Pink Floyd: medio siglo del marcapasos atómico

Pink Floyd: medio siglo del marcapasos atómico

Mariano Muniesa*. LQS. Octubre 2020

El viernes 2 de octubre, se han cumplido 50 años de la edición en 1970 de uno de los álbumes más singulares, controvertidos y a mi juicio, más interesantes de toda la carrera de Pink Floyd, “Atom Heart Mother”

En el año 2004, en plena expansión de un magnífico proyecto radiofónico, el primer intento realmente serio anterior a Rock FM que se llevó a cabo, al menos en Madrid capital, de hacer una auténtica radio de rock 24 horas al día, tuve frecuentes, prolongadas y cordiales reuniones, comidas y charlas con Mariano García, quien fue director de aquel proyecto, Rockservatorio FM, al objeto de perfilar detalles, datos y contexto para un libro que por desgracia, nunca llegamos a materializar: sus memorias como hombre de radio, promotor discográfico, programador de salas, periodista musical…

En una de esas charlas, en la sobremesa de una de esas comidas cerca de la radio, frente a un café y unos whiskys, le pregunté cual había sido su primer contacto con el mundo de la música, y más específicamente del rock. Recuerdo perfectamente su respuesta: “Pues mira, tendría yo unos 12 años y fue en el colegio, un día en el que vino a clase un compañero que trajo una copia de “Atom Heart Mother” de Pink Floyd. En el recreo nos lo enseñó, obviamente él ya lo había escuchado en su casa, nos abrió el álbum, nos enseñó como era la carpeta, las fotos interiores y sobre todo, nos explicaba como era esa música de alucinante, de rupturista, le gustaba tanto, nos lo contaba con una pasión y un entusiasmo que unas semanas más tarde convencí a mis padres para que me lo compraran como regalo de navidad. No lo había oído, pero al escuchar a ese chico la vehemencia con la que hablaba de ese disco, me produjo una enorme curiosidad y cuando lo tuve y lo escuché, me pareció como si hubiera viajado a otro mundo”.

El pasado viernes 2 de octubre, se han cumplido 50 años de la edición en 1970 de uno de los álbumes más singulares, controvertidos y a mi juicio, más interesantes de toda la carrera de Pink Floyd, “Atom Heart Mother”. Un disco que refleja a la perfección ese momento de tránsito entre los años 60 y 70 del siglo XX, el afán de experimentación e innovación que el rock vivía creativamente hablando, incubado varios años antes, pero que era en ese momento cuando esas influencias acumuladas y ese anhelo vanguardista, de progresión, de cambio, de crecimiento musical tanto a través de la fuerza y la energía del blues progresivo transformado en hard rock, como a través de la complejidad compositiva y la elaboración instrumental nos dejan álbumes que son en sí mismos, pura historia del rock y de otros muchos estilos. En modo alguno es casual que en 1970 conociéramos esa obra maestra llamada “Bitches Brew” del genio del jazz de vanguardia Miles Davis, la explosión del heavy metal con “Black Sabbath” y “Paranoid” de Black Sabbath, “Deep Purple In Rock” de Deep Purple, el debut de Emerson,Lake & Palmer o Supertramp o en el caso que nos ocupa, “Atom Hearth Mother”de Pink Floyd.

De hecho, este álbum constituye un certero y objetivo retrato del momento evolutivo en el que Pink Floyd se encontraban: el final del periodo de experimentación psicodélica que había caracterizado al grupo por mor de las inclinaciones musicales en ese sentido de Syd Barrett y el comienzo de la tendencia que haría de la banda un nombre clave del rock sinfónico, siempre partiendo de su evolución desde un rock progresivo que fue en “Atom Heart Mother” donde mostró su capacidad de hacer de amalgama, de argamasa sonora entre la psicodelia y el sinfonismo matizado que fue en los 70 la seña de identidad más acusada de Pink Floyd.

David Gilmour se unió a Pink Floyd cuando la banda estaba completando su última grabación con el atribulado Barrett. Pero su “Saucerful of Secrets” de 1968 no presagiaba una nueva dirección cara a próximas grabaciones. Todo lo contrario, de hecho. En 1969 vino “More”, disco en el que el grupo incursionó en la balada acústica de formato corto como base de aquel trabajo y más tarde “Ummagumma”, que combinó grabaciones de estudio y fragmentos de conciertos en vivo, que apareció a finales de 1969. “Atom Heart Mother” supuso un arriesgado experimento, pero que sin embargo funcionó, en especial en lo que supuso de autoconfianza para todo el grupo a la hora de afrontar en cada nuevo disco simplemente aquello que deseaban hacer.

La cara A del disco es una pieza única, una extensa suite de 23:44 minutos dividida en seis fragmentos y que era la que daba nombre al disco, “Atom Heart Mother” –título que se les ocurrió al leer una noticia en un periódico sobre una mujer que iba a dar a luz tras haber sufrido una fuerte crisis cardiaca estando embarazada, para lo cual se le tuvo que implantar un marcapasos atómico-, compuesta en modo muy primigenio durante los ensayos previos a la grabación en 1969 de la música que hicieron para la banda sonora de la mítica e icónica película “Zabriskie Point”. Uniendo todas esas piezas musicales dispersas y dándoles una forma más homogénea en los Abbey Road Studios de Londres, en gran medida por la colaboración de Ron Geesin y sus arreglos orquestales, dejaron lista la cara A del álbum.

La cara B constó de composiciones más estándar, cada una de ellas a cargo de cada uno de los componentes de Pink Floyd. A saber: Roger Waters registró “If”, David Gilmour “Fat Old Sun”, Rick Wright hizo “Summer’ 68” y todos juntos la surrealista y quizá la que más cercanía guardaba con su psicodelia de los tiempos del UFO Club, “Alan’s Psychedelic Breakfast”, una intrincada pieza sobre el desayuno de uno de sus roadies, Alan Styles, al que grabaron cocinando, con el sonido de leche vertiéndose sobre un baso o la fritura de unos huevos con bacon en aceite caliente. Todo ello desarrollado a través de una valiente, innovadora y precisa producción a cargo de Norman Smith, quien paradójicamente trabajaría con Pink Floyd por última vez en este disco. Estuvo como asistente, eso sí, un joven ingeniero de sonido cuya participación en posteriores trabajos de Pink Floyd fue determinante: Alan Parsons, quien también lograría notoriedad como músico a comienzos de los años 80, merced al éxito comercial de singles como el afamado “Eye In The Sky”, uno de los éxitos del verano de 1982.

¿Más curiosidades sobre este álbum? Obviamente, su enigmática portada fue uno de los trabajos más celebrados de todo un genio del diseño gráfico, cuya carrera está íntimamente ligada a Pink Floyd: Storm Thorgerson, la firma más prestigiosa de la agencia Hipgnosis. Y una historia de amor no correspondida: Stanley Kubrick quiso usar la canción principal del álbum en su icónica cinta “La Naranja Mecánica” como parte fundamental de la BSO, pero según se dice, Roger Waters fue quién más presionó para no conceder el permiso a Kubrick para incluir “Atom Heart Mother” en el film. No obstante, el álbum es claramente visible detrás del mostrador en la escena de la película en la que el protagonista acude a una tienda de discos.

Cuando Pink Floyd volvieron a reunirse para trabajar en “Meddle”, el trabajo y el éxito de este LP les había hecho ganar suficiente confianza como para empezar un camino nuevo, ya plenamente integrados en los 70. La inmortalidad del rock clásico aguardaba mientras “Atom Heart Mother”, injustamente, se desvaneció en una oscuridad inmerecida, de la que merece la pena rescatarlo, ahora que se cumplen 50 años de su edición.

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* Nota original del diario “La Región”

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