Una filósofa y escritora atípicamente comprometida Simone Weil

Una filósofa y escritora atípicamente comprometida Simone Weil

Por Ana Patricia Sataella Pahlén.

“Todo lo que procede del Amor puro está
iluminado por la belleza resplandeciente”. S.W.

Condensar en pocas palabras, la biografía, el legado y la personalidad arrebatadora de un personaje singular supone un riesgo considerable, basado en la apropiación indebida por las oscilaciones de pensamiento tan dispares que atravesaron la existencia de Simone Weil (adhesión al marxismo, renuncia, y apego al misticismo con posterioridad) sin olvidarnos, de las lógicas simpatías o antipatías que alguien tan atípicamente inusual nos va irremediablemente a provocar.

Pero, ¿quién fue Simone Weil ?. Nació en el seno de una familia judeo burguesa en París, en febrero de 1909. Fue educada al igual que su hermano André Weil, un precoz y brillante matemático, dentro de un genuino agnosticismo. Con tan sólo 19 años, ingresa en la escuela Normal Superior de París, tuvo de profesor de Filosofía a Alain (Emile Chartier), éste aleccionaba a las alumnas, para que examinaran con espíritu crítico cuanto les rodeaba. Se graduó Simone a los veintidós años, comenzando su carrera docente como catedrática de filosofía.

Frecuentaba los cafés, focos de tertulia y discusión apasionada, trata a menudo a anarcosindicalistas y a marxistas, intentando por todos los medios liberarse de su aislamiento intelectual, y dar cauce seguro a sus múltiples inquietudes.

En uno de sus escritos autobiográficos, dirá de ella Simone de Beavoir: “Me intrigaba por su gran reputación de mujer inteligente, audaz. Por este tiempo, una terrible hambruna había devastado China, y me contaron que cuando ella escuchó la noticia lloró, estas lágrimas motivaron mi respeto, mucho más que sus dotes como filósofa. Envidiaba un corazón capaz de latir a través del universo entero.”

Dotada como estaba, de una extraordinaria sensibilidad humana, y de una empatía insuperable hacia el que sufre. Encabezará manifestaciones, que le acarrearán duras consecuencias ejercidas por la firme jerarquía educativa del momento.

Entusiasta de una pedagogía renovadora, tratará de desentrañar jirones al conocimiento mediante la atención constante. Opinaba así: “La atención del estudio nace del deseo, esto es del placer y la alegría de aprender”. “La inteligencia no puede ser movida más que por el deseo”. (1)

Padeció fuertes jaquecas, provocadas por una sinusitis crónica que jamás se aliviaría.

Publica por estos años, en revistas sindicalistas, experimentará en carne propia el insufrible trabajo alienante desempeñado en las fábricas. Entrará como peón fresador en la Renault. Esta experiencia, impensable en otros intelectuales que se denominaron ”comprometidos”, sobre ello, llegó a comentar: “He recibido para siempre la marca de la esclavitud, como la marca de hierro candente que los romanos ponían en la frente de sus esclavos más despreciados”.

A esta genial pensadora, le obsesionaron temas humanos fundamentales: La justicia, la compenetración verdadera con el prójimo, el trabajo liberador y digno, incluyendo el desconocido absoluto. Poseerá ya, una aspiración universal ecléctica, que albergará las corrientes de pensamiento místicas (incluyendo las orientales) las que no se apartan del infortunio del desdichado, repudian el ego inflado, la gloria personal que embrutece, y el detestable uso del poder y la fuerza.

Alertó Simone Weil, sobre diversos peligros: sobre la inminencia sombría de Hitler. Comprende, que la toma de poder por éste y el nacionalsocialismo, augurará una devastadora perspectiva para Europa, viendo como consecuencia ineludible del capitalismo, y la crisis aparejada del mismo, la ascensión imparable del fascismo o la posibilidad improbable de una revolución a escala mundial.

Postulaba la incompatibilidad del régimen capitalista y el liberalismo económico, la economía y el Estado, sobre ello decía: “Tienen que estar dirigidos por los trabajadores”. Sobre los sindicatos, realizará la siguiente observación: “Permanecen atados al aparato estatal con cadenas de oro, forjadas por ellos mismos”.

Idéntica advertencia volcará sobre las paradojas del dogmatismo comunista. Sugerirá para aliviar o comprender la opresión obrera, analizar los entresijos de la producción y la aplastante dominación, responsabilizando de la no liberación del proletariado a múltiples causas: La velocidad que se imprime al trabajador, la fatiga, las condiciones inhumanas del trabajo, la exclusión de los obreros en las decisiones que les atañen, etc.

Se incorporará, al combate armado en la columna Durriti con las brigadas internacionales en nuestra guerra civil, no usaría nunca el fusil.

Esta mujer, que se granjeó la aversión y la admiración de seguidores y detractores. Fue ensalzada por Jean Paul Sartre, sobre ella dirá:

“Colocaba su jornal sobre la chimenea, en el hotel miserable en el que residía, dejaba la puerta entreabierta, para quien quisiera pudiera cogerlo”.

La amistad la consideraba una armonía sobrenatural, una unión de contrarios. “Allí donde hay necesidad, hay coacción y dominación”. (2)

Sobre el pensamiento y el lenguaje, creía que: “Incluso en el mejor de los casos, un espíritu encerrado en el lenguaje está en prisión”. “Permanece ignorante de los pensamientos que implican la combinación de un número de relaciones más grande”. (3)

Abominó las injusticias, la opresión, la mentira, los dogmas ciegos, la falta de valentía.

“No obtendremos la libertad, la igualdad, la fraternidad, sin una renovación de las formas de vida, una creación en materia social, un resurgimiento de intenciones”.

Quedémonos con una de las frases, de esta mujer tremendamente audaz, obsesionada por el dolor y la desdicha humana:
“Todo lo que es mío, sin excepción, carece absolutamente de valor, y entre los dones recibidos, todo lo que me apropio pierde de inmediato su valor”.

Notas:
1.- Weil Simone, A la espera de Dios, ed. Trotta, Madrid, 1993.
2.- Weil Simone. Escritos de Londres, y últimas cartas. Trotta, Madrid, 2000.
3.- Artículo completo publicado en: Espacio Habitado (Revista de Poesía y Pensamiento) nº 1, Ediciones en Huida, Sevilla.2011

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