Los mercados castigan los recortes
Hace tiempo comenté que la Economía es una pseudociencia – lo que no es óbice para que no sea un saber digno de estudio – nacida para justificar un sistema arbitrario y falaz como lo prueba que se colara en los Premios Nobel de rondón, pero muy persuasivo al objeto de proporcionar a las clases dirigentes relatos biensonantes que remiten al capricho de la libre interpretación del Gurú de turno, porque como todo brazo armado de la Tiranía del concepto, no es incompatible convertir en Dogma cuanto dice un especialista y a la vez, que este experto cambie de parecer cuando le viene en gana. Al menos en eso la Iglesia no puede ser discutida como más coherente, pues la Infalibilidad papal, rige incluso para el propio Papa, incluso cuando viaja fuera del Vaticano.
Hasta hace bien poco, los economistas criminales ejecutables, con la complicidad de la prensa manipuladora, interpretaban a grandes titulares que la subida de la prima de riesgo era debida a la rigidez del mercado de trabajo, a la tibieza de las reformas del Gobierno, al clima de inestabilidad financiera; Que los mercados castigaban nuestros altos sueldos, las políticas keynesianas, nuestro sistema asistencial y ahora hasta presionan para que modifiquemos el Estado de las autonomías; En virtud de sus análisis estaba claro que era necesario aumentar la edad de jubilación, emprender a la baja una reforma laboral, suprimir el derecho a huelga…relación entre unas cosas y otras que esquivan siempre el motivo principal no de los inversores que ya no quedan ¡ojalá! sino de los especuladores que son los únicos que se mueven como tiburones en el Océano de rapiña en que se ha convertido la Bolsa con el permiso de los Gobiernos y el beneplácito de la Banca asesina.
Atiborrados como estamos de la magia Harripottista y los contubernios Danbrounianos, nuestra conciencia crítica parece haber perdido el Norte, el Sur, el Este y el Oeste conspiranoicamente abierta a cualquier correspondencia bien hilvanada que ponga en conexión el mugido de una vaca en la Pampa Argentina con el inesperado aumento del consumo de leche de soja en Laponia a la sombra del malentendido “Efecto mariposa”. Sólo así aceptamos el discurso neoescolasticista de la rrollística de un diabólico Gozne Religante de la peor catadura Hermeneuta.
Mas hete aquí, que con la misma ciencia que los criminales han ligado cual causa-efecto lo que sucedía en bolsa con nuestras decisiones político-sociales para desmantelar el famoso Estado de Bienestar, igualmente ahora podríamos establecer las siguientes aseveraciones: En primer lugar, se observa que cuantos más recortes están dispuestos a realizar los gobiernos, más sube la prima de riesgo y más bajan las bolsas, porque los recortes impiden el crecimiento por reprimir la producción, el consumo y desactivando la demanda. Es así como llegamos a la conclusión de que el mercado castiga los recortes, sobre todo en educación y sanidad. En un segundo momento se observa un inequívoco disgusto por parte de los inversores de todo cuanto suponga medidas antisociales porque estas aumentan considerablemente el riesgo de inestabilidad social. Los inversores desean que la población tenga confianza en sus gobernantes porque sólo así se genera un clima favorable para la producción y reactivar el consumo. En un tercer momento, si nos detenemos a ver lo sucedido entre la evolución política europea, casi podría decirse que los mercados han ido mostrando su rechazo in crescendo según los gobiernos de turno iban cediendo su paso a la oposición, cosa que explicaría el por qué los cambios de signo parlamentarios en todos los países con problemas no ha servido para nada, salvo para hacer elecciones. En consecuencia es imperioso acortar en dos o tres horas la jornada laboral, aumentar los sueldos lo suficiente como para que en cada pareja o familia sólo trabaje uno de los dos, elevar las pensiones para que nuestros mayores hablen bien del sistema a sus hijos y que los nietos se entreguen en cuerpo y alma a cotizar a la Seguridad Social… Y así podríamos continuar de cháchara hasta decir basta.
Pero ya puestos a relacionar la subida del petróleo con el cambio de hora, bien podríamos caer en la cuenta de que los inversores, lo que de verdad detestan, son las fiestas religiosas, porque cada vez que se aproxima la celebración del Corpus, la Navidad o la Semana Santa, hay que ver como se ponen.