Tormenta en Catalunya: el continente español, aislado

Tormenta en Catalunya: el continente español, aislado

Nònimo Lustre*. LQS. Febrero 2021

Es fama que, hacia 1930, una extraordinaria borrasca obligó a cerrar el Canal de la Mancha; la ocasión fue aprovechada por un diario británico menor –¿The Yorkshire Post?- para titular en primera página: El continente, aislado. He recordado esta anécdota -precisamente famosa por ser apócrifa o de escasa cuantía mediática-, ahora que, tras el sorpasso de Vox a PP y Ciudadanos, se volverá a murmurar sobre el Cordón Sanitario (CS) a Vox. Al revés de lo que rezan esos rumores, sospecho que es el continente español quien ha sido aislado por la extrema derecha neofranquista-lepenista. Veamos algunos de los factores que me inducen a sostener semejante humorada:

La galerna vox tiene Historia. Como buenos burócratas, comencemos por los antecedentes. Vox alardea de tener una Historia que se remonta a Don Pelayo. Poco importa que la culmine en Franco y que esta última etapa la reivindique en voz relativamente baja. Menos aún importa que sea una historia infantiloide narrada como un tebeo, plagada de Guerreros del Antifaz y otras antiguallas. Lo importante es que nos presenta un pasado de buenísimos y malísimos –ayer eran rojos contra cristianos y hoy son moros ¿rojos? contra cristianos-. Además, como España es una entidad real justamente por ser esencial, el pasado vive en el presente de manera que todos somos españoles sólo que Ellos son más españoles que otros. De nada sirve argumentar que la esencia –o españolidad-, no admite grados y menos aún maniqueísmos. Vox es extremista en contra de la Lógica, casi surrealista, un alzado que se cree revolucionario porque discurre (¿) contra los silogismos.

Y, last but nor least, quién dice Historia dice también Iglesia católica. De ahí que la no españolidad que Vox endilga a los rojos y moros antiespañoles siga el mismo sofisma que la Teología cristiana utiliza para explicar la existencia del Mal: no es porque Dios sea malo sino porque el Mal es ausencia de Bien. Así pues, pese a su omnipotencia y ubicuidad, Dios no es culpable de ningún Mal; Dios es Paz porque no pelea contra nadie y porque ni siquiera Dios Todo podría luchar contra la Nada. Igual razona Vox: su Estado no es omnipotente –léase, totalitario- y bien que lo lamenta. Pero, cuando lo implanten –más de lo que ya fue y está implantado-, el Mal desaparecerá y en España ataremos los perros con longaniza.

La galerna vox tiene Enemigo. La Historia –su historia-, le ratifica que su Enemigo es la Anti-España que encarnan rojos y moros. Hoy por hoy -genéticamente fuertes contra los débiles y débiles contra los fuertes-, se ensañan contra los pobres en general y contra los perro-flautas en particular. Pero ansían el feliz acontecimiento –llamado Movimiento Nacional en la intimidad- gracias al cual dejen de exterminar gorriones para especializarse en la verdadera caza menor –podemitas y sociatas. Obviamente, el trumpismo les ha enseñado que su aporofobia debe ser selectiva: sean alérgicos a los pobres pero discriminen dentro de esa masa infecta porque del estiércol nacen las flores y porque Ellos son mi base social y sobre Ellos construiré mi iglesia de sicarios. Naturalmente, su sicariato crece al mismo ritmo que su impunidad policial-judicial.

La galerna vox tiene Economía. Porque una cosa es predicar y otra dar trigo, Vox evita sermonear sobre la Economía. Jamás le oiremos mencionar el neoliberalismo. ¿Ayn Rand, Hayek, lobby Floridablanca, escuela austríaca?: no les conozco… pero son su biblia, su índice Ibex y su Trump/Bannon. En suma, en este aspecto, Vox es muy gringo y muy europeo pero nada original. De todas formas, una cosa es la teoría económica y otra los agentes adinerados. A Vox le sobran fondos buitres, paraísos fiscales, brokers castizos… y millonetis de toda la vida.

La galerna vox tiene Territorio. A Vox le faltaba Catalunya y, desde el domingo 14 febrero, ya tiene allá 11 diputados y algo más de 200.000 votantes. Pero, más decisivo que cualquier urna electoral, es el dominio efectivo sobre el terruño puesto que el territorio no es homogéneo sino elástico, denso en unos lugares y desértico en otros. Vox controla los lugares densos: cuarteles, Bancos, fondos buitres, multinacionales… y, sensu estricto, fortines que se creen aldeas galas contra los romanos, etc. Más aún, controla al caciquismo agrario, por otro nombre la España vacía.

La galerna vox tiene Intelectuales. Y muchos más de los que tienen los rojos. O, al menos, con más dinero –o presencia mediática que es lo mismo. Posee desde una Academia de la Lengua controlada por para-proto-voxianos como Cebrián, C. Iglesias o Pérez-Reverte, hasta la industria cinematográfico/televisiva pasando por las editoriales, los concursos y hasta la investigación académica. Huelga añadir que estos ‘cultos latiniparlos o intelectuales new age’ trepan por su habilidad para sembrar ideología. Ahora, Vox disimula (poco) la ideología franquista porque entiende que es más eficaz extender la confusión irracionalista/autoayuda y destruir la rebeldía colectiva mediante el abuso de un lema no post sino proto-fascista (neoliberal): aunque padezcamos pulsiones fratricidas, todos somos españoles. Incluso lo somos desde hace cinco siglos, cuando los Almagros decapitaban a los Pizarros y viceversa. Versión facha del buenismo socialdemócrata.

Resumiendo: la galerna Vox se ríe del CS porque, en el fantasioso caso de que se ejerciera, contra Él tiene Impunidad –policial y judicial, heredada y actualizada.

Frente a esta Ideología, ilógica pero impune, ¿qué oponen ‘los rojos’? Yendo por partes:

a) en Historia, dos leyes mezquinas y una actualidad miserable: según los Presupuestos Generales del Estado, la flamante Secretaría de Estado de Memoria Democrática dispone este año de 11,35 m. euros que no alcanzarán siquiera para sacar al genocida Queipo de Llano de la Macarena –y menos todavía para embargar su cortijo de Gambogaz.

b) en cuanto al Enemigo, el rojerío cree que no tiene –sólo son adversarios- y que, de existir, se limita a la delincuencia. Por ende, es un problema primariamente policial y, después, social –es decir, marginal. Sea cual sea el orden de esos factores, se meta al zorro en el gallinero o se encargue el tema al humanitarismo, el corolario es parejo: es un problemilla de control social. Aunque si lo estiramos hasta la exageración, llegará a la Pobreza y esa se combate fácilmente con el desarrollo económico.

c) ¿Y qué decir de la Economía? Seré breve: la cúspide del rojerío se contenta con las migajas que caen de la mesa de los BlackRock y otros dueños del crédito/dinero. Está infectado por el individualismo consustancial al neoliberalismo a cuyo costado, las renombradas ‘puertas giratorias’ son una fruslería. La lucha de clases no existe –“niño, la caca no se toca”-, los sindicatos son floreros y, contra miseria, diálogo de tigres y gacelas. Para colmo, se permite el trasvase –mejor diríamos, hemorragia- de la sanidad pública a la privada, igual que ocurre con la educación, abandonada en eclesiales zarpas tan bujarras como subvencionadas.

d) El territorio. Olvidemos por un momento a Euskal Herria y Catalunya porque son territorios mixtos denso-desérticos. El rojerío se encarniza contra los minúsculos espacios autogestionados mientras que aplaude el saqueo de enormes superficies, unas veces dizque utilizadas para obra pública y otras, las más, como ventajista especulación urbanística. Por ejemplo, en el agro, expresión más conspicua del terruño, sus empingorotados delegados en Bruselas logran que los caciques-de-toda-la-vida (las 60 familias Botín-Ybarra-Domecq, etc), vengan recibiendo de la Política Agraria Común (PAC) 250 m. euros mientras que 900.000 agricultores se hayan llevado una calderilla máxima de 44.000 euros per capita afortunada. Y así, tras empecinarse en vaciar España, estos descastados urbanitas se lamentan de “la España vacía”…

e) Los intelectuales -vulgo, la Cultura. Los rojos están tan sumamente convencidos de su superioridad intelectual que hasta la elevan a superioridad moral -nadie me ha explicado la plausibilidad de tan riesgoso tránsito. Pero, a la postre, lo que entienden por Cultura es Industria cultural –una cultureta de aperitivo para multinacional. De tarde en tarde, recuerdan a los agentes culturales republicanos pero se angustian ante su previsible caducidad por uso y abuso. Entonces abandonan toda esperanza y caen en la más ridícula derrota: aunque sea puro marketing y propaganda televisiva, subvencionan a “Fulanito porque es cultura popular viva”. Simultáneamente, el acervo lingüístico es destruido por los anglicismos. Si dices “perro ladrador poco mordedor” eres un zafio rústico; para ser modelno, tienes que decir “barking dogs never bite”.

No me extraña que hablar de Control Sanitario a Vox sea humor negro y que, al revés, los aislados sean los rojos.

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