Nunca hubo dos “bandos”
Carlos Olalla*. LQS. Diciembre 2019
Hablar de bandos es hablar de guerra, de ejércitos, no de cuarenta años de dictadura ya que en la dictadura, una vez acabada la guerra, solo quedó un “bando”, el de los de la Una, Grande y Libre que tan arraigado ha quedado en este país
Ver cómo el ayuntamiento de Madrid desmantelaba el monumento a las víctimas del franquismo que estaba acabando de erigirse en el cementerio del Este ha sido una provocación, una más, de los herederos del fascismo que no desaprovechan ocasión para blanquear al franquismo escudándose en pretendidas argumentaciones derechohumanistas y justas. Dejando a un lado las argumentaciones de Vox que no merecen ni respuesta ya que qué se puede esperar de un partido de fanáticos en el tema de memoria si se atreven a negar una realidad, la de violencia machista, que todos podemos ver con nuestros propios ojos, las argumentaciones que esgrime el alcalde Almeida son las típicas tras las que se escudan quienes se niegan a condenar el franquismo. La primera mentira es afirmar, como hacen perversamente, que hubo dos bandos y que los dos cometieron atrocidades. Vayamos por partes:
1) Hablar de bandos es hablar de guerra, de ejércitos, no de cuarenta años de dictadura ya que en la dictadura, una vez acabada la guerra, solo quedó un “bando”, el de los de la Una, Grande y Libre que tan arraigado ha quedado en este país.
2) Equiparar como iguales a quienes dieron un golpe de Estado y a quienes defendieron la democracia y el orden legítimo es una mentira malintencionada que pretende igualar la barbarie con la razón.
3) En los casos de violencia previa al golpe de Estado franquista que tanto gustan recordar los defensores del franquismo para justificar sus atropellos, hay que distinguir que los casos de violencia que se produjeron en el lado republicano fueron organizados por los ciudadanos, no por el gobierno, mientras que las atrocidades que cometieron los franquistas fueron ideadas, diseñadas, implementadas y ejecutadas siguiendo un plan minuciosamente establecido que perseguía dos objetivos: arrasar cualquier posible foco de resistencia en la retaguardia de las zonas conquistadas, y exterminar a cuantos pudieran constituir una amenaza de futura oposición al régimen una vez acabada la guerra. Es decir, que mientras en un caso la violencia era espontánea y provenía de la base, en el otro era organizada y venía de la cúpula.
Cuarenta años de dictadura han hecho mucho daño a este país, y cuarenta años de democracia timorata han acabado por conceder a los franquistas y a sus herederos la victoria de un relato basado en la mentira y la constante falta a la verdad que ha inculcado varias ideas muy peligrosas, especialmente para los más jóvenes que no vivieron la dictadura y no la conocen, que han propiciado el resurgir fascista en forma de Vox: no haber estudiado en nuestros colegios e institutos lo que pasó durante la República, la Guerra de España (mal llamada guerra civil ya que mal se puede considerar guerra entre españoles a una en la que el ejército de Franco fue ayudado por los de Hitler y Mussolini), la dictadura y la transición.
La juventud española desconoce por completo la verdad de lo que pasó en este país, y por eso es fácil manipularla con eslóganes futboleros como el “A por ellos”, mentiras intencionadas y argumentaciones falaces. Y no solo desconocen por completo lo que pasó aquí, sino que tampoco tienen ni idea de cómo traicionaron a la República las potencias europeas permitiendo que Hitler y Mussolini apoyaran a Franco sin mover un dedo en favor de la República o incluso torpedeando al legítimo gobierno español al bloquear las cuentas bancarias que tenía abiertas en el extranjero a través de sus embajadas impidiéndole comprar armas con las que defenderse en una contienda tan desigual. Como tampoco conocen que esos mismos países y EEUU blanquearon la dictadura franquista reconociéndola como legítima porque preferían tener un dictador fascista en España que el riesgo de la amenaza del comunismo en España. Sí, nuestros socios europeos nos dejaron en la estacada y no les importó que, para salvaguardar sus intereses, los españolitos tuviéramos que sufrir una dictadura durante cuarenta años. Desconocer estas verdades, ignorar lo que pasó, considerar que hubo “dos bandos” que fueron igual de atroces, es abonar el terreno para que el neofascismo de Vox imponga su ideología retrógrada y nos haga retroceder cuarenta años. Y ahí los partidos y la prensa que blanquean a Vox son tan responsables como quienes, pudiendo conocer lo que pasó, no se molestan en informarse y dejan que cale su peligroso mensaje.
Reivindicar la memoria histórica, defender la memoria democrática es hoy más necesario que nunca.
Por eso callar o mirar a otro lado, dejarse embaucar por mentiras que equiparan a una dictadura con una democracia, creer que alguna vez hubo dos bandos, no exigir verdad, justicia y reparación para las víctimas del franquismo o permitir que mas de cien mil desaparecidos sigan hoy enterrados en fosas comunes y cunetas, es ser cómplice del asedio al que la extrema derecha está sometiendo hoy a la democracia y los derechos humanos.
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