Nigeria: Masacre en el Cinturón Medio
Guadi Calvo*. LQS. Julio 2018
A pesar de que las tres grandes etnias nigerianas Hausa en el norte, Yoruba al suroeste e Igbo en el sureste, han logrado imponerse al resto de las minorías las luchas interétnicas constituyen una problemática constante, fundamentalmente entre agricultores y pastores que regularmente permiten que su ganado penetre las tierras de cultivo y se rehúsan a pagar indemnizaciones a los agricultores cuyos cultivos son afectados
En pleno siglo XXI, muchas comunidades siguen librando conflictos que para la mayoría de la humanidad, parecerían haber sido superados hace siglos. En algunos lugares la vieja disputa entre los pastores nómades y los agricultores sedentarios, se resuelve con la misma violencia de siempre, al mismo costo de vidas y prácticamente con los mismos métodos.
Durante el último fin de semana una masacre volvió a sacudir Nigeria, ya acostumbrada a las acciones del grupo integrista Boko Haram, pero en este caso las muertes no fueron ocasionadas por la banda terrorista, sino que se debieron a la larga e intermitente “guerra” que distintos grupos étnicos y religiosos mantienen en la región central del país conocida como el “Cinturón Medio”. Que históricamente ha sido una frontera natural entre el norte esencialmente musulmán y el sur cristiano.
La región habitada mayoritariamente por grupos étnicos minoritarios, que se extiende a lo largo del país de manera longitudinal, aunque no cuenta con límites precisos, ya que esta signada por la importante diversidad de los pueblos, algunos todavía nómades o semi-nómadas, que expanden o dilatan sus fronteras, según la época del año.
Es importante señalar en este punto que Nigeria, ex colonia británica independizada durante los años sesenta, y que hoy cuenta con cerca de 200 millones de habitantes está compuesta por más de 250 etnias y donde se habla más de 50 lenguas. Algunas de estas antiguas naciones, han sido rivales ancestrales y que por la aberración colonialista, se vieron compelidas a conformase en una único país, tras la el proceso independentista.
Las profundas rivalidades que el colonialismo británico ocultó a sangre y fuego, en Nigeria, han abierto conflictos secesionistas como el de la guerra de Biafra (1967-1970) que dejó más de un millón de muertos, 400 mil desplazados y secuelas que a casi 50 años todavía siguen al tan latentes, que parecen estar a punto de volver a estallar.
A pesar de que las tres grandes etnias nigerianas Hausa en el norte, Yoruba al suroeste e Igbo en el sureste, han logrado imponerse al resto de las minorías las luchas interétnicas constituyen una problemática constante, fundamentalmente entre agricultores y pastores que regularmente permiten que su ganado penetre las tierras de cultivo y se rehúsan a pagar indemnizaciones a los agricultores cuyos cultivos son afectados.
Ya en 2013 se habían constituido un proceso de Diálogo Intercomunal conocido como el “Foro de Jos” que en el trascurso de un año y medios discutió la problemática y concluyó en una “Declaración de Compromiso por la Paz”, que desde comienzos de año parece haber volado por los aires.
Los sucesos del último fin de semana que dejó un total de 200 muertos, se los ha adjudicado la Miyetti Allah Kautal Haure (Asociación de Criadores de Ganado Miyetti ) que se opone a la aprobación de las Leyes de Prohibición de Pastoreo abierto y que ha advertido que los asesinatos eran una consecuencia directa de su oposición y que de no mediar una solución más amplia se seguirán produciendo.
En el fin de semana tras un enfrentamiento que se prolongó durante cinco horas entre pastores Fulani, de mayoría musulmana y agricultores cristianos de la etnia Berom, acusados de robar más de 300 cabezas de ganado a los fulanis, en cercanías de la ciudad de Jos, capital del estado de Plateau, que ha sido epicentro de violencia étnicas-religiosa desde finales del siglo pasado, pero que se ha incrementado desde comienzos de este año habiéndose desarrollado pequeñas batallas entre ambos grupos que han dejado más de 700 muertos, la destrucción de unas cincuenta aldeas y el desplazamiento de casi 5 mil personas.
Aunque el conflicto se centra en la disputa por las tierras cultivables entre pastores y agricultores sedentarios, se teme que el conflicto viré en un enfrentamiento etnó-religioso y se señala que son los pastores fulani, de mayoría musulmana quienes ejercen la mayor violencia en convivencia con fuerzas del ejército y la policía, que a pesar de los llamados de auxilio, prefirieron no intervenir en estos últimos combates. Según los expertos la prolongación de este conflicto podría incluso eclipsar la violencia de los muyahidines de Boko Haram en noreste del país.
El gobernador del estado de Plateau, Simón Lalong ha declarado que: “Elementos criminales con armas sofisticadas estaban exacerbando las tensiones, incluidos los mercaderes conflictivos involucrados en abigeato, robo, bandidaje, fusilamiento, torturas, violaciones y otros crímenes”. Y que podría definirse como “una invasión terrorista”.
A estos conflictos en el centro del país juntos a la latente amenaza del grupo integrista Boko Haram, y las guerrillas que operan en el sur del país contra instalaciones petroleras, es uno de los mayores problema para el presidente Muhammadu Buhari, un ex general y presidente de facto (1983-1985), que pretende buscar la reelección en febrero, ya que las y que su triunfo electoral de 2015, se le atribuyó a sus promesas de paz y estabilidad, en momento de que Boko Haram, desplegaba su campaña de terror en prácticamente todo el norte del país, habiendo asesinado desde 2009 a más de 30 mil personas.
Entre las secas y las lluvias
La crisis de los campos de pastoreos se está intensificando a raíz de dos situaciones: el constante crecimiento de población de nigeriana, que invade terrenos cultivables o de pastoreo para viviendas y la expansión de la región árida del Sahel hacia el sur de las fronteras del Sahara.
El Foro de Jos ha hecho un llamado a la comunidad a la Unión Africana, para que condene los hechos y exija al gobierno del presidente Baharí para que contenga estas acciones y proteja a los pueblos del cinturón central. El foro señaló que de profundizarse la crisis étnica en Nigeria podría llegar a producirse algo similar al genocidio ruandés de 1994, que en pocas semanas dejó más de un millón de muertos.
Además el Foro, ha hecho un llamado a la Corte Penal Internacional para que investigue el genocidio en el Cinturón Medio y llevar a los responsables ante la justicia. Mientras que se llama a los gobernadores de los Estados del Cinturón Medio, a armar ejercito privados en defensa de los agricultores.
El gobierno federal anunció el envió de una fuerza especial al estado de Plateau para reforzar la seguridad local y que los refuerzos incluirían dos helicópteros de vigilancia policial, cinco vehículos blindados, más tropa y oficiales de las Fuerzas Especiales de Intervención Policial, para dar cobertura a las comunidades, más vulnerables en todos los pueblos, aldeas, y asentamientos en todas las áreas afectadas del Cinturón Medio.
En los primeros meses de 2016 mercenarios contratados por los Fulani asesinaron a más de 300 campesinos de varias aldeas de Agatu, en el Estado de Benue, parte del Cinturón, donde además quemaron casas, graneros e iglesias y obligaron a desplazarse decenas de miles de personas. La misma clase de ataques se repitió en otros estados de del cinturón central: en Plateau, Kaduna, Taraba, Nasarawa y Adamawa. Más allá de las claras evidencias de la responsabilidad de los fulanis por estos hechos nunca han sido detenidos y mucho menos castigados por las autoridades federales de Abuya.
Mientras las tribus nómadas que utilizan las migraciones estacionales hacia el sur a través de las comunidades de Cinturón Medio durante la estación seca y hacia el norte durante las temporadas de lluvias, la desertificación y el aumento poblacional, sigan aferradas a sus ancestrales costumbres y la seudo modernidad no intervengan en la resolución de estos conflictos los hombres se seguirán matando en procura del bienestar de sus clanes como desde los principios del tiempo.
* Escritor y periodista argentino. Publicado en Línea Internacional
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