionistas.

La concentración permite clasificar, censurar, imponer una sola óptica en la interpretación del espacio público. Restringe la pluralidad, el acceso a diversas fuentes; coarta la libertad de información e imposibilita que el ciudadano se forme una opinión propia, que pueda debatir y decidir con libertad. Por tanto, impone y dirige, como en las peores dictaduras, la opinión pública. En definitiva, impide que los ciudadanos sean libres. Y sin libertad, la democracia es un cuento.

Por el control público de los medios

La propuesta del grupo político “Podemos” sobre la necesidad de consensuar un mecanismo de control público de los medios de comunicación, plantea una salida a este grave problema. Como expresa este grupo textualmente se trataría de garantizar, “la libertad de prensa, sin condicionantes de las empresas privadas o la voluntad de partidos políticos”.

Una propuesta, no obstante, que no es nada nueva, pero que, por fin, asume una demanda que la profesión periodística lleva años y años reclamando. Pidiendo una regulación, que imponga el fin de la lógica especuladora de los medios financieros en los medios de comunicación; que procure medios públicos al servicio de los ciudadanos e independientes de los gobiernos de turno, que limite la concentración de la propiedad de los medios, que fomente la creación de organismos independientes (como los consejos audiovisuales) que regulen, vigilen y sancionen. Y que establezcan medidas de protección laboral y de la libertad de los periodistas.

El actual eurodiputado de Podemos, Pablo Iglesias, dice sobre la concentración de los medios: “Si el Derecho a la Información es un derecho democrático, la concentración de la propiedad es incompatible con ese derecho. La gestión de la información no puede depender únicamente de hombres de negocios y de su voluntad por permitir la libertad de expresión. No puede ser que algo tan importante, y de interés público, imprescindible para la democracia, como son los medios de comunicación, esté sólo en manos de multimillonarios”.

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