Pensar y construir juntos
Juan Gabalaui*. LQSomos. Mayo 2016
La política es puro teatro. Los políticos tienen que ser y actuar como actores. Tienen que saber manejarse ante una cámara porque el parlamento se ha trasladado a las pantallas de las televisiones. No importa tanto el conocimiento sobre un tema concreto sino la manera de declamarlo. La opción electoral implica participar en este escenario que por mucho que represente la realidad es una ficción que sirve para entretener. No va a faltar público. Un publico que sigue apasionadamente cada uno de los gestos y palabras de sus actores preferidos y también de aquellos que denostan. Aunque intuyan la distancia que les separa, el cuento que les narran, la pose de cada uno de sus gestos. En el fondo nos gusta que nos cuenten la historia que queremos escuchar aunque sepamos que es mentira.
Como toda obra esta también tiene sus guionistas. Los únicos que saben cómo va a acabar la historia. Son los que trazan las estrategias, los discursos, las tramas y los giros dramáticos. A veces tienen que improvisar por culpa de hechos imprevisibles pero tienen la capacidad de volver a encauzarlos. Son silenciosos, apenas se sabe de ellos, pero son los que crean el contexto en el que nos movemos. Las decisiones que tomamos están condicionadas por lo que han creado y, en ocasiones, perfilan y delinean nuestra indignación. Vehemente pero inofensiva. Al final, con el tiempo, nos aprendemos la historia y actuamos como se espera.
Lo imprevisible es la amenaza pero tienen la ventaja de la mayoría. La mayoría que solo sabe vivir dentro de la historia que les han contado. El cambio que se anuncie consiguen que se convierta en recambio, no cambio, nonada porque lo pelean en el escenario que ellos han creado. Para salir de la pantalla hay que abrir un agujero por dónde podamos escapar. Mostrar que hay otra realidad que se puede construir sin que haya guionistas escondidos tras las sombras, que guíen nuestros pasos y dirijan nuestros pensamientos. Sin ese público, sentado en sus butacas, comiendo palomitas, con la mirada perdida, que deja que otros escriban la historia de su vida. Tenemos que hacer lo que menos se esperan. Pensar y construir juntos.