Notas a favor de una huelga
Oigo a mi alrededor que hay profesores y gente afín que dudan de ir a la huelga, contra el vacío de Wert, artífice de una ley absurda que no convence a nadie salvo al Opus, porque les cuesta dinero. Jornada que no se trabaja, jornada que no se paga, esa es la cuestión. Es de comprender que la gente tiene hijos que alimentar y obligaciones que pagar. No resulta fácil tomar decisiones cuando la realidad de las facturas aprieta.
Sin embargo, en esta vida se dan ocasiones en que la duda es negativa y hasta perjudicial. No manifestar nuestra disconformidad hoy es acrecentar la impunidad de los fantoches que ejecutan la indignidad en nombre de un mundo oscuro. Ceder terreno es hacérselo ganar. Y así llegará un momento en que la vida cotidiana se hará realmente irrespirable. Y labor profesional con perspectivas devendrá realmente un imposible. Ya no habrá lugar ni para la queja; todos los ámbitos estarán vigilados y bajo control. El despido a la mínima de cambio será la espada de Damocles que terminará cualquier discrepancia verbal con las consignas de Arriba.
Ser profesor, maestro, es muy importante en esta sociedad y en cualesquiera otras. En este momento de contrarreforma neofranquista o directamente filofacha, el profesorado está viviendo malos tiempos de desorientación y desengaño. Cierto que nadie es de acero insensible y que la autodefensa personal incluye la tentación de ceder y pasar. Es mucha la presión para que el cuerpo docente y decente quiebre y sea dócil a los cantos de sirena de la indignidad en las aulas; la actitud pastueña, el conformismo acatado en silencio. La tentación de dejar pasar los días minimizando o soslayado los sobresaltos y las contrariedades. Es humano. La resistencia se resiente con el paso del tiempo y las persistentes canalladas de la Administración del Estado.
El problema es que el poder no frena; es una bestia insaciable que cada día pretende más y más. Su misión es imponerse y acotar las libertades de los más para que triunfen los privilegios de los menos. Y sabe muy bien, este Estado español, que el profesorado es una importante barricada a avasallar. Un tropiezo que necesita saltarse a la torera para lograr sus objetivos bastardos.
Y llegados a donde estamos, incluso con ser importante, no lo es tanto el hecho de que un gobierno retrógrado haya clavado impunemente la pica de su ley Wert. Lo que tiene que saber ese gobierno maquinal, es que lo ha hecho en contra de todos o casi todos. Y que se lo están espetando en plena cara.
O sea que, una vez más, se trata de ser o no ser
– Seguimiento: ¡Huelga estudiantil!
* Director del desaparecido semanario "La Realidad"