Madrid

Por Ángel Escarpa. LQSomos.

Si Madrid, cantado por Machado y por Miguel Hernández, conservase aún ese preciado órgano llamado corazón, ¿dónde lo situarías? ¿En el Vallecas de Luis Pastor?, ¿en el Leganés de Pedro Patiño?, ¿en ese barrio de Usera donde cayó bajo las balas fascistas el escultor segoviano Emiliano Barral?, ¿en el barrio obrero de San Blas?, ¿en la Gran Vía, donde los niños de corta edad recogían la metralla que llovía sobre aquel Madrid en guerra?, ¿en el Callao de los cines y de la FNAC?, ¿en la Puerta del Sol del 14 de Abril y del 15M? ¿Lo situarías en la Casa de Campo, en la Dehesa de la Villa, en el Parque del Oeste, la Ciudad Universitaria, testigos de la batalla de Madrid? ¿En la Cibeles de las manis del Iº de Mayo? ¿Lo situarías en el convento de Francos Rodríguez, donde se fundó el 5º Regimiento en julio de 1936?, ¿en el cementerio Civil, donde descansan los restos de Pablo Iglesias, Julián Grimau, Pío Baroja, Giner de los Ríos, M. B. de Cossío, Blas de Otero, aquella joven Juanita Rico, asesinada en Madrid (junio de 1934) por los fascistas, el teniente Castillo, Marcelino Camacho, el fusilado un 27 de septiembre de 1975, donde descansan tres presidentes de aquella I República, entre tantos?

¿Lo situarías en La Cañada Real, en esa plaza de Colón con memoria de gritos contra el gobierno progresista y banderas monárquicas que exigen mano dura con los independentistas, con los vascos, con los cómicos, con los sin papeles, con los okupas, los maricones y lesbianas? ¿O lo situarías en La Peineta, en el Santiago Bernabéu, en el Club de Campo, en esa en otra hora combativa facultad?

Yo optaría por situarlo en alguno de esos lugares donde cayeron aquellos jóvenes entusiastas Yolanda, Carlos, Arturo, Mari Luz, en esa calle de Atocha, donde rodaron por el suelo los 5 del despacho, en esa Casa de Campo, testigo por igual de batallas y de fiestas obreras.