Nos ha dejado nuestra querida compañera Paquita Cruz, nunca te olvidaremos

Por Mesa de Catalunya*. LQSomos.

– Avui ens ha deixat la nostra estimada companya Paquita Cruz, no t’oblidarem mai

Ayer miércoles 15 de diciembre, nos ha dejado nuestra queridísima Paquita Cruz, nuestra Paquita dinamitera, niña de la cárcel como ella misma se definía, porque allí estuvo con su madre, que el franquismo le robó para siempre y con ella un pedazo de su corazón. Paquita fue nuestra voz hecha canción, alma combativa, siempre fiel a sus ideas y militante insobornable, también de la Memoria, la de su familia marcada profundamente por la represión, y la de todas las víctimas del franquismo.

La enfermedad le dejó sin sus recuerdos más queridos, pero nosotros velaremos para que pervivan contra viento y marea luchando contra la amnesia y la injusticia. Nuestro pésame a su compañero de vida Juan Martínez, también querido compañero de camino hacia la Verdad, la Justicia y la Reparación, a su familia y a todo el mundo que tuvo la suerte de conocerla.

Permanecerás siempre con todas y todos nosotros, tan dulce y tan fuerte, tan solidaria, gran compañera, y te recordaremos cantando y recitando a tu maravilloso Miguel Hernández.

Paquita dinamitera,
digna como una bandera
de triunfos y resplandores,
dinamiteros pastores,
vedla agitando su aliento
y dad las bombas al viento
del alma de los traidores.

Este es el texto de nuestro homenaje a Paquita en nuestra concentración en Rubí en noviembre de 2019:

Abrimos el acto haciendo un homenaje a nuestra compañera Paquita, nuestra Paquita Dinamitera, nuestra voz cantante en tantos y tantos actos de verdad, justicia y reparación en la plaza de Sant Jaume, donde hemos recordado a miles de víctimas durante estos 10 años, las hemos honorado y hemos exigido sus derechos. Paquita ha sido nuestra banda sonora. Ha hecho llorar y emocionar a muchas personas concentradas por las víctimas del franquismo, como ella misma, con su Rosario Dinamitera. La misma memoria que nosotros reivindicamos es la memoria que tenemos que mantener viva en nombre de Paquita, ahora que ella no puede hacerlo. Nuestro reconocimiento y cariño a una mujer luchadora y comprometida que tanto amor nos ha regalado y que tanto nos ha enseñado. Y con su generosidad ella querría que este homenaje fuera para su madre, su padre y sus tíos. Por eso os explicaremos sus vidas.

Francisca Puntero López, la madre de nuestra Paquita, nació el 9 de marzo de 1907 en Mota del Cuervo, Cuenca. Trabajadora del campo desde muy pequeña fue presidenta del colectivo de mujeres del sindicato UGT de su pueblo. Alejandro Cruz, padre de la Paquita, se incorpora como voluntario con su hermano Julián para defender la República, Julián cae muerto y Alejandro es herido. Cuando se recupera es nombrado comisario político y la familia se traslada con él a San Clemente, Cuenca, donde nace Paquita, la tercera hija del matrimonio.

Cuando la familia vuelve a Mota del Cuervo es detenida. El padre de Paquita y su hermano Faustino, también su madre que todavía le daba el pecho y ella misma. En el cuartel de la Guardia Civil le rapan la cabeza a Francisca, la dejan en libertad unas horas y la vuelven a detener. El 7 de enero de 1940 es encarcelada, Paquita se convierte en un niña de la prisión. Las condiciones de hambre, higiene, hacinamiento y enfermedades acaban matando a Francisca en la Prisión Central del Monasterio de Uclés el 21 de julio de 1940. Tenía 33 años. La hermana de Francisca, Maximina, estuvo dos años en la prisión y su hermano Lorenzo diez años.

Al morir la madre llevaron a nuestra Paquita a su padre, que también estaba en prisión, y este se los dijo que allí la niña moriría que se la entregaran a su hermana. Paquita recuerda sus peregrinaciones por las prisiones porque tres hermanos de su padre fueron encarcelados también. Alejandro pasó 10 años prisionero como su hermano Antonio. Laureano murió en prisión y Victorino cuando salió murió al cabo de pocos meses. Queremos recordar la historia que Paquita nos explicaba de como su tío Faustino le decía a su hermano Alejandro, padre de nuestra compañera, cuando estaban en la prisión, si gritan tu nombre, tú no te muevas, yo iré en tu lugar porque tú tienes una familia para cuidar y su hermano le dijo que de ninguna manera. Así era de generoso y valiente Faustino, pero el nombre que gritaron fue el suyo y fue ejecutado cuando estaba en el Penal de Ocaña, donde también estuvo el poeta Miguel Hernández. Quizás por eso ha sido Hernández tan querido por Paquita, que ha recitado sus poemas siempre maravillosamente.

Alejandro también estuvo al Valle de los Caídos con su cuñado Lorenzo, trabajando al lado de un precipicio arriesgados a morir despeñados. Paquita recuerda que subiendo a Cuelgamuros, para ver a su padre y llevarle comida y ropa, estuvo a punto de morir dos veces, una de calor y otra de frío, puesto que era una niña muy escuálida porque la alimentación era muy precaria.

Paquita ha tenido un dolor muy grande toda su vida y es no haber podido tener ningún recuerdo de su madre, nosotros sentimos el dolor de que ella ahora no nos recuerde a nosotros, aunque sabemos que ocupamos un pedazo de su corazón militante y guerrillero, que ha latido en tantas manifestaciones y huelgas. Te queremos Paquita Dinamitera.

Las compañeras y compañeros de la Mesa de Catalunya d’Entitats Memorialistes y de la Xarxa Catalana i Balear de Suport a la Querella Argentina no te olvidaremos nunca.