Nanoplásticos que se meten en nuestras células
Por Cecilia Remis
“En este momento se han encontrado micro y nanoplásticos en la placenta humana, se han encontrado en tejidos pulmonares humanos, se han encontrado en heces humanas, se han encontrado en sangre humana…”
Los plásticos son ahora omnipresentes en nuestra vida diaria, se quiera o no, convivimos con plásticos de manera obligada. La existencia de microplásticos de 1 mm a 5 mm de longitud y los nanoplásticos (1 micras) plantea preocupantes problemas para la salud. En particular, se considera a los nanoplásticos más tóxicos ya que su ínfimo tamaño (por ejemplo: como una milésima parte del ancho promedio de un cabello humano) los hace mucho más faciles, en comparación con los microplásticos, para entrar en el cuerpo humano.
En un reciente estudio publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, investigadores de la Universidad de Columbia presentaron una nueva tecnología que puede ver, contar y analizar la estructura química de las nanopartículas en agua embotellada.
Los nanoplásticos son tan pequeños que pueden migrar a través de los tejidos del tracto digestivo o los pulmones al torrente sanguíneo, distribuyendo sustancias químicas sintéticas potencialmente dañinas por todo el cuerpo y dentro de las células, una vez que invaden una célula, interrumpen potencialmente los procesos celulares depositando sustancias químicas que alteran el sistema endocrino, como bisfenoles, ftalatos, retardantes de llama, sustancias perfluoradas y polifluoradas, o PFAS, y metales pesados. El agua embotellada que se vende en las tiendas puede contener de 10 a 100 veces más trozos de plástico de lo que se estimaba anteriormente: nanopartículas tan infinitamente pequeñas que no se pueden ver con un microscopio.
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Los nanoplásticos son el tipo de contaminación plástica más preocupante para la salud humana, dicen los expertos. Esto se debe a que las partículas minúsculas pueden invadir células y tejidos individuales en órganos importantes, interrumpiendo potencialmente los procesos celulares y depositando sustancias químicas que alteran el sistema endocrino, como bisfenoles, ftalatos, retardantes de llama, sustancias perfluoradas y polifluoradas, o PFAS, y metales pesados.
La nueva tecnología fue capaz de ver millones de nanopartículas en el agua, que podrían ser “nanopartículas inorgánicas, partículas orgánicas y algunas otras partículas plásticas que no se encuentran entre “los siete principales tipos de plástico que estudiamos”, dijo el coautor y químico ambiental Beizhan Yan, profesor asociado de investigación en el Observatorio Terrestre Lamont-Doherty de la Universidad de Columbia.
Todos esos químicos se utilizan en la fabricación de plástico, por lo que, si un plástico llega a nosotros, lleva esos químicos consigo. Y debido a que la temperatura del cuerpo es más alta que la del exterior, esos químicos migrarán fuera de ese plástico y terminarán en nuestro cuerpo.
Las nuevas técnicas innovadoras presentadas en el estudio abren la puerta a futuras investigaciones para comprender mejor los riesgos potenciales para la salud humana, dijo Jane Houlihan, directora de investigación de Healthy Babies, Bright Futures, una alianza de organizaciones sin fines de lucro, científicos y donantes comprometidos a reducir exposición de los bebés a sustancias químicas neurotóxicas.
En estudios con ratones preñados, los investigadores han encontrado químicos plásticos en el cerebro, corazón, hígado, riñón y pulmones del bebé en desarrollo 24 horas después de que la madre embarazada ingirió o respiró partículas de plástico, dijo la coautora del estudio Phoebe Stapleton, profesora asociada de farmacología y toxicología de la Facultad de Farmacia Ernest Mario de la Universidad de Rutgers en Piscataway, Nueva Jersey.
“En este momento se han encontrado micro y nanoplásticos en la placenta humana”, dijo Phoebe Stapleton. “Se han encontrado en tejidos pulmonares humanos. Se han encontrado en heces humanas; se han encontrado en sangre humana”.
El nuevo método del estudio para identificar nanopartículas en agua embotellada se basa en una versión modificada de la espectroscopía Raman, una técnica basada en láser que puede analizar la composición química de las células midiendo cómo las moléculas vibran en respuesta a la luz.
La versión alterada, llamada microscopía de dispersión Raman estimulada, o SRS, añade un segundo láser para “amplificar la señal anterior en varios órdenes de magnitud, permitiendo detectar la nanopartícula nunca antes vista”, dijo el autor principal Wei Min, profesor de química de la Universidad de Columbia en la ciudad de Nueva York, quien coinventó el SRS en 2008.
“Podemos evitar consumir alimentos y bebidas en envases de plástico. Podemos usar ropa hecha de tejidos naturales y comprar productos de consumo hechos de materiales naturales”, dijo Jane Houlihan. “Simplemente podemos hacer un balance del plástico en nuestra vida diaria y encontrar alternativas siempre que sea posible”.
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