Residencia de Estudiantes, 100% falsedad
Decía Chesterton que en una época de mentiras, decir la verdad es un acto revolucionario. El magnífico escritor inglés no vivió en la Residencia de Estudiantes, ni fue profesor de la misma, aunque los sagaces directores de la Fundación Residencia de Estudiantes del CSIC hayan situado ya su foto entre los próceres e ilustres residentes en alguna exposición.
Sin embargo tampoco es falso del todo relacionar a Chesterton con la Residencia de Estudiantes, aunque en realidad sólo dio una conferencia allí. Ocultación de datos, verdades a medias y oropeles de cartón piedra han sido los rasgos distintivos de la fundación/cortijo que dirigen por la gracia de Dios desde hace veinticinco años José García Velasco y Alicia Gómez Navarro con presupuestos tan multimillonarios como dilapidados. Por mucho que hayan montado una exposición como la titulada 100% Residencia: una tradición recuperada, para reivindicar su filiación de la popular Residencia creada en 1910, nada tiene que ver la Fundación que hoy conocemos manejada por el Opus Dei, con la institución de entonces, como tampoco el CSIC creado por Franco tiene parentesco alguno con la Junta de Ampliación de Estudios que presidió el ilustre Ramón y Cajal. Nada tiene que ver esta fundación privada, su glamuroso hotel burgués de época, su pretencioso restaurante, su sala de conferencias de al quiler, sus tristes exposiciones o su polémico archivo, con la residencia pública universitaria que dirigió en su momento Alberto Jiménez Fraud. ¿Dónde están los trescientos estudiantes que convivían todo el curso en la Residencia? ¿Dónde los laboratorios? ¿Qué fue de los campos de deporte? ¿Y del auditorio? Ya ni siquiera quedan los chopos de Juan Ramón Jiménez que dieron nombre a la colina. La penosa reforma arquitectónica que ha sufrido la Residencia de Estudiantes desde la creación de dicha fundación llevaba años en tela de juicio, pero además gracias a la nieta del Doctor Calandre, ya vamos conociendo que se realizó sin licencia y arrasando con un vestigio arqueológico como el refugio subterráneo construido durante la guerra civil, para construir en él una sala de televisión y billares, igual que están arrasando esas mismas personas con los edificios de la Institución Libre de Enseñanza, a pesar de la oposición de más de dos mil institucionalistas y reconocidos historiadores como Ian Gibson, Gabriel Jackson, Paul Preston, Paul Aubert, Thomas Mermall, José Luis Abellán, Carmen Negrín, Javier Maestro, Natacha Seseña, etc.(1)
García Velasco y Gómez Navarro proclaman ahora su supuesta condición de recuperadores de la Residencia de Estudiantes, a pesar de malbaratar los edificios históricos del institucionalismo y convertir la sala de conferencias y las habitaciones de la antigua Residencia en un elitista cortijo de alquiler para cantaoras, exministras y consejeros delegados, que son hoy los únicos que duermen en sus habitaciones.
El pretexto científico que justifica esta tropelía lo componen unas cuantas exposiciones mediocres llenas de silencios vergonzantes, un par de docenas de libros insípidos entre los que llama especialmente la atención la colección de epistolarios tergiversados con numerosas cartas omitidas y muchas más esquilmadas. Probablemente ese sea el motivo por el que los archivos que han ido comprando con dinero público o heredando con artes jesuíticas han protagonizado varios escandalazos. A su director Miguel Jiménez el cargo le viene grande, y a las órdenes de Gomez Navarro y García Velasco (tanto monta) miente a discreción sobre los archivos que allí se conservan, de los que ni siquiera existe un catálogo, y censura documentos o niega el acceso a ellos a numerosos estudiosos, como han denunciado en repetidas ocasiones Cristina Calandre (2), Carolina Rodríguez, Isabel Zulueta (3) y hasta Manuel Rodríguez Rivero en el Babelia y El País (4).
Mientras la mencionada fundación se dedica a hacer una y otra vez pobres exposiciones de costes millonarios sobre Lorca y compañía, o festeja lo mucho que creen haber hecho por la herencia de la Resi, toda su aportación científica al centenario es la reedición de un par de libritos de hace treinta años, tan infumables entonces como ahora, por muchos errores que hayan corregido y muchos correctores de estilo que hayan revisado los textos de las sobrinísimas Margarita Sáenz de la Calzada (de populares residentes) e Isabel Pérez Villanueva (de Antonio Tovar) mientras han dejado escapar la espectacular tesis doctoral del historiador Alvaro Rivagorda, que es hoy por hoy el principal estudioso del tema (5). La cosa no tiene ni pies ni cabeza, y sino ¿cómo es posible que el principal especialista en la historia de la Residencia de Estudiantes no supervise las actividades divulgativas de esta fundación, ni forme parte de su patronato?
La verdad es que de todo este embrollo lo que menos se entiende es como las distintas ministras de cultura del PSOE y el PP han mirado continuamente para otro lado ante tal atropello, y con tal de hacerse cada año la foto con los príncipes y el señor Botín han permitido y financiado tales tropelías durante veinticinco años. ¿Cómo es posible que a estas alturas esta fundación siga dirigida por un caciquillo sabelotodo del opus, y una perfecta ignorante que se pone siempre en ridículo por no conocer ni siquiera la historia de la Residencia? Esta fundación no es una residencia para estudiantes universitarios ni es nada parecido a lo que fue. Quieren una tradición recuperada, pues dense una vuelta por el Ateneo. ¿No sería más lógico que si esta fundación tratase de ser un centro cultural estuviese en manos de algún especialista en el tema como José Luis Abellán, José Carlos Mainer, Santos Juliá o Luis Palacios? ¿Qué pintan los archivos de la Junta de Ampliación de Estudios, Pedro Salinas o Alejandro Sawa en semejante cortijo? ¿Cómo no se han tomado medidas todavía ante las continuas demandas de transparencia en la gestión de dinero público y patrimonio nacional? (6) A las ministras, por lo que se ve, les falta talla o les sobran amigos políticos. Pero es necesario acabar con esta impostura de una vez y va siendo hora de que algún gobierno o algún juez tomen medidas. Algunas ya se han pedido desde las plataformas (7). En mi familia, tenemos claro que para sanear esa fundación hacen falta las siguientes medidas:
– Destitución de García Velasco y Gómez Navarro, e investigación judicial de su gestión.
– Elegibilidad de los cargos. Auditorias inmediatas.
– Cierre del hotel y el restaurante.
– Traspaso de los archivos al Archivo Histórico Nacional.
– Fin de las subvenciones.
– Transparencia en las cuentas y la gestión.
Razón. Verdad. Dignidad.
* Articulo de Octubre de 2010 que volvemos a reeditar al ser una radiografía exacta y estado de la cuestión, acerca de la “Residencia de Estudiantes” de Madrid (CSIC), necesidad y urgencia de una reforma democrática y justa en profundidad
Notas:
(2) Artículos de Cristina Calandre
(3) La Residencia de Estudiantes y el Opus
(4) Empacando los ‘belongings’ Una nocturna aparición
(6) Mirada histórica sobre Alberto Jiménez Fraud y la Residencia de Estudiantes