Publicidad es dios
Patxi Ibarrondo*. LQSomos. Mayo 2015
Al punto en que hemos llegado, todos somos cosas y todo es publicidad. Y, por tanto, mentira. La realidad: la publicidad hará cualquier cosa por vender lo que sea. Sea lo que sea. La publicidad no tiene conciencia, solo busca resultados para ofrecérselos al cliente y facturar. Es su única razón de existir. La publicidad es sobre todo dinero. Capital
Comemos anuncios, vestimos logotipos, el sexo asimismo es publicidad; y la política lo es sobre todo. La publicidad se alumbra y vive de promesas sin fin, y se nutre de la insatisfacción,la frustración, el aburrimiento. Queremos evadirnos embarcándonos en aventuras diseñadas por los lápices de las agencias publicitarias a todo color.
Estamos catalogados por nuestro perfil potencial e consumo. Vivimos en una sociedad cuyo lema es “tanto tienes, tanto vales”. Pero para darte a conocer tienes que acudir al mercado y, como se suele decir corrientemente, debes “saber venderte” o no eres nadie.
Lo estamos viendo en las campañas electorales, como la actual. Lo importante para una formación política no es formar ciudadanos o mejorar la situación de la gente. Lo esencial es anular el eslogan del contrario y hacer un reclamo más llamativo que el suyo. Agredir es mayor espectáculo que matizar. Es la guerra si cuartel de las vallas publicitarias. Los candidatos, actores intercambiables, miran obsesivamente el chivato rojo de las cámaras de televisión para dar el do de pecho.
Así, a golpe de talonario y zanahoria, se nos simplifica y se liman las asperezas individuales en función del gusto general. La aceptación o el rechazo de uno se producirá, en un sentido u otro, si acatamos los imperativo de las modas uniformes La máquina digiere mejor masas homologadas que individuos discordantes y rebeldes contra la evidencia.
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