No nos dejemos engañar por Kristalina Giorgeva y el FMI
Por Maxime Perriot*
En una entrevista con Marie Charrel para Le Monde, el 12 de noviembre de 2023, Kristalina Georgieva, directora general del Fondo Monetario Internacional (FMI), nos muestra de nuevo la desconexión total entre el pensamiento del FMI, los problemas sociales actuales y la crisis ecológica y climática que estamos atravesando. Una realidad preocupante en un contexto de considerable recuperación de influencia de la institución financiera internacional. Para deconstruir el discurso de la Directora General del FMI, comentaremos algunos extractos de esta entrevista y nos basaremos en el informe anual 2023 del FMI.
Extracto 1: La hipocresía de Kristalina Giorgeva
Marie Charrel: La tentación proteccionista crece en todos los continentes. ¿Está muerta la globalización basada en el libre comercio?
Kristalina Giorgeva: “Hemos insistido demasiado en los beneficios de la globalización. Han sido considerables: en las últimas tres décadas, la economía global se ha triplicado, especialmente en beneficio de las economías en desarrollo, que se han cuadruplicado, y ha dado como resultado una increíble reducción de la pobreza. Pero no todo el mundo lo ha aprovechado. Durante demasiado tiempo no se ha prestado la suficiente atención a las personas cuyos empleos y medios de subsistencia se han evaporado, porque los mecanismos de compensación han sido insuficientes. Esto ha creado un terreno fértil para los movimientos antiglobalización y el populismo”.
En este extracto, Kristalina Giorgeva parece hacer un mea culpa de las políticas del FMI aplicadas en las últimas décadas.
Primero veamos lo que está diciendo al comienzo de la cita. Si la tasa de pobreza extrema (personas que viven con menos de 1,90 dólares al día) en todo el mundo pasó del 36% al 10% entre 1990 y 2015, 700 millones de personas viven todavía con ingresos por debajo de este umbral extremadamente bajo [1]. Si, como dice la directora general del FMI, las “economías en desarrollo” se han cuadruplicado, tenemos derecho a exigir que no dejen a nadie en la pobreza extrema. Lo que no dice es que desde la pandemia de Covid-19, 500 millones de personas corren el riesgo de caer en la pobreza [2], y que 350 millones de personas en 79 países están en situación de inseguridad alimentaria aguda [3]. Esto es inaceptable en una economía global tan rica con tantas y tantos multimillonarios y desigualdades.
Como escriben Éric Toussaint y Pablo Laixhay: “Según el último informe del Banco Mundial, entre 2019 y 2022, 95 millones de personas más cayeron en la pobreza extrema a nivel internacional. Por otro lado, según el World Economic Outlook del FMI (Perspectivas de la Economía Mundial del FMI) publicado en abril de 2023, si en 2008 se necesitaban 80 años para reducir a la mitad la diferencia de ingresos per cápita entre los países del Sur y los países del Norte, el cálculo actualizado anuncia hoy 130 años necesarios para el mismo avance. Estas dos constataciones subrayan el deterioro de las desigualdades entre el Norte y el Sur, entre las clases capitalistas y las clases populares, entre los llamados países “en vías de desarrollo” y los llamados países “desarrollados” y el fracaso de estas dos instituciones que supuestamente luchan contra la pobreza y por la estabilidad económica mundial.»
Además, esta apariencia de autocrítica es un engaño absoluto: el FMI, que vuelve con fuerza con 300 mil millones de dólares prestados a 96 países desde la pandemia de Covid-19 [4] sigue aplicando recetas neoliberales que profundizan las desigualdades.
Tomemos el ejemplo de Sri Lanka. Después de la suspensión de pagos de su deuda externa en la primavera de 2022, el gobierno de Sri Lanka llegó a un acuerdo con el FMI en marzo de 2023, para un préstamo de 3 mil millones de dólares que se extenderá hasta 2027 [5]. Como el FMI ha hecho desde la década de 1980, ha impuesto al gobierno medidas de austeridad desastrosas para la población, y en primer lugar para las mujeres, las y los obreros y las personas más pobres: reducción del gasto público, aumento del impuesto sobre el valor agregado en un 50%, que afecta a las personas más pobres de manera mucho más violenta, reducción de los subsidios a la electricidad, el gas y el queroseno. 500.000 hogares han sido desconectados de la red eléctrica. Las y los agricultores y pescadores han sufrido de lleno el aumento del 400% del precio del queroseno, por ejemplo, teniendo que reducir sus salidas al mar y, por lo tanto sus ingresos.
Sri Lanka es sólo un ejemplo de los condicionantes impuestos por el FMI en muchos países desde la pandemia de Covid-19. Estos son los mismos que en la década de 1980, que en Grecia en la década de 2010… Contrariamente al discurso engañoso de Kristalina Giorgeva, el FMI no ha cambiado y sigue aumentando las desigualdades a través de sus destructivas políticas neoliberales.
Extracto 2: Ningún cambio deseable vendrá del FMI y sus dirigentes
Kristalina Giorgeva: “Nuestro consejo a los países es no jugar la carta del interés nacional contra los demás, sino pensar en los mecanismos para continuar la integración global y equilibrar los riesgos. Porque una mayor fragmentación del comercio mundial tendría una consecuencia muy clara: todos seríamos más pobres y estaríamos menos seguros”.
Marie Charrel: “¿Cuál podría ser el costo, precisamente, de esta fragmentación?”
Kristalina Giorgeva: “Según los escenarios, podría alcanzar entre el 0,2% y el 7% del producto interno bruto (PIB) mundial, el 7%, el caso extremo, equivaldría a excluir a dos países como Alemania y Japón de la economía mundial. Para limitar este riesgo, debemos resistir la tentación de imponer barreras comerciales, cuyo número ha aumentado de aproximadamente de alrededor de 500 en 2017 a 2000 en 2019 y 3.000 en 2022. […]”.
Estos dos pasajes muestran de maravilla las prioridades del FMI y de su Directora General: preservar el comercio mundial y el crecimiento, dos de los principales factores de destrucción de ecosistemas, de emisiones de gases de efecto invernadero y de extracción de recursos.
El comercio internacional impulsa a los países a especializarse en la producción de uno o más productos para los que serán más competitivos. Para los países del sur, es sinónimo de exportación de una materia prima producida en masa, a costa del empobrecimiento del suelo, del abandono de toda soberanía alimentaria (porque el país importa lo que no produce o más), de un extractivismo que destruye lo vivo. Se anima a estos países a exportar cada vez más para obtener la mayor cantidad posible de divisas que permitan importar y pagar la deuda. Por lo tanto, se embarcan en una carrera frenética por el crecimiento, multiplicando los efectos descritos anteriormente y el agotamiento de los recursos.
Esta carrera por la producción y el intercambio internacional, basada en el PIB como indicador de referencia de la salud de un país, también genera una enorme contaminación por gases de efecto invernadero (GEI), la principal causa del calentamiento global. En efecto, este sistema genera una cantidad astronómica de desplazamientos en avión, en portacontenedores, en camión. Produce toneladas y toneladas de plástico. Este sistema, al impulsar la producción de toneladas de productos absolutamente inútiles que se intercambian entre todos los lugares del mundo, contamina y agota los recursos del planeta.
Como podemos ver en este pasaje, para la directora general del FMI nada justifica la renuncia a la globalización neoliberal y a la carrera hacia un crecimiento ilimitado. Justifica la necesidad de la prosecución del comercio mundial con el riesgo de una disminución del PIB si los países impusieron demasiadas barreras aduaneras. Para ella y para el FMI la catástrofe definitiva es una desaceleración del crecimiento y del ritmo del comercio internacional.
Sin embargo, una desaceleración del comercio internacional junto con políticas nacionales o regionales que tengan como objetivo la independencia alimentaria (diversificación de las producciones agrícolas y de las industrias a través del establecimiento de barreras aduaneras) sería salvadora para las poblaciones del Sur, para el planeta y las especies que viven en él. Los Estados del Sur saldrían de su dependencia de las importaciones, las exportaciones, las divisas exteriores y las condicionalidades del FMI y del Banco Mundial.
Del mismo modo, una desaceleración del crecimiento combinada con una política de reducción de las desigualdades, redistribución a través de un fuerte impuesto a los más ricos y a las grandes empresas [6] también sería una muy buena noticia para el planeta y para la gran mayoría de la población.
Las dos realidades que acabamos de describir son llamadas por Kristalina Giorgeva “el mapa del interés nacional contra los demás”. La Directora General del FMI prefiere la batalla de todos contra todos, con gobiernos que sacrifican cada vez más las condiciones de vida de sus poblaciones para ser competitivos, para poder exportar sus mercancías agotando los recursos y destruyendo el planeta. El siguiente extracto lo muestra muy bien:
Kristalina Giorgeva: “Un gobierno que desee aumentar su industria puede, por ejemplo, actuar haciendo que su economía sea más atractiva para las inversiones en lugar de establecer barreras comerciales, desafiando las reglas de la Organización Mundial del Comercio, lo que resultaría negativo para el mundo”.
Sin plantear ningún argumento, igual que hace en los extractos anteriores, Kristalina Giorgeva afirma qué para desarrollar una industria más próspera, un Estado debe ser aún más competitivo, sin tener en cuenta la fiscalidad de las y los más ricos y las condiciones laborales de las y los trabajadores. Sin embargo, la Historia muestra todo lo contrario. Los estados occidentales como Alemania se desarrollaron protegiendo sus industrias jóvenes, de modo que pudieran crecer sin competencia internacional y unirse al mercado internacional una vez alcanzado un tamaño suficiente. Esto es exactamente lo que hizo Corea del Sur, a pesar de que el Banco Mundial y el FMI la consideran un ejemplo de “desarrollo”.
Corea del Sur es uno de los pocos Estados que no ha seguido el modelo defendido por estas dos instituciones, a saber, la industrialización por sustitución de exportación (adaptación de las actividades exportadoras según la demanda del mercado mundial), sino un modelo de industrialización por sustitución de importación (fabricar in situ lo que se importaba antes) [7]. “Gracias” a la muy fuerte intervención del Estado, la aplicación de barreras aduaneras, la fijación de precios por parte del Estado para proteger las industrias emergentes, el fuerte apoyo de Estados Unidos, la sobreexplotación de las y los campesinos y trabajadores y una serie de otras medidas, Corea del Sur ha logrado desarrollar industrias de alto valor añadido (¿a qué precio humano y ambiental?). Por lo tanto, el país se ha basado en muchas medidas desaconsejadas por el Banco Mundial y el FMI (intervención del Estado, fijación de precios, barrera aduanera, control estatal sobre el sector bancario, planificación, control sobre las divisas y los movimientos de capitales…) para convertirse en un “modelo de desarrollo”. No hace falta decir que estas instituciones modelaron otro relato para hacer creer que Corea del Sur había “triunfado” porque había seguido sus consejos.
Éric Toussaint sobre el caso de Corea del Sur durante la conferencia de apertura de la Contracumbre de Marrakech, pinchar aquí para ver video.
Así pues, contrariamente a lo que afirma Kristalina Giorgeva, un gobierno que desea que se desarrolle su industria debe establecer barreras aduaneras para que estas industrias tengan tiempo de desarrollarse sin enfrentarse a la competencia de industrias similares de todo el mundo [8]. Es una evidencia. ¿Cómo podría una industria incipiente enfrentarse a las multinacionales que logran economías de escala gigantescas produciendo en cantidades astronómicas?
También debemos preguntarnos sobre la pertinencia de un desarrollo tal como el puesto en marcha por Corea del Sur, con respecto a las necesidades de las poblaciones, por un lado, y la destrucción del planeta, por otro.
Este extracto confirma aún más que la Directora General del FMI y su institución están totalmente intoxicadas por la ideología neoliberal, desafiando cualquier lógica, y que no podemos confiar en ellas para establecer una bifurcación ecológica eficaz y reducir las desigualdades. Estas personas seguirán aplicando sus patrones sin reflexionar y llevarán al planeta y a los seres vivos a su pérdida. Estas instituciones deben ser combatidas y reemplazadas por otras, que permitirían el establecimiento de reparaciones pagadas por los países del Norte a los países del Sur por todos los daños cometidos durante el período colonial y después.
Extracto 3: Directo a la pared
Marie Charrel: ¿Entonces, nunca hay un buen proteccionismo, aunque sólo sea para proteger el medio ambiente, o para evitar que los productos den la vuelta al planeta tres veces antes de ser vendidos?
Kristalina Giorgeva: “Tenemos que aprender de la historia. Ésta nos enseñó que la división del trabajo entre los países es beneficiosa, ya que permite llevar alimentos, bienes y servicios a todos, a un costo menor. Pero estos intercambios deben tener en cuenta el bienestar de la sociedad. Hay que pensar en las cadenas de suministro globales teniendo en cuenta su huella de carbono, pero de nuevo, también teniendo en cuenta la magnitud de los daños que su reestructuración podría causar a las y los trabajadores en otras partes del planeta. Es posible acelerar la descarbonización de nuestras sociedades sin generar tales perjuicios. Las subvenciones a la I+D que permiten que las tecnologías verdes penetren más rápidamente en la economía son, por ejemplo, un buen uso del dinero público”.
Movilizarse: Manifestación contra la austeridad el 12 de diciembre de 2023 en Bruselas
Vemos aquí que el FMI ha integrado la emergencia climática en su discurso neoliberal, afirmando que esta crisis se resolverá si se sigue produciendo más, pero de forma ecológica, gracias a las “tecnologías verdes”. Una visión absolutamente ilusoria dada la urgencia de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, y teniendo en cuenta la disminución de la inversión pública en investigación básica. Ni siquiera el descubrimiento mágico de una fuente de energía 100% limpia (lo que es totalmente ilusorio) resolvería los problemas relacionados con el extractivismo, los monocultivos agrícolas de exportación que empobrecen los suelos y las poblaciones.
¿Por qué es grave esta entrevista?
Lo grave es que esta entrevista de Kristalina Giorgeva es un reflejo de una institución que ha recuperado un poder considerable en el mundo al multiplicar los préstamos desde la pandemia de Covid-19.
En efecto, el FMI, institución absolutamente desconectada de la emergencia climática, obsesionada con el crecimiento (palabra que aparece 23 veces en el último informe anual del FMI), por la profundización del sistema extractivista y el aumento del comercio internacional, vuelve con fuerza aprovechando la crisis de la deuda que atraviesan los países del Sur desde la pandemia. En el informe anual 2023 del FMI, podemos leer: “Otras prioridades también son esenciales, en particular el fortalecimiento de los intercambios comerciales [9]”.
La institución está lógicamente en sintonía con su Directora General.
Este informe también nos informa de que el FMI prestó 300 mil millones de dólares a casi 100 países entre el inicio de la pandemia de Covid-19 y el 30 de abril de 2023. Estos préstamos no solo se han “concedido” para combatir directamente la pandemia, ya que, desde el inicio de la invasión de Ucrania por parte de Rusia, el FMI ha aprobado 41 solicitudes de 37 países miembros por128 mil millones de dólares [10]. A cada uno de estos préstamos están asociadas y condicionadas medidas de austeridad: disminución de los presupuestos de salud, educación, privatizaciones, disminución de las subvenciones públicas, aumento del IVA, especialización hacia monocultivos de exportación… Con cada préstamo, la población del país paga un poco más el precio del dominio de la ideología neoliberal encarnada por instituciones como el FMI y el Banco Mundial. En términos del FMI, esto se traduce así: “El FMI recomienda a los gobiernos las medidas de ajuste necesarias. Estas actividades guían al sistema monetario internacional en la consecución de su objetivo: facilitar el intercambio de bienes, servicios y capital entre los países y, por tanto, apoyar un crecimiento económico saludable [11]”.
No habrá un futuro deseable proveniente del FMI y del Banco Mundial, que no cambiará porque Estados Unidos tiene derecho de veto sobre cualquier decisión importante. Necesitamos alternativas al FMI y al Banco Mundial, instituciones democráticas que apoyen alternativas feministas, antirracistas y radicalmente ecologistas. Un Banco del Sur que presta al 0% para proyectos que van en la dirección de tal bifurcación, es un ejemplo.
Notas:
1.- ONU, “Objetivos de Desarrollo Sostenible, “Objetivo 1: Eliminar la pobreza en todas sus formas y en todo el mundo”.
2.- Ibid.
3.- Informe anual del FMI.
4.- Ibid.
5.- Balasingham Skanthakumar, « Sri Lanka : Renflouer les créanciers », CADTM, 24/10/2023.
6.- Esta política de impuestos debería estar asociada a un control de los movimientos de capital. Por ejemplo, una prohibición de cualquier transacción internacional por encima de una determinada cantidad.
7.- Eric Toussaint, Corea del Sur y el milagro desenmascarado 15/06/2020.
8.- Sobre este tema, véase los escritos de Friedrich List, que teorizó el “proteccionismo educador”
9.- Ibid, p 22.
10.- Informe anual del FMI 2023.
11.- Informe anual del FMI 2023, p. 25.
* El autor agradece a Christine Pagnoulle, Sylvie Cartaillac, Fiona Vanston, Thérèse Di Campo y Éric Toussaint por sus revisiones y los complementos aportados. Publicado en CADTM.
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