Sobre la negativa del PP a cambiar la toponimia callejera franquista

Por Agencia Mp3*. LQSomos.

La Unión Soviética sufrió una invasión de su territorio por tropas del Eje fascista y sus aliados europeos, con el saldo de 33 millones de muertos, con diferencia el mayor exterminio que un país haya sufrido jamás. Los Einsatzgruppen o Comandos de Castigo de las SS perpetraron una “política de tierra quemada” en que aniquilaron a poblaciones enteras, incluyendo a ancianos, mujeres y niños…

Reproducimos el comunicado del Centro de Estudios Históricos Fernando Mora sobre la negativa del Partido Popular a cambiar la toponimia callejera franquista de Madrid…

El Ayuntamiento de Madrid defiende la agresión nazi a la Unión Soviética

De nuevo el voto del PP, en bloque con Vox y Ciudadanos, en contra del cambio de la toponimia urbana con nombres tan elocuentes como el de Millán Astray, que se comenta por sí solo. Si la herencia de franquismo sociológico del PP y sus adláteres en la extrema derecha parlamentaria ya había quedado suficientemente esclarecida, ahora para colmo evidencian impúdicamente sus posiciones filofascistas con la apología de la invasión nazi de la Unión Soviética.

El portavoz municipal del PP, Borja Fanjul (como es habitual en el PP, familiar de un capitoste de la rebelión del 36: en este caso, del faccioso general Joaquín Fanjul) ha lanzado declaraciones bochornosas, que patentizan el envalentonamiento fascista del franquismo enquistado en las instituciones españolas, en un marco de creciente y amenazador auge global de la extrema derecha.

Concretamente ha dicho Borja Fanjul: “(Caídos de la División Azul es) una calle en memoria de unos españoles que fueron voluntarios a luchar contra la dictadura más sangrienta y salvaje que ha asolado Europa en el siglo XX, como es el comunismo”. La estrategia ideológica de la Guerra Fría (término ideado por el propagandista norteamericano Walter Lippmann) ha equiparado al comunismo del siglo XX con el III Reich de Adolf Hitler. En tiempos más recientes, proliferan las voces reaccionarias que afirman que “la dictadura comunista” fue más sangrienta, despiadada y criminal que la dictadura nazi de Hitler.

Aun cuando puedan formularse duras críticas contra determinados excesos y desafueros en la andadura histórica de la URSS, no puede justificarse una afirmación de este corte, que tiende a una vergonzante operación de blanqueo del fascismo y de sus tareas de exterminio sistemático. El Centro de Estudios Históricos Fernando Mora, como reivindicador de la memoria colectiva obrera y popular, se ve obligado a hacer algunas precisiones históricas:

1.- El régimen nazi de Adolf Hitler dejó a su paso un reguero de millones de muertos, cifra documentada y verificable que está muy lejos de comprobarse por vías fehacientes en el caso soviético. Es más: los archivos de la era Stalin fueron desclasificados en la época de la Perestroika de Gorbachov, y tales cifras exorbitadas, equiparables a las de la locura hitleriana, nunca jamás pudieron ser corroboradas.

2.- Sobre los crímenes del nazismo, tanto en la propia Alemania como en los países ocupados (incluyendo los campos de exterminio con cámaras de gas, o los burdeles militares donde eran forzadas a internarse mujeres de los territorios sometidos, en auténtica trata de blancas bélico-fascista, entre otras atrocidades), existe igualmente sobrada y fiable documentación. No así sobre crímenes similares cometidos en/por la URSS.

3.- El sistema concentracionario nazi clasificaba a las personas a exterminar en muy variadas categorías: judíos, gitanos, izquierdistas, cristianos, homosexuales, delincuentes comunes, discapacitados psíquicos, republicanos españoles, juventud bohemia (“jóvenes del swing”), etc. Semejante tarea de exterminio sistemático extendido a tal cantidad de sectores de la población no ha sido emprendida jamás por ningún otro régimen, y resulta absolutamente inconcebible hoy. Pretender rebajarla en comparación con otros regímenes políticos, como mínimo puede tildarse de frivolidad inconsciente, y constituye, en todo caso, una vileza en toda regla y un atentado contra los más elementales principios de la veracidad histórica, e incluso, de la moralidad pública.

4.- Muchos de los divisionarios azules eran republicanos que se vieron obligados a engrosar la invasión nazifascista de la URSS para poder “limpiar” su pasado, puesto que se hallaban estigmatizados por la “Nueva España” del General Franco. Otros tantos (con nombres tan ilustres hoy como el del futuro cineasta Luis García Berlanga) debieron marchar al Frente del Este bajo la amenaza del “impuesto de la muerte”, para evitar el asesinato de familiares a manos de la dictadura franquista o de los pistoleros fascistas de Falange. Por lo tanto no fueron “exactamente” voluntarios. Otro detalle que Borja Fanjul “omitió” comentar.

5.- La Unión Soviética sufrió una invasión de su territorio por tropas del Eje fascista y sus aliados europeos, con el saldo de 33 millones de muertos, con diferencia el mayor exterminio que un país haya sufrido jamás. Los Einsatzgruppen o Comandos de Castigo de las SS perpetraron una “política de tierra quemada” en que aniquilaron a poblaciones enteras, incluyendo a ancianos, mujeres y niños. No hay noticia alguna de desmanes y fechorías semejantes cometidos en/ por el régimen de la URSS.

6.- Altos dignatarios estadounidenses reconocieron ya la deuda de la humanidad con la Unión Soviética por haber derrotado a la locura fascista y acabado con sus abominables crímenes. Sólo en un contexto de deriva abiertamente reaccionaria e incluso fascistización, como el que se viene padeciendo a nivel global, pueden concebirse declaraciones de apología del nazismo en un Ayuntamiento europeo que se pretende democrático.

Por lo tanto, el Centro de Estudios Históricos Fernando Mora llama al movimiento vecinal, ciudadano y memorialista a exigir sin ambages la dimisión de Borja Fanjul, puesto que no pueden admitirse declaraciones institucionales nazis en un Ayuntamiento pretendidamente democrático.

Vallecas, 1 de noviembre de 2022.

* Centro de Estudios Históricos Fernando Mora
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