Recordando a mi amigo y camarada Manolo «El Gallego»
El pasado 13 de febrero un triste noticia nos llegaba por las redes sociales a través del grupo de “Madres contra la represión”, la perdida de Manolo “el gallego”, un accidente puso fin a la vida de este activista conocido por todo Madrid por su compromiso solidario. Rafael Flores “Tiki” ha publicado este cariñosa nota, que reproducimos a continuación, dedicada a este activista con el que compartió muchas luchas, muchas utopías. El obituario ha sido publicado por la revista vallekana “Pim, Pam, Pum”
Rafael Flores “Tiki”. LQS. Abril 2021
«Donde quiera que la muerte nos sorprenda, bienvenida sea
Siempre que nuestro grito de guerra haya sido escuchado»
Che Guevara
Le conocí en «La Kasa» local de la Avenida de la Albufera nº 3 que ocupamos diferentes asociaciones del barrio expulsando a la decadente y residual organización franquista (OJE –Organización Juvenil Española). Él no hacía mucho que había vuelto de una larga estancia en Nicaragua, donde trabajó en la enseñanza junto con su inseparable compañera Isabel y donde tuvieron a lo que más amaron: su descendencia; ahora ampliada a la descendencia de su descendencia, sus nietos y nietas. Quizá por ese apego a esa bella tierra, formaron junto a otros compañeros/as el COSAL (Comité de Solidaridad con América Latina de Vallecas) que se reunían en el Local antes citado y donde me reunía yo también en un grupo hermano, el Comité Anti-OTAN, después de las reuniones coincidíamos justo debajo en el bar Santander e intercambiábamos puntos de vista, acciones comunes o si se necesitaba de apoyo en algunas de las muchas actividades que planeábamos en el barrio. No solo de estas dos asociaciones sino en general, era un tiempo de ebullición de reivindicaciones en el barrio y de apoyo mutuo de las asociaciones. «La Kasa» no solo era un espacio de reunión de cada grupo, todos aportábamos y nos entrelazábamos: el grupo de montaña, el de mujeres, la biblioteca, la radio, el taller de teatro, el de objeción de conciencia… De este entrañable local salieron muchas cosas, el Vallecas con K, la Batalla Naval, Radio Vallekas, luchas antifascistas, feministas, de vivienda, de solidaridad con presos, de la insumisión, de solidaridad con el pueblo vasco, con los despedidos/as, contra la homofobia, piquetes para las huelgas, ocupaciones reivindicativas en la junta municipal, las marchas a Torrejón… Incluso una performance de bombardeo nuclear en la Avenida de la Albufera…. Se resumiría todo este ambiente en: todos en todas y a la inversa.
Recordar la vida de Manolo es hacer un recorrido por las luchas del barrio, pues siempre estuvo donde quería estar en primera fila de la solidaridad, en la causa de los desfavorecidos/as, la de la clase obrera.
Acompañado de charlas, en las fiestas populares de los diferentes barrios de Vallekas siempre había un rinconcito solidario, donde el Gallego, junto a sus compas del COSAL te servían un excelente mojito para sacar un pequeño beneficio económico (comparado con el curro que conllevaba) que lo convertían en alta rentabilidad solidaria con los pueblos del mundo en lucha, y daban a conocer a los vecinos los movimientos revolucionarios, interconectando de alguna forma a los obreros y obreras de diferentes lugares del planeta. Incluso llegaron a hermanar este barrio con otros barrios populares de diferentes hemisferios.
Como enseñante, al oscurecer, si era menester, nos reunía a un pequeño círculo de máxima confianza, para denunciar mediante pintadas, pancartas… algún ataque a la enseñanza pública en el barrio que favoreciera a la privada o la solidaridad con alguna otra enseñante acosada o represaliada laboralmente.
También hubo espacio para tertulias de un sinfín de temas en otro sinfín de lugares, ya casi todos desaparecidos: Vientos, la Panata… Y no solo por el placer de debatir, que también, sino preguntándonos al final y …¿Qué hacemos?
Después nos trasladamos al centro también ocupado Pablo Neruda donde seguimos compartiendo este espacio lleno de buenas vibraciones, donde compartimos nuevas y antiguas experiencias y luchas con algunas compañeras/os que ya nos conocíamos de «la Kasa» y una infinidad de gente joven que estaba creando una nueva cultura, una nueva forma de relacionarse, de no resignarse a vivir un futuro ya predeterminado por las malas costumbres de gobernantes e instituciones. El intento de cambiar el mundo y hacerlo más justo socialmente, iba parejo al cambio personal, es una época de conciertos, teatro, gimnasia, pintura, poesía, lecturas, salidas al campo, espeleología, jardinería, huerto social y, como no podría ser de otra forma, asamblea de parados, taller gastronómico, infraestructura para vagabundos, un círculo obrero, solidaridad con los presos políticos, espacio antirracista y antihomófobo, y como era algo vivo también de amores y desamores. Incluso de ahí salió una excelente revista comic La kalle, es lo que podíamos llamar, nuestra movida no comercial de Vallekas.
Como todo lo que tiene luces, también tiene sombras, no a toda la izquierda del barrio le gustaban estas cosas, de este centro y sus actividades, los más tradicionales las cuestionaban, incluso algunos la boicoteaban y/o la difamaban. En este periodo también hubo Huelgas Generales y en una de ellas detuvieron a nuestro Manolo y al resto del piquete (un par de compañeros también de este centro), acusados de intento de incendiar un neumático en el puente de entrada al complejo de empresas y fábricas del Pueblo Vallecas, pero la poli que no es tonta le añadió la etiqueta de «terrorismo» y las sombras del barrio crecieron y crecieron, hasta el punto de ruptura entre los que fuimos solidarios activos con dicho piquete y los detenidos y esa autodenominada izquierda que se apresuró a desentenderse de ellos y proclamar a los cuatro vientos que nada tenían que ver con ellos. Bueno estas cosas pasaban, pasan y pasarán y esta gente no merecen que le dediquemos más tiempo. Lo dicho, dicho está y que cada palo aguante su vela.
En estos calvarios de alzas y bajas del movimiento reivindicativo y popular del barrio, se creó el Ateneo Republicano de Vallecas, donde algunos intentamos recobrar ese espíritu que traíamos como signo de rebeldía cultural y reivindicación social. Producto de esta etapa fueron las paellas republicanas, la fiesta de la Karmela, el dar nombres propios a pequeños rincones de nuestras calles a luchadores/as ejemplares, de toda la vida, los que más sufrieron por no rendirse al franquismo (aquí quiero recordar al compañero Nica, que desgraciadamente nos ha dejado un par de días antes que Manolo). En todas ellas allí estaba nuestro Gallego, sin perderse ni una. También fueron tiempos de charlas, actos, teatro… me viene especialmente a la memoria en este periodo, el equipo de investigación que formamos el Gallego, el Manu y yo, con la colaboración del trinche, de recuperar la memoria y vida de personajes destacables del barrio, comenzamos con el guerrillero Ramón Vías Fernández (con la idea de terminar con él y empezar con otro/a) y en esta tarea de años, quedábamos un día a la semana para repartir la búsqueda de datos y referencias mientras a la par ordenábamos y etiquetábamos los libros de la biblioteca del Ateneo y facilitábamos el control de registro de préstamo y entrega.
En una de las muchas crisis económicas de nuestro país y las consecuentes políticas de derechas que siempre se ceban en las mismas personas y en los barrios obreros como el nuestro, montamos unas reuniones de afectados por la sobreexplotación capitalista que desembocó en la creación de una organización del mismo nombre que su lema: Vallekas por la huelga general, que colaboró en la convocatoria de dicha huelga, en su concienciación, organización y desarrollo y éxito en el barrio. A las propuestas de medidas económicas y laborales, siempre se les añadió, las sociales, las de la juventud, las de los jubilados, las feministas, las de la sanidad, educación pública, y sobretodo las antirrepresivas. De ahí también partió la propuesta de las marchas de barrios y pueblos del 22 M. En esta organización, ahora sita en el local de Fontarrón, es donde seguía militando hasta sus últimos días, y de donde también salieron cosas hermosas, acampada de parados, la recogida de alimentos para parados junto a la AAVV, cine fórum, solidaridad con Cataluña, con Euskadi, con los jornaleros andaluces… al ser esta etapa la más reciente, quizás sea también la más conocida.
También vino la detención de Alfon en otra huelga general y montamos un grupito para pedir ayuda-solidaridad a todos los contactos que tuviéramos, y a los contactos de los contactos, haciendo hincapié fuera de nuestras fronteras para romper el silencio informativo de los medios españoles, sobre la represión contra los jóvenes, especialmente en este barrio obrero.
Noches y noches pasamos pegados al ordenador, pidiendo a los contactos traducciones a diferentes idiomas, tanto de las diferentes nacionalidades del estado español (bable incluido) como de otras lenguas, la repuesta no se hacía esperar, y nos llegaban traducciones y más traducciones, en chino, en persa… y contactos de organizaciones obreras donde enviar este humilde SOS, que fue in crescendo: embajadas, parlamentos, sindicatos, aficiones deportivas, plenos municipales, manis y más manis… aquí recuerdo como curiosidad que posteriormente conocí a otro gallego al que le llegaron dichos SOS y que se sumó a su distribución que nos comentó su curiosidad por el tipo de gallego en el que se escribió, y yo ignorante de que existía alguna variedad, más o menos nos comento que era un gallego antiguo, «más cultivado» y en desuso, ese era el gallego que usaba nuestro amigo Manolo.
Nunca faltó a su pequeña escuela vallekana de marxismo, comunista convencido y declarado, sin partido y que siempre le acompaño el anarquismo en su corazón. Nunca sectario, siempre unitario, pero siempre pensando en lo que se traducía esa unidad… como se gritaba en las manis de antaño: si, si, si, unidad pero para luchar.
No tuvo solo vida en el barrio, también tenía su tertulia de cine en Madrid, su grupo de gallegos y gallegas que intentaban recuperar su cultura, música, textos… y que nos lo ofrecían generosamente a los madrileños que nos pudiera interesar. Tampoco falto nunca a sus visitas a las cárceles a los presos políticos, a esos que se les castigaba alejados de sus familiares y amigos para minimizar el cariño del contacto, muchos miles de kilómetros se ha hecho nuestro manolo para esos escasos treinta minutos. También le gustaba mucho ir al campo con sus colegas a andar y replantar árboles en compañía de ARBA (grupo ecologista en defensa de los bosques) y un amante del proceso de producción de pequeños documentales de las movidas, o simplemente grabarlas. Otra cosa que le caracterizaba era organizar las mini vacaciones en compañía de sus amigos y amigas, cuantos más mejor. Yo tuve el placer de acompañarle en estas últimas a Bielorrusia.
Su último día en Madrid lo invirtió en ir a la concentración por la libertad de Pablo Hasél y engancharse a la pancarta de madres contra la represión.
Se quedan muchas cosas en el tintero y frente a la tristeza que produce su recuerdo al escribir estas líneas, prefiero superponer la alegría de haber compartido con él muchos de esos días tan entrañables.
Fue sobretodo una buena persona, ansiosa de aprender.
Dejó de acompañar nuestras vidas en un mal accidente de tráfico en una carretera secundaria cercana a su aldea gallega natal, donde también le gustaba acudir, para encontrarse con sus familiares más cercanos, desde aquí también deseamos la pronta recuperación del conductor del otro coche.
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