“Rojo Cancionero”, alma, corazón y puño
Carlos Olalla*. LQSomos. Octubre 2016
“Puede que una canción no haga la revolución,
pero es seguro que no hay revolución que no tenga su canción”
ROJO CANCIONERO canta esa canción que acompaña a la revolución que estamos viviendo hoy, la revolución contra los recortes, los desahucios, las deportaciones y la renacida represión que asola nuestras calles. Su voz es la voz de todas, la voz que grita y no calla, la voz que se eleva sobre el silencio de los cómplices o los cobardes, la voz que nos recuerda que en nuestra hambre y en nuestra dignidad mandamos nosotros, la voz que denuncia la corrupción y la injusticia, la voz que retrata un tiempo, el nuestro, en el que todo está por hacer y en el que solo de nosotros depende que pueda suceder. Por eso ROJO CANCIONERO, uniendo el ancestral canto de quienes, generación tras generación, lucharon por hacer de este mundo algo mejor, acompaña aquellos himnos con sus nuevas canciones, esas que, nacidas en las calles, hoy nos hablan de lo que nunca creímos que nos volvería a pasar. Salvador Amor y Gabi Ortega llevan su canto en la sangre, no en vano descienden de cantautores y poetas, y lo comparten de corazón a corazón y de alma a alma con nosotros, con los que nos antecedieron y con los que nos seguirán porque su lucha, nuestra lucha, es la que mueve el mundo y nos queda tanto, tanto, por hacer…
Solidarios como pocos y auténticos como casi ninguno, no dudan en empuñar su guitarra y alzar su voz allí donde hay una injusticia: con los trabajadores de Coca Cola, con los presos vascos, con las mareas… Ninguneados y olvidados por televisiones y radios oficiales, salvo contadas y honrosas excepciones, su voz, en cambio, se va extendiendo como una infinita marea que alimenta los corazones de quienes, como Bergamín, saben que existir es pensar y que pensar es comprometerse. ROJO CANCIONERO ha enseñado los viejos cantos de lucha a los jóvenes de hoy y ha enseñado a los viejos luchadores las canciones que cantan los jóvenes de hoy para que juntos, jóvenes y viejos, unamos nuestra canción para que se oiga alto, muy alto y llegue allí donde haya alguien que la pueda necesitar. Dice la canción que si calla el cantor muere la vida, grita la realidad que si cesa la lucha vive la muerte, esa muerte disfrazada de recortes y desahucios, de ladrones con corbata, de políticos sin ética ni moral que por bandera llevan la corrupción, la especulación y la mentira.
ROJO CANCIONERO nace hace seis años de la necesidad de Salvador y Gabi de cantar lo que están viendo, lo que están viviendo, lo que están padeciendo, eso que vemos, vivimos y padecemos tantos. De ahí la razón de su supervivencia durante todos estos años. Sus canciones nos ayudan a no olvidar que no estamos solos y que siempre hay esperanza. “Estamos en un tiempo de combate. Un momento en que la gente “de abajo” se ve obligada a luchar por sus derechos sociales, a movilizarse, por ejemplo, para conseguir que no saquen a una familia de una casa, con violencia policial, porque no puede pagarla. O por otro montón de cosas que estamos viviendo. Y se necesita también una banda sonora que acompañe a la lucha, para que quede una memoria sensorial de lo que sucede. Porque la memoria es algo mucho más complejo que lo puramente escrito. También tiene un componente sensorial… Las canciones de combate siempre han estado ahí. Por eso afloran en los momentos de necesidad. Como ahora.
Un tiempo de cambio, de lucha, en el que la gente ha salido a las calles porque está cansada de que le metan la mano en el bolsillo. Y, de repente, se encuentra más identificada con lo que nosotros cantamos, con el repertorio que elegimos. Así que lo único que hemos hecho, a lo mejor, es avivar un poquito la llama. Las canciones de ROJO CANCIONERO conectan el mundo emocional de las generaciones que nos precedieron con las generaciones que estamos creciendo a día de hoy. Al fin y al cabo todos luchamos ahora en las mismas calles por nuestros derechos, por los de nuestras hijas y nuestros hijos y los de nuestros mayores”.
Su existencia en un mundo que solo valora lo que tiene precio es un auténtico milagro y, como todas las cosas verdaderamente grandes y auténticas, nació de forma accidental, impulsado por la necesidad de compartir algo que nace dentro, muy dentro…”Esto comenzó siendo un pequeño homenaje a nuestros padres. Rafael y Pepe llegaron a conocerse y, en algún momento hasta compartieron la batalla contra la injusticia. Estuvieron en movilizaciones en el sur de Madrid, en las que se reclamaban desde colegios públicos a nuevas líneas de autobuses. Se cruzaron en esa lucha…Nosotros hemos procurado siempre auto producirnos y la gente sabe que cuando nos compra un disco está haciendo una aportación directa. No hay intermediarios, no hay discográficas, no hay ‘management’, no hay nada de eso. Hay dos trabajadores con sus familias detrás que, a veces viven y, a veces sobreviven, con su trabajo, comprometido en la cultura, fuera de los circuitos oficiales. Yo soy una persona que vengo del teatro más que de la música. Vengo del texto, de la escritura de guión, de la dramaturgia, de la poesía. Dicho esto con toda la humildad del mundo. Salvador, desde luego, es puro ritmo. Cualquiera que venga a los conciertos lo sabe. Y, además, tiene una calidad para mi increíble como vocalista. Y yo soy un canalla, más de barrio que un tobogán oxidado, que lleva toda la vida, ganándose la vida, como un proletario del arte, un albañil del espectáculo. Y eso se aprecia en lo que hacemos”.
Son muchas las veces que he acudido a ellos para invitarles a que se sumen a un acto solidario. Les conocí, no podía ser de otra manera, en la parroquia de San Carlos Borromeo, en Entrevías, y he compartido escenario y emociones con ellos en infinidad de actos: exigiendo el fin de la dispersión de los presos y presas vascos, recordando y reivindicando la figura de Puig Antich… Ayer llamé a Salvador para invitarles a participar en el homenaje que el próximo 7 de octubre rendiremos a Francisco Granados y Joaquín Delgado en la Nave de Terneras del Matadero, los dos jóvenes anarquistas asesinados a garrote vil en 1963 por el Régimen franquista acusados de un crimen que no cometieron y a los que la justicia, nuestra justicia, ha negado la revisión de su caso, para vergüenza de la democracia y la verdadera justicia. La respuesta de Salvador ha sido la de siempre: “Por supuesto, cuenta con nosotros. Allí estaremos” Grupos como ROJO CANCIONERO, personas como Salvador y Gabi, son quienes, cada día, te recuerdan que la lucha sigue y, sobre todo, que no estás solo. Decía Abraham Verghese que no somos de dónde nacemos sino de dónde nos necesitan, por eso ROJO CANCIONERO no es de aquí ni de allá, y su patria es el mundo entero.