Trump
Silvia Delgado*. LQSomos. Febrero 2017
Ustedes pensarán que soy un poco rara, pero es que a mí esto de la Trump-manía me suena un poco extraño.
Desde luego me parece un tipo despreciable, con ademanes totalitarios, soez, y orgulloso de sus cojones, pero es lo único que le diferencia de los anteriores presidentes de USA.
Es verdad que no hace ascos a la tortura y lo dice abiertamente. A los biempensantes les debe parecer una atrocidad esto, pero si dejamos el cinismo de lado nos encontramos con que se tortura sistemáticamente en casi todos los países del mundo, incluido el nuestro.
También alardea del muro que va a construir (sobre el ya construido) entre México y sus fronteras, como si Obama and Company hubieran sido unos benditos con las repatriaciones y con los negros asesinados a bocajarro día sí y día también y como si nuestro país no tuviera ya un muro terrible y vergonzante o como si aquí fuéramos ejemplares con el trato a los refugiados o a los emigrantes.
La gente allí sale a la calle, asustada porque el sheriff negro les gusta más que el pelirrojo y nosotros aquí pensamos benevolentes que qué mala suerte tienen con su presidente.
Repito, este tipo no me gusta, es un loco, sin freno en sus delirios, pero no es el primer loco que tienen.
Seguramente planea ordenar el mundo a su manera. Todo el mundo.
Cada cual a su casa y él en la de todos.
Seguramente tomará países por las bravas.
Es un emperador sin diplomacias.
Se graduará cum laude en barbarie y nosotros mientras tanto pensaremos que si pasan pronto los cuatro años el mundo volverá a su bondad de antaño.
Engañarse es gratis.
Pero con Trump o sin él, el imperio seguirá masacrando.
Si le dejamos.