Shrinkflation: el fabuloso mundo menguante
Shrinkflation
Por Betzie Jaramillo*
Usted no está equivocado, el rollo de papel higiénico dura menos. Sí, el rollo tiene menos papel. Como los sobres de embutidos, que tienen menos lonchas o la botella de dos litros, que ahora es de litro y tres cuartos y al pan de molde le faltan unas rebanadas. Esto tiene un nombre: reduflación, en inglés, shrinkflation. Es el truco que han inventado para tiempos de inflación. No suben el precio, pero te dan menos. O sea, sí te suben el precio. Y no te das cuenta. No cambian el envase, sólo rapiñan unos gramos, unos centímetros, unos decilitros. La bolsa de patatas fritas lleva más aire, la caja de siempre, menos cereales y la caja de kleenex, unos pañuelos menos por el mismo precio de antes. Las mentes del marketing lo saben, que te fijas en el precio, pero no en los pequeños datos como el peso o la cantidad. Aun no se atreven con la docena de huevos, pero intentarán convencernos de que 11 son 12 en cuanto puedan.
El truco es viejo y va más allá del sisar tradicional. Es una estrategia comercial de los gigantes del consumo. De India a Reino Unido, de Argentina a Estados Unidos, de México a Australia, la reduflación es global y España no se escapa. La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) publicó en abril de este año una lista de productos que han “encogido”. Pescanova, Danone, Tulipán, Gallo, Revilla, Campofrío, Pepsi Cola son algunos. Silenciosamente, pasan desapercibidos, casi nadie lo nota y menos aun, reclaman. Hasta que se ven demasiado, como ocurrió en Reino Unido con el chocolate Toblerone que redujo los triángulos alargando los espacios entre ellos. Menos gramos y mismo tamaño. La bronca se hizo notar, los medios se hicieron eco y el mecanismo del shrinkflation fue evidente. Ahora, al calor de la inflación, el mecanismo está desatado y las redes arden. Sólo poner “shrinkflation” en Twitter o Facebook y visitar el grupo “shrinkflation” en Reddit, que tiene más de treinta mil miembros, se puede ver que hay denuncias y protestas. Pero el truco, a pesar de estar desvelado, sigue funcionando. Y es que gramito a gramito en todo el mundo se hacen toneladas de ganancias.
Lo otro que está encogiendo somos nosotros. Acorralados ante la avalancha de apocalipsis que se anuncian y bombardean sin parar, menguamos. La amenaza diaria y vociferante de “findemundos” con la inflación, la guerra de Ucrania, el desabastecimiento, la crisis de los cereales, el precio de la energía, calentamiento global, la pandemia que no cesa, nos arrincona en un espacio minúsculo en el que tampoco hay salvación. Pequeños, muy pequeños, nos percibimos ante una maquinaria todopoderosa que no nos tiene en cuenta. Nos pasa un poco como con la reduflación, que sabemos que la trampa existe, que nos engañan con un truco a la vista, un timo al que nos sometemos voluntariamente y ante el que no somos capaces de defendernos. Deberíamos aprender de la mala experiencia de la rana que murió hervida por no reaccionar ante la lenta e imparable subida de temperatura del agua, y saltar de la olla antes del punto de ebullición.
* Betzie Jaramillo Becker es periodista y guionista chilena. Ha trabajado en televisión, radio y prensa escrita en Chile y España. En 2005 obtuvo el Premio SERNAM “Periodismo y Mujer”. Forma parte del Colectivo LoQueSomos.
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