Los huesos de Franco: una solución

Los huesos de Franco: una solución

Manuel Blanco Chivite*. LQS. Octubre 2018

Por fin alguien aporta una solución real a los huesos del dictador y genocida español… con visión de estado

Si del franquismo queda mucho en España en todos los estamentos básicos del Estado y de la sociedad, de Franco queda muy poco; como mucho, algunos huesos en estado poco presentable. ¿Qué hacer con ellos?
Primero, claro, exhumarlos del Valle de los Caídos, en donde todavía sigue.

Para llegar a eso fue el decreto de marras que no parece tener muchas prisas. ¿Y eso? Quizás porque el tal decreto puede considerarse intencionadamente incompleto. Dice que hay que sacar al dictador del tal Valle de la vergüenza pero no dice dónde colocarlo o qué hacer con él.
Y eso no corresponde a la familia como parece ser el caso. Se trata de una cuestión de Estado y al Estado corresponde resolverla.

Si el muerto estaba en el Valle de los Caídos era por ser quién fue (generalísimo, dictador, jefe del Estado,…). Enterrarlo allí fue pues una decisión de Estado (no de la familia) y cuestión de Estado es su exhumación (que ha precisado no una decisión familiar sino una decisión gubernamental y un decreto/ley) y cuestión de estado es su destino final, lógicamente.

Por eso decimos que el decreto, con toda intención (pues asesores, abogados, fiscales, expertos constitucionalistas y demás lumbreras tiene el gobierno) está incompleto y abandona una cuestión de Estado que siempre lo ha sido, en manos de una familia particular. Una familia que en connivencia con la Iglesia católica quiere depositar el célebre cadáver en el centro de Madrid. Uno recuerda aquello de que toda solución no es más que el principio de un problema mayor. De risa.

Por ser pues una cuestión de Estado propongo una solución tan de Estado como salomónica.
Los huesos habrán de empaquetarse con todo esmero por especialistas empaquetadores y estibadores que en España los hay y muchos, siempre bajo la supervisión del CNI y de la Guardia Civil (a quien tanto amó el difunto) y quedarán en custodia, por riguroso turno y como muestra de agradecimiento, en los hogares (sugiero el salón comedor) del rey y de los presidente aún vivos de los sucesivos gobiernos de España de la siguiente manera:
4 meses con el rey Felipe VI
3 meses con Pedro Sánchez
3 meses con Mariano Rajoy
3 meses con José Luis Rodríguez
3 meses con José María Aznar
Y finalmente 3 meses con Felipe González.

Solo veo, en una primera visualización del asunto, un inconveniente: que en los casos de Felipe VI, Aznar y Felipe González, una vez el paquete en sus respectivas casas se nieguen a desprenderse de tan estimados restos para seguir la rueda de servidores patrios agradecidos.

* Luchador antifranquista, condenado a muerte en los procesos del 27 de septiembre de 1975. Integrante de la Asamblea de redacción de LoQueSomos.
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