Testimonios del 7 de octubre revelan el bombardeo del ejército israelí a sus propios ciudadanos

Testimonios del 7 de octubre revelan el bombardeo del ejército israelí a sus propios ciudadanos

Por Cecilia Remis*.

En una entrevista con Radio Israel, la israelí Yasmin Porat, una asistente al festival de música Nova que huyó al kibutz Be’eri, confirmó que “sin duda alguna” el ejército mató a muchas personas israelíes “no combatientes” durante los tiroteos con militantes de Hamás el 7 de octubre. “Eliminaron a todos, incluidos los rehenes”, declaró, refiriéndose a las fuerzas especiales israelíes…

En un extenso artículo, el periodista estadounidense y editor de The GrayZone, Max Blumenthal, recoge testimonios de militares y supervivientes israelíes que desvelan otra visión del 7 de octubre: muchas de las imágenes que Israel ha enseñado al mundo para mostrar las atrocidades cometidas por Hamás, podrían ser en realidad atrocidades cometidas por Israel contra su propia ciudadanía. Se trataba de liquidar cuanto antes a los militantes de Hamás a cualquier precio, aunque ese precio fuera bombardear y matar a sus propios ciudadanos.

Una cosa salta a la vista: las imágenes del ataque de Hamás recuerdan demasiado a otras imágenes anteriores de ataques israelíes a Gaza, sin embargo Hamás no cuenta con tanques, helicópteros o misiles Hellfire: no tiene capacidad para generar semejante destrucción. Cada cual que saque sus conclusiones.

Traducimos algunos párrafos de ese artículo que se puede consultar completo en inglés en The GrayZone.

También se puede ver un resumen del artículo (también en inglés) comentado en el canal de Propaganda&Co

Max Blumenthal. 27 de octubre de 2023

Los militares israelíes recibieron órdenes de bombardear viviendas israelíes e incluso sus propias bases al verse desbordados por los militantes de Hamás el 7 de octubre. ¿Cuántos ciudadanos israelíes de los que se dice que fueron “quemados vivos” murieron en realidad por fuego amigo?

Varios nuevos testimonios de testigos israelíes del ataque sorpresa de Hamás del 7 de octubre contra el sur de Israel se suman a las crecientes pruebas de que el ejército israelí mató a sus propios ciudadanos mientras luchaban por neutralizar a los militantes armados palestinos.

Tuval Escapa, miembro del equipo de seguridad del kibutz Be’eri, estableció una línea directa para coordinar las acciones entre los residentes del kibutz y el ejército israelí. Declaró al diario israelí Haaretz que, cuando empezó a cundir la desesperación, “los comandantes sobre el terreno tomaron decisiones difíciles, como bombardear las casas con sus ocupantes dentro para eliminar a los terroristas junto con los rehenes”.

Un informe separado publicado en Haaretz señalaba que el ejército israelí se vio “obligado a solicitar un ataque aéreo” contra su propia base en el cruce de Erez hacia Gaza “para repeler a los terroristas” que habían tomado el control. En ese momento, la base estaba llena de funcionarios y soldados de la Administración Civil israelí.

Estos informes indican que desde el alto mando militar se dieron órdenes de atacar viviendas y otras zonas dentro de Israel, incluso a costa de muchas vidas israelíes.

En una entrevista con Radio Israel, la israelí Yasmin Porat, una asistente al festival de música Nova que huyó al kibutz Be’eri, confirmó que “sin duda alguna” el ejército mató a muchas personas israelíes “no combatientes” durante los tiroteos con militantes de Hamás el 7 de octubre. “Eliminaron a todos, incluidos los rehenes”, declaró, refiriéndose a las fuerzas especiales israelíes.
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Porat explicó que mientras estaba retenida por los militantes armados de Hamás: “No abusaron de nosotros. Nos trataron con mucha humanidad… Nadie nos trató con violencia”. Y añadió: “El objetivo era secuestrarnos para llevarnos a Gaza, no asesinarnos”.

Según Haaretz, el ejército sólo pudo restablecer el control sobre Be’eri después de “bombardear” las casas de los israelíes que habían sido tomados cautivos. Según narra dicho medio: “El precio fue terrible: al menos 112 residentes de Be’eri fueron asesinados. Otros fueron secuestrados. Ayer, 11 días después de la masacre, se descubrieron los cadáveres de una madre y su hijo en una de las casas destruidas. Se cree que aún hay más cadáveres entre los escombros”.

Gran parte de los bombardeos en Be’eri fueron llevados a cabo por tanques israelíes. Como señaló un reportero del medio de comunicación i24, patrocinado por el Ministerio de Asuntos Exteriores israelí, durante una visita a Be’eri, “las típicas casas pequeñas [habían sido] bombardeadas o destruidas”, y “los jardines bien cuidados [estaban] destrozados por las orugas de un vehículo blindado, tal vez un tanque”.

Los helicópteros de ataque Apache también tuvieron un papel importante en la respuesta del ejército israelí el 7 de octubre. Los pilotos han declarado a los medios de comunicación israelíes que acudieron al campo de batalla sin ningún tipo de información de inteligencia, incapaces de diferenciar entre los combatientes de Hamás y los “no combatientes” israelíes, pero que sin embargo estaban decididos a “soltar la carga” de sus máquinas de guerra. “Me encuentro en un dilema sobre a qué disparar, porque son muchos”, comentó un piloto de Apache.
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El objetivo detrás de la exhibición de atrocidades de Tel Aviv es claro: pintar a Hamás como “peor que ISIS” mientras se genera apoyo al bombardeo en curso del ejército israelí sobre la Franja de Gaza, que ha dejado más de 8000 muertos, incluyendo a más de 2500 niños en el momento de esta publicación.

Mientras cientos de niños heridos en Gaza han sido tratados por lo que un cirujano describió como “quemaduras de cuarto grado” causadas por nuevos tipos de armamento, el foco de los medios occidentales sigue puesto en los ciudadanos israelíes supuestamente “quemados vivos” el 7 de octubre.

Sin embargo, las crecientes pruebas de que comandantes del ejército israelí dieron órdenes de fuego amigo sugieren que al menos algunas de las imágenes más impactantes de cadáveres israelíes carbonizados, casas israelíes reducidas a escombros y vehículos calcinados presentadas a los medios de comunicación occidentales fueron, de hecho, obra de tanques y helicópteros israelíes que arrojaron proyectiles, cañonazos y misiles Hellfire sobre el propio territorio de Israel.
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Israel bombardea su propia base, centro neurálgico del asedio a Gaza

En el paso fronterizo de Erez se encuentra una enorme instalación militar, centro neurálgico del asedio israelí a Gaza. Cuando fue tomada por combatientes palestinos el 7 de octubre con montones de burócratas del ejército en su interior, los militares israelíes entraron en pánico.

Según Haaretz, el comandante de la División de Gaza, el general de brigada Avi Rosenfeld, “se atrincheró en la sala de guerra subterránea de la división junto con un puñado de soldados y soldados, tratando desesperadamente de rescatar y organizar el sector atacado”. Muchos de los soldados, la mayoría de los cuales no eran personal de combate, murieron o resultaron heridos en el exterior. La división se vio obligada a solicitar un ataque aéreo contra su propia base para repeler a los terroristas”.
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Al parecer, los helicópteros Apache se centraron en los vehículos que regresaban a Gaza desde el festival de música electrónica Nova y los kibutz cercanos, atacaron coches con aparente conocimiento de que en su interior podía haber cautivos israelíes. También dispararon contra personas desarmadas que salían de los coches o caminaban por los campos de la periferia de Gaza.
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“Entiendo que tenemos que disparar aquí y rápidamente —dijo a Mako el comandante de la unidad Apache, el teniente coronel E—. Disparar a gente en nuestro territorio, esto es algo que nunca pensé que haría”.

Un informe sobre los escuadrones Apache del medio israelí Yedioth Aharanoth señalaba que “los pilotos se dieron cuenta de que había una tremenda dificultad para distinguir dentro de los puestos avanzados y asentamientos ocupados quién era un terrorista y quién un soldado o un civil… La cadencia de fuego contra los miles de terroristas fue tremenda al principio, y sólo en un momento dado los pilotos empezaron a ralentizar los ataques y a seleccionar cuidadosamente los objetivos.”
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Las fotografías de las secuelas de los combates en el interior de kibutz como Be’eri -y de los bombardeos israelíes de estas comunidades- muestran escombros y casas carbonizadas que recuerdan a las secuelas de los ataques con tanques y artillería israelíes en el interior de Gaza. Según declaró a Haaretz Tuval Escapa, coordinador de seguridad del kibutz Be’eri, los mandos del ejército israelí habían ordenado “bombardear [las] casas con sus ocupantes para eliminar a los terroristas junto con los rehenes”.
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Uno de los vídeos más espantosos de las secuelas del 7 de octubre, también publicado en la cuenta de Telegram de South Responders, muestra un coche lleno de cadáveres carbonizados (abajo) a la entrada del kibutz Be’eri. El gobierno israelí ha presentado a estas víctimas como víctimas israelíes de la sádica violencia de Hamás. Sin embargo, la carrocería de acero fundido y el techo derrumbado del coche, así como los cadáveres completamente calcinados de su interior, evidencian el impacto directo de un misil Hellfire.

También es posible que los ocupantes varones del coche fueran activistas de Hamás que habían entrado en tropel tras la ruptura de las vallas. También es posible que regresaran a Gaza con cautivos israelíes dentro del coche.
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El embajador de Israel ante la ONU, Gilad Erdan, parece haber promocionado fotos de combatientes de Hamás muertos durante su intervención del 26 de octubre en las Naciones Unidas. Erdan gesticuló airadamente en el podio, bramando que “estamos luchando contra animales” antes de sacar un papel en el que aparecía un código QR con la leyenda “Escanea para ver las atrocidades de Hamás”.

Cuando escaneé el código ese mediodía, encontré unas ocho espeluznantes imágenes de cuerpos quemados y partes del cuerpo ennegrecidas. Una mostraba una pila de cadáveres masculinos completamente carbonizados apilados en un contenedor. ¿Se habrían deshecho los rescatadores y médicos israelíes de israelíes judíos muertos de esa manera?

Al parecer, todos los israelíes muertos el 7 de octubre fueron recogidos en bolsas individuales para cadáveres y transportados a los depósitos de cadáveres. Mientras tanto, numerosos vídeos grabados por israelíes mostraban cómo profanaban los cadáveres de militantes armados de Hamás abatidos por las fuerzas de seguridad: los desnudaban, orinaban sobre ellos y mutilaban sus cuerpos. Arrojar sus cuerpos a un contenedor parece formar parte de su política de facto de maltrato de cadáveres.

Poco más de doce horas después de que el embajador Erdan difundiera en la ONU las supuestas fotos de las atrocidades de Hamás, el archivo de Google Drive sólo contenía un breve vídeo. Entre las fotos misteriosamente desaparecidas estaba la imagen del contenedor lleno de cadáveres quemados. ¿Habría sido borrada porque mostraba a combatientes de Hamás incendiados por un misil Hellfire, y no a israelíes “quemados hasta la muerte” por Hamás?
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El ejército israelí mata a israelíes cautivos dentro de Gaza y se queja de su liberación

Dentro de Gaza, donde unos 200 ciudadanos israelíes permanecen secuestrados, hay pocas dudas sobre quién está matando a los cautivos. El 26 de octubre, el brazo armado de Hamás conocido como Brigadas Al-Qassam anunció que Israel había matado a “casi 50 cautivos” en ataques con misiles.

Si el ejército israelí hubiera atacado intencionadamente zonas en las que sabía que se encontraban los cautivos, sus acciones habrían sido coherentes con la Directiva Aníbal de Israel. El procedimiento militar se estableció en 1986 tras el Acuerdo de Jibril, por el que Israel intercambió 1.150 prisioneros palestinos por tres soldados israelíes. Tras una fuerte reacción política, el ejército israelí redactó una orden de campo secreta para evitar futuros secuestros. La operación propuesta tomaba su nombre del general cartaginés que prefirió envenenarse antes que ser cautivo del enemigo.

La última aplicación confirmada de la Directiva Aníbal tuvo lugar el 1 de agosto de 2014 en Rafah, Gaza, cuando combatientes de Hamás capturaron a un oficial israelí, el teniente Hadar Goldin, lo que llevó al ejército a lanzar más de 2.000 bombas, misiles y proyectiles sobre la zona, matando al soldado junto con más de 100 civiles palestinos.

Tanto si Israel está matando intencionadamente a sus ciudadanos cautivos en Gaza como si no, se ha mostrado extrañamente alérgico a su liberación inmediata. El 22 de octubre, tras rechazar una oferta de Hamás de liberar a 50 rehenes a cambio de combustible, Israel rechazó una oferta de Hamás de liberar a Yocheved Lifshitz, activista israelí por la paz de 85 años, y a su amiga de 79 años, Nurit Cooper.

Cuando Israel accedió a liberarlas un día después, un vídeo mostró a Liftshitz estrechando la mano de un militante de Hamás y entonándole “Shalom” mientras la escoltaba fuera de Gaza. Ese mismo día, en una rueda de prensa, relató el trato humano que recibió de sus captores.

El espectáculo de la liberación de Lifshitz fue tratado como un desastre propagandístico por los asesores del gobierno israelí, y los funcionarios se quejaron de que permitirle hablar públicamente era un grave “error”.

Los militares israelíes no estaban menos disgustados por su repentina libertad. Como informó el Times of Israel, “al ejército le preocupa que nuevas liberaciones de rehenes por parte de Hamás puedan llevar a los dirigentes políticos a retrasar una incursión terrestre o incluso a detenerla a mitad de camino”.

* October 7 testimonies reveal Israel’s military ‘shelling’ Israeli citizens with tanks, missiles

#FreePalestine #ApartheidIsrael #PalestinaLibre #GazaUnderAttack

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