“Fracking”: nos jugamos el agua
A veces perdemos de vista, las élites que gobiernan el mundo pierden de vista, que el dinero no lo es todo. Aunque para ellos acumular pasta sea lo más importante, por el bien de la especie humana harían bien en pararse un segundo, respirar hondo y pensar lo que están haciendo. Si es que son capaces de pensar.
Lo que están haciendo es destruir a marchas aceleradas nuestro único planeta posible para vivir. Al margen de ideologías o maneras de ser opuestas, nadie en su sano juicio puede estar en desacuerdo en la realidad de que el agua dulce es la esencia de la vida biológica. Nuestra vida. Sin agua potable no existe ninguna posibilidad de supervivencia para la especie. En la naturaleza, ningún animal irracional envenena el agua de beber. El hombre lo hace por sistema ¿quién es más irracional, en definitiva?
Una vez comprendido y aceptado este axioma fundamental, las preguntas lógicas que brotan a continuación son del tipo ¿Quién quiere acabar con el agua, qué beneficio obtienen en esa ruleta rusa colectiva y quiénes son los locos que lo hacen posible?
Sabemos los que quieren acabar con el agua y convertirla en dinero para los accionistas empresariales de un capitalismo desencajado que atenta contra la vida misma para obtener beneficios contantes y sonantes. Ellos son los industriales de la energía fósil y los representantes políticos a sus órdenes.
A propósito de la fractura hidráulica, unos de los testimonios que más me han sobrecogido son los del documental “GasLand”. Sucedió en los EEUU, la cuna del “fracking”…Este es un resumen recogido en la Wikipedia:
En mayo de 2008, Josh Fox recibe una carta de una compañía de gas natural ofreciéndole 100 000 dólares a cambio de su permiso para explotar su terreno familiar en Milanville,1 Pensilvania, para la extracción de gas natural.2
Tras la recepción de dicha oferta, Josh Fox estuvo consultando información sobre la extracción de gas natural en las formaciones geológicas de esquisto3 que se encuentran bajo vastas regiones de los estados de Pensilvania, Nueva York, Ohio y Virginia Occidental. Él visitó Dimock,4 en el condado de Susquehanna, Pensilvania, donde ya se estaba realizando la extracción de gas natural mediante fracturación hidráulica. En Dimock, él conoció a familias que podían prender fuego al agua del grifo de sus casas, a la vez que padecían diversos problemas de salud, y que tenían la sospecha de que sus pozos de agua habían sido contaminados (…).
A partir de ahí, “GasLand” muestra las crudas imágenes de la desolación sin cuento. Una vez extraído el yacimiento de esquisto, las empresas del”fracking” abandonan el lugar y dejan atrás ruina campesina y ganadera, enfermedades mortales, sufrimiento…En los estamentos oficiales les dejan desamparados, por el simple y conocido método de dudar de la veracidad del desastre para no tener que reparar o indemnizar a sus víctimas.
A la vista de sus acciones. Cada vez está más claro que este demencial sistema está dirigido por psicópatas que, por su interés inmediato, quieren y nos obligan a creer en la Providencia. Con ese mentiroso talismán llevan acabo sus nefastos e insostenibles propósitos. Y acarreamos todos las consecuencias. Hay concentraciones contra el “fracking”. Hay que acudir a ellas.
Porque el agua es la vida y nos estamos jugando el agua
* Director del desaparecido semanario “La Realidad”