Sri Lanka: las mujeres son las primeras víctimas del FMI y de las microfinanzas
Por VVAA*
Durante la reunión anual del CADTM de Asia del Sur, que se celebró en Katmandú (Nepal), el martes 13 y el miércoles 14 de febrero de 2024, Amali Wedagedara, Nalini Ratnarajah y Balasingham Skanthakumar analizaron la situación política, económica y social en Sri Lanka. Dentro de poco, se cumpliran dos años del levantamiento popular (Aragalaya) que terminó con la huída del expresidente Gotabaya Rajapaksa, y el FMI y los institutos de microfinanzas imponen sus decisiones a la población esrilanquesa y a las minorías del país
Crisis de la deuda, insurrección popular, FMI… ¿En qué momento está ahora Sri-Lanka?
Primavera de 2022: Sri-Lanka se encontraba con una falta angustiosa de divisas exteriores para importar productos de base debido, principalmente, a los shocks externos como la pandemia Covid-19 o la agresión de Rusia a Ucrania. Sri-Lanka debe hacer frente a situaciones de escasez, especialmente de petróleo e hizo una suspensión de pagos de su deuda externa. Los precios de los productos de primera necesidad aumentaron vertiginosamente. Poco después estalló una insurrección popular excepcional que terminó, como se explicó más arriba, con la huída del presidente Rajapaksa, representante de una familia omnipresente en las esferas del poder. Fue reemplazado por su ex primer ministro Ranil Wickremesinghe, quien, desde septiembre de 2022, comenzó a negociar con el Fondo Monetario Internacional el 17º acuerdo de la historia del país. También ordenó una represión tremenda sobre cualquier tipo de manifestación —actualmente, está prohibido manifestarse de manera no estática en Sri-Lanka—y sobre todas las formas de expresiones críticas en las redes sociales.
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Para obtener los préstamos de urgencia del FMI —desbloqueados, poco a poco, en partes de 330 millones de dólares, hasta alcanzar un total de 3.000 millones de dólares— el actual presidente aplicó, sin inmutarse, las condicionalidades de la institución de Bretton Woods. En el programa, una reducción de los presupuestos de educación, de salud, ataque al derecho del trabajo, reducción de las subvenciones sobre los productos de primera necesidad, aumento del IVA… La crisis económica y la inflación, que afectan brutalmente a las clases más populares del país, fue agravada considerablemente por el FMI. Los gastos cotidianos continúan aumentando desde hace dos años y la población está agotada. Ejemplo: la población esrilanquesa tiene el precio de electricidad más alto de toda Asia del Sur. Y sigue en alza.
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La crisis de la deuda pública y las condicionalidades del FMI se propagan como una mancha de aceite sobre la deuda privada, sobre la deuda de las familias: el 54 % de las familias, en Sri-Lanka, están endeudadas. Además, es la población la que soporta la reestructuración de la deuda interior. Efectivamente, los fondos de pensión esrilanqueses, que desdeñaron reestructurar una parte de la deuda de Sri-Lanka que poseían, obtienen beneficios al reducir las pensiones de la población, particularmente de la más pobre. Como de costumbre, el capital sale beneficiado y es la mayoría de la población, y, en particular las clases más populares, las minorías y las mujeres, la que paga un precio muy alto y sobre sus necesidades esenciales, por las crisis de la deuda pública.
Las mujeres y las minorías son las primeras víctimas de las políticas del FMI
Nalini Ratnarajah demostró por qué las mujeres y las minorías son las primeras en sufrir las políticas de austeridad dictadas por el FMI.
La reducción de los presupuestos impuesta, especialmente en la salud, por la institución financiera internacional afectan también al sistema de seguridad social, y, por lo tanto, al acceso de las mujeres y de las personas marginalizadas —que no pueden ir a los hospitales privados— al hospital público y a los medicamentos. Esas medidas afectan, especialmente, a las condiciones de los partos, así como en la calidad de su alimentación, que es considerablemente afectada.
Además, las violencias sexistas y sexuales aumentan cuando la situación económica se degrada y el Estado se retira. La situación del hogar se complica muchísimo más y las violencias patriarcales tiene tendencia a ser más numerosas.
Debemos precisar, igualmente, que las mujeres son las primeras en reembolsar la deuda por medio de su trabajo en las plantaciones de té, los impuestos que pagan, o también los envíos de dinero que reciben desde los países del Golfo. Esos tres elementos proveen de divisas o de ingresos al gobierno para pagar la deuda externa.
Nalini Ratnarajah, también, recordó el crecimiento del odio antimusulmán proyectado contra los tamiles. Este odio es acentuado por la influencia del poder indio racista de Modi sobre Sri-Lanka.
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Microfinanzas en Sri-Lanka: El capital gana terreno
Siguiendo el ejemplo de las políticas promovidas por el Fondo Monetario Internacional, las instituciones de microfinanzas presionan a millones de mujeres a sobreendeudarse. En 2018, los tipos de interés aplicados por el sector de la microfinanzas alcanzaron el 220%, provocando manifestaciones importantes de mujeres víctimas de las microfinanzas abusivas. Ellas reclaman la anulación de sus deudas, proclamando que ya habían pagado varias veces sus deudas, teniendo en cuenta los tipos de interés, completamente disparatados, que se les aplicaba.
Hay 2,4 millones de personas (de las cuales, 2,3 millones son mujeres) que se encuentran entrampadas por las microfinanzas, y de ellas, varios miles no pagaron sus deudas. En un contexto preelectoral, el gobierno casi alentó a esas mujeres a dejar de pagar y compensó las pérdidas de las instituciones de microfinanzas con dinero público. El gobierno, por lo tanto, socializó las pérdidas de las instituciones financieras como los Estados europeos lo hicieron con los bancos, durante la crisis financiera de 2008-2010.
En el momento de la llegada de la pandemia del Covid-19, las movilizaciones de las mujeres víctimas de las microfinanzas abusivas, lógicamente, declinó. Ellas trataron de utilizar las prácticas tradicionales de préstamos entre mujeres, “tontina” en castellano, (pero como ayuda mutua [nota de T]). Esta práctica reúne un grupo de mujeres que se prestan, a su turno, para proyectos consecuentes. Pero era sin contar con el Estado esrilanqués que, mediante una nueva ley, ¡simplemente prohibió esas formas de préstamos!
Esa ley volvió ilegales las prácticas tradicionales, ya que prohíbe a cualquier persona a prestar si no está inscrita en un registro oficial. Es un enorme regalo para el capital y para las instituciones de microfinanzas, que ganan todavía más terreno en detrimento de las mujeres que empujan al sobreendeudamiento y, a veces, al suicidio.
* Por Balasingham Skanthakumar, Amali Wedagedara, Nalini Ratnarajah y Maxime Perriot. Traducido por Griselda Piñero para el CADTM
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