Un maraña shakesperiana en Arabia Saudita
Guadi Calvo*. LQSomos. Noviembre 2017
La situación generada tras la purga, sin antecedentes, que desató el príncipe heredero Mohammed bin Salman teñida de un halo anticorrupción (ver: Yemen el Vietnam saudita), contra muchos de sus rivales en la compleja urdimbre de la familia reinante, al parecer no solo ha tomado por sorpresa a muchos de los que hoy están detenidos en el exclusivo hotel Ritzadh’s Ritz-Carlton, sino a algunos gobiernos europeos muy cercanos a la más sangrienta y longeva dinastía de lo que se tenga memoria en los últimos siglos.
Se ha sabido que muchos los detenidos fueron golpeados y torturados tras su arresto mientras eran sometidos a duros interrogatorios para que diesen detalles, no solo de sus cuentas bancarias, sino del funcionamiento de la red de corrupción, que sin duda involucraría a muchos “amigos” occidentales. Las cifras de detenidos, como todo en el reino saudita, no son nada claras, ya que en las primeras horas se habló hablado de unos 1.300 detenidos mientras ahora el número se ha reducido en torno a los 200, todos altos dignatarios, príncipes y magnates.
Creer que una operación de semejante magnitud fue realizada sin el conocimiento y el aval del Departamento de Estado, es más que inocente. Hay que recordar la exitosa visita de Donald Trump, a finales de mayo pasado, en la que fue recibido como un verdadero héroe nacional, a pesar de que provenía nada menos que de Israel, sobre los papeles, el enemigo número uno del reino.
El que sí parece haber sido sorprendido es el presidente de Francia, Emmanuel Macron, quien se encontraba de visita oficial en los Emiratos Árabes Unidos, y antes de continuar viaje a París, hizo una escala en Riad. Allí se reunió con el príncipe Mohammed, a todas luces el hombre fuerte del Régimen, con quien “conversó” particularmente sobre la situación del Líbano y otros temas, que obviamente pasaron por la “guerra contra la corrupción” desatada por el futuro rey.
Es importante señalar que mientras todo esto sucedía, Riad era visitada por otro “ilustre” político francés, el ex presidente Nicolás Sarkozy, un agente claramente alineado a los intereses tanto de Washington como de Tel-Aviv.
La campaña anticorrupción no sólo se centra en la captura de todos aquellos magnates y funcionarios que se han enriquecido de manera ilegal, sino también en la confiscación de dichas fortunas por lo que el reino espera recaudar cerca de 1.250 billones de dólares. Como muchas de esas fortunas se encuentran radicadas en el exterior, Riad prepara una embestida judicial para procurar recuperarlas. Entre los personajes más encumbrados que han sido detenidos figuran nada menos que los hijos del rey Fahd bin Abdulaziz, el rey Abdullah, el príncipe Bandar al-Sultan y el príncipe Nayef.
El clan Sudairi, de la que el Rey Salman forma parte por ser uno de los siete hermanos que dio origen al clan, todos hijos del rey Abdul-Aziz Ibn Saud, fundador del reino moderno. Aunque se calcula que tuvo cerca de cuarenta hijos, estos siete son hermanos de la misma madre la Princesa Hassa bint Áhmed al-Sudairi, de quien toman el nombre y han logrado dominar el reino desde la muerte de su padre el rey Abdul en 1953.
La actual purga fue precedida por otra de características más políticas, si es que ésta tuviera algún perfil que no lo fuera, en la que cayeron clérigos musulmanes, intelectuales, economistas y otras figuras públicas, asociados al gobierno del rey Abdullah, muerto 2015, antecesor y hermano del actual Rey Salman.
En esta última redada han caído, figuras del clan más poderoso del reino los Sudairi; dos hijos del poderoso Príncipe Bandar al-Sultán, embajador en Washington 25 años y jefe del poderoso servicio de inteligencia saudita, quien esta investigado por el acuerdo de armas conocido como al-Yamamah. Un contrato para la compra de aviones de combate de la British Aerospace (BAe), que incluía repuestos, mantenimiento y la construcción de bases locales, que significó la mayor venta de armas del Reino Unido y que fue monitoreado directamente por Margaret Thatcher en 1985. El acuerdo, cuyo precio básico se infló en un 32%, permitió pagarle bajo cuerda a Bandar cerca de 30 millones de dólares, que fueron enmascarados como “servicios de marketing”. Dinero que invirtió comprando propiedades en el Reino Unido, un negocio redondo para Londres. Bandar además fue el hombre clave a la hora de lanzar mercenarios tanto contra Libia, como contra Siria.
Sobre el príncipe Bandar, corren diferentes rumores. Unos afirman que no ha sido detenido y se encuentra en su casa de la ciudad de Jeddah, mientras otros lo dan por detenido.
Una de las muchas aristas de la crisis saudita parece tener origen en Líbano. Recordemos que el Primer Ministro de ese país, Saad al-Hariri, renunció a su cargo a través de un comunicado televisado, justamente desde Riad, el cuatro de noviembre último, donde se encontraba en una visita oficial, argumentando que temía por su vida. Su padre, Rafiq al-Hariri, quien fuera dos veces Primer Ministro, fue asesinado tras haber dejado su cargo en 2005. Del asesinato de Rafiq al-Hariri se ha culpado al presidente sirio Bashar al-Assad, en confabulación con la organización libanesa Hezbollah (Partido de Dios) con grandes apoyos en el sur del país, además de contar con representación parlamentaria y tener el control de varios ministerios. Las acusaciones jamás han podido ser demostradas.
En su cómica renuncia, Hariri denunció que Hezbollah y e Irán son los que tienen el poder en su país. De allí el temor por su vida. Algunos informes señalan que el enojo del Príncipe Mohammed, que ha llevado a la extraña detención de Hariri, justificándola, por la nacionalidad saudita del primer ministro, quien nació en Riad en 1970, se centra en la imposibilidad después de dos años de vencer al pueblo yemení, que solo cuenta con la ayuda de Hezbollah y la República Islámica de Irán, ambos chiitas, como el grupo Houthis, quien ha llevado la dirección de la guerra de resistencia contra Arabia Saudita.
A principio de noviembre un misil houthi alcanzó el aeropuerto Internacional Rey Khalid, próximo a Riad, con un misil balístico, algo que hizo replantearse la guerra al príncipe heredero. El misil utilizado sería un Volcano H-2, una versión yemení del misil balístico soviético R-27 Zyb, con un alcance operativo de entre 800 y 2.000 kilómetros. Algo que conseguirá que de seguir produciéndolo Yemen, se convertiría en una pesadilla para el reino.
La detención del Primer Ministro libanés intentaría provocar la caída del gobierno de Beirut y generar un estado de anarquía que propiciaría abrir una brecha que pudiera terminar en una nueva guerra civil entre los seguidores de Hariri sunitas y Hezbollah de mayoría chií. Todo ello tras algún ataque de falsa bandera de la intervención israelí y declarando una guerra abierta contra Hezbollah. Además se intensificarían las diferencias aunque en la organización liderada por el carismático Sayyed Hassan Nasrallah participan sunitas moderados y miembros de diferentes iglesias católicas y otras creencias presentes en el Líbano. Aunque, según se informa desde la capital del Líbano, la maniobra habría fracasado. El gabinete sigue incólume y un espíritu de unidad frente a las intenciones sauditas se ha apoderado del pueblo libanés.
Por otra parte la presencia de Macron en Riad se debe fundamentalmente para poner en funcionamiento los contratos pendientes con Riad, reino que se había comprometido en 2015 a comprar armamento galo por más de 30 mil millones de euros. Y conseguir cerrar esos contratos antes que se pueda desmadrar la situación y se prohíba la venta de armas. Estos acuerdos, que se encontraban prácticamente cerrados, no han sido cumplidos por los sauditas. Ahora la purga ha afectado a muchos contactos franceses en Riad, que Macron ha intentado volver a activar.
Por otra parte la Unión Europea y particularmente Alemania y Francia, están intentando mantener el acuerdo nuclear con Irán, que además habilita un intenso tránsito comercial con Teherán. Acuerdo con el que la nueva administración estadounidense se ha declarado contraria volviendo a establecer un nuevo bloqueo comercial que Europa tendrá que seguir a pie juntillas como se lo marca Trump.
Un signo de lo crítica de la situación en Líbano es que tanto Riad como Kuwait, han solicitado a sus súbditos abandonen de inmediato el Líbano, mientras existe la posibilidad que los más de 200.000 ciudadanos libaneses afincados en el reino saudita sean obligados a abandonar el país.
La derrota del Daesh en Siria parece no haber hecho escarmentar a sus mandatarios y el objetivo de allanar todo para la dominación norteamericana-israelí de la región sigue en marcha.
* Escritor y periodista argentino. Publicado en Línea Internacional
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