Santander: Arquitecturas
Patxi Ibarrondo*. LQSomos. Agosto 2015
El libro del Ateneo Popular y la omnipresente marquesina
La reciente presentación oficial del libro sobre Ateneo Popular de Santander, por parte de su autor, Fernando de Vierna, pudo ser y no fue una fiesta de restauración de la originalidad arquitectónica. Bastaba con una somera demolición de la arbitraria marquesina del exterior. Esa especie de visera carece de objetivo práctico, puesto que no guarece de la lluvia ni del sol; es simplemente un aditamento caprichoso que adultera un edificio único en la ciudad. Fernando de Vierna ha culminado una obra sólida y útil en la que ha empeñado quince largos años.
Dada la afición oficial a la mistificación y al pastiche, la tal marquesina nos sobrevivirá a todos. Por los siglos de los siglos.
Una vez más, y van unas cuantas de mayor o menor calibre en largo tiempo, Santander ha perdido una oportunidad de situar la autenticidad donde se perpetró el atentado y la horterada festoneando de cursilería gratuita e improcedente. Me refiero a la marquesina boba colocada, no sé con motivo de qué efemérides u obras de reforma, al soberbio edificio cubista del arquitecto Deogracias Lastra. El arquitecto que lo hizo no pudo alegar desconocimiento del estilo. Así que evidenció una falta absoluta de respeto hacia la obra de su colega de profesión. El efecto estético de esa absurda marquesina es el mismo que si se le colocara un tutú de ballet de cisnes a un recio obrero portuario. En fin, sic transit…