Rescate bancario: España en libertad bajo fianza
El gobierno español ha solicitado a la zona euro ayuda para "hasta" 100 mil millones de euros tras insistir durante días que España no necesitaba ninguna ayuda. El elemento desencadenante parece que ha sido el aumento de la deuda soberana a raíz del anuncio del plan de rescate de Bankia.
Aunque el sector financiero español está pendiente de una nueva auditoría, hay razones para preocuparse por su salud, pues ahora ya no se habla de 40 mil millones como se hacía antes sino que la cifra, como acabamos de ver, podría llegar a los 100 mil.
Según nos dicen, la ayuda se pide únicamente para salvar la banca y se canalizará a través del Fondo de Reestructuración y Ordenación Bancaria. Ahora bien, independientemente del procedimiento elegido, el gobierno español queda obligado a devolver la deuda y eso significa que el endeudamiento público se incrementará de manera repentina y se acerca peligrosamente al 100% del PIB. No hay que descartar pues que eso lo aprovechen las agencias de calificación para rebajar la calidad de la deuda pública de España.
En una Europa donde los capitales pueden moverse libremente y donde hay una moneda común, la transferencia de los depósitos de un banco a otro banco domiciliado en cualquier país de la UE no tiene coste. Lo lógico sería que fuera la zona euro la que se hiciera cargo de salvar un sistema bancario totalmente interrelacionado. Ahora, en cambio, se considera que el salvamento es una responsabilidad estrictamente nacional y los costes del salvamento recaen de lleno sobre la población local.
Si la propuesta del gobierno conservador prospera, las clases trabajadoras del Estado español tendrán que asumir toda la carga de la recapitalización de los bancos y eso, se diga o no, significa una dura carga fiscal para los próximos años. Por el contrario, los poseedores de los bonos de los bancos (que son los otros bancos, los fondos privados de pensiones, las compañías de seguros y los fondos de inversión) a pesar de haber asumido un "riesgo financiero" recuperarán completamente las cantidades invertidas.
De momento, aunque ya se ha fijado el límite de la cuantía prestada, no se ha decidido el mecanismo específico de financiación. Parece que todo el mundo está interesado en decir que el préstamo será "en condiciones más favorables que las del mercado", pero eso está por ver.
España estaba en una buena posición negociadora, ya que su economía es demasiado grande para quebrar y los problemas del sector financiero podían acabar arrastrando las economías de otros lugares de la Unión. Pero ahora, de manera incomprensible, el gobierno conservador ha adoptado una estrategia entreguista y ha aceptado colocar el Estado español en la misma posición que tiempo atrás se ubicaron los irlandeses.
Si hacemos caso a las informaciones oficiales, parece que a pesar de todo, los ciudadanos deberíamos estar contentos ya que de momento no obligarán al Gobierno a aplicar medidas de austeridad más severas. Pero no nos debe pasar por alto que España ya está en una profunda recesión, y en estas condiciones es materialmente imposible que el Gobierno español pueda cumplir sus metas fiscales sin imponer nuevos recortes. España ya se había enzarzado anteriormente en el mayor ajuste fiscal de su historia y ahora ha quedado "en libertad bajo fianza".