Un caso israelí de supuesta multiculturalidad

Un caso israelí de supuesta multiculturalidad

Por Nònimo Lustre

Pedro fue a visitar a los santos que habitaban en Lida. Allí encontró a Eneas, que estaba postrado en cama desde hacía ocho años, pues era paralítico. Pedro le dijo: “Eneas, ¡Jesucristo te sana! Levántate y arregla tu cama.” De inmediato se levantó y le vieron todos los que habitaban en Lida y en Sarón.
Había cierta discípula llamada Tabita, que traducido es Dorcas. Estaba llena de buenas obras y actos de misericordia. En aquellos días, enfermó y murió. Después de lavarla, la pusieron en una sala del piso superior… Cuando Pedro llegó, le llevaron a la sala y le rodearon todas las viudas, llorando y mostrándole las túnicas y los vestidos que Dorcas hacía cuando estaba con ellas. Después de sacar fuera a todas, Pedro se puso de rodillas y oró; y vuelto hacia el cuerpo, dijo: “¡Tabita, levántate!” Ella abrió los ojos, y al ver a Pedro se sentó. Pedro le dio la mano y la levantó. Entonces llamó a los santos y a las viudas, y la presentó viva. (Nuevo Testamento, `Actos de los Apóstoles´ 9: 32-41)

Tras haber perpetrado una veintena larga de artículos sobre variopintos aspectos del militarismo rabínico sionista, hoy dejamos el caleidoscopio para centramos en un estudio de caso: el de la pequeña ciudad de Lod (90.000 habitantes), milagrera en la Biblia de Eneas y de Tabita, próxima a Tel Aviv y aún más cerca del aeropuerto internacional Ben Gurion.

Si hemos de creer a la arqueología israelita -demasiado pendiente de borrar los vestigios palestinos-, la ciudad de Lod fue fundada hace 7.000 años. Como nombre registrado, Lod aparece hace 3.500 años en una lista de ciudades de Canaán que ordenó censar el faraón Tutmosis III. Saltando sobre los siglos, en 1903, volvemos a encontrarnos con Lydda -la antigua y la futura Lod. En aquel año, llegan los primeros sionistas a esta pequeña ciudad. En 1905, un empresario judeo-ruso construye en ella una fábrica de jabón con aceite de oliva y se fraguan sus primeras empresas industriales y agroindustriales. El médico Siegfried Lehmann desarrolla desde orfanatos hasta escuelas para adolescentes que sirvan como ejemplo de lo que este berlinés entiende por el Sionismo del futuro.

Sin embargo, hace sólo 75 años, todo se hunde cuando el hegemón hasta entonces responsable de Palestina, (el Reino Unido, vulgo la Pérfida Albión), cumple la promesa que su ministro Balfour Arda-en-el- inferno, le hizo décadas antes a la Banca Rothschild. La misión de la ONU que fiscaliza la partición de Palestina, observa en Lydda que no pueden coexistir palestinos y judíos por lo que ve imposible la cacareada -ayer y hoy-, dizque solución de los Dos Estados -léase, la ONU diseñó una guerra para que sólo cupiera en ella la victoria absoluta del sionismo.

El 11 julio 1948, el batallón 89º, hiper sionista, armado con artillería pesada y comandado por el luego famoso Moshe Dayan, conquista Lydda en 47 minutos -a escala pueblerina, los sionistas imitan la blitzkrieg de sus hitlerianos maestros. Al día siguiente, Dayan & Co., concentran a los ‘árabes’ de la ciudad en una mezquita, la atiborran de granadas y las hacen estallar: 250 palestinos son asesinados a sangre fría. Los posteriormente renombrados personajes Ben Gurion, Yigal Allon y Yitzhak Rabin, mientras aparentan dialogar con los alcaldes locales (cuando le conviene, Israel no distingue entre ‘árabes’ y ‘palestinos’), ordenan la inmediata deportación de los 35.000 habitantes de Lydda, a cumplirse ¡en hora y media! y “without regard to age.”

Los sionistas acababan de encontrar la solución radical -en la conferencia nazi de Wannsee 1942, verbalizada como solución final de la ‘cuestión’ judía- de un problema muy serio: desde que los primeros judíos llegaron en 1903 a Lydda, en el siguiente medio siglo, los palestinos habían incrementado solitos su prosperidad e incluso su modernidad sin necesitar los aportes ‘civilizatorios’ del sionismo, ni del tramposo seudo-socialismo invasor ni de la aliyá (= inmigración a la Tierra Prometida) En realidad, la artificiosa judeización fue protagonizada por la imposición del yiddish, un dialecto del hebreo reconstruido por la rama ashkenazi en el siglo XIX, sólo prosperó gracias a la gran Banca occidental. Pero la pujanza de los palestinos era un ejemplo comparativo que los sionistas tenían que eliminar -y vaya si lo hicieron, criminalmente…

Décadas después, un periodista judío entrevista en Lod a Shmarya Gutman, primer gobernador de la nueva Lyyda y, por tanto, responsable político-militar de las matanzas, de los saqueos y de la deportación instantánea y no menos letal de aquella Primera Nakba -sin agua en pleno julio, sin autos, sin mascotas, sin ‘establos de belén’. Repantingado en su insolente desvergüenza, no sólo presume de que fueron los ‘alcaldes árabes’ los que escogieron libremente (¿!) la expulsión de su ciudad sino que niega la mayor: a saber, el genocidio -repetimos, a sangre fría- en Lyyda y durante el exilio. En la cumbre de su ‘peculiar’ memoria sionista, Gutman declara que, al recordar la “bíblica” columna de deportados, siente por ellos “compassion, not guilt” (empatía, no culpabilidad) Sabe que Ben Gurion y su séquito quieren que Lyyda/Lod albergue el aeropuerto internacional de Israel y así se lo hacen saber oralmente, nunca por escrito (cf. Lydda, 1948, por Ari Shavit, New Yorker, 21 octubre 2013)

Primera Nakba en Lydda-Lod. Foto de David S. Boyer / Corbis. Repárese en que los niños van descalzos (cf. ibid)

Lod, la ciudad roja (de sangre)

Hasta la Primera Nakba, Lod fue una ciudad donde convivieron las tres religiones del Libro. Singularmente, estaba encomendada a San Jorge, un santo de dudosa milagrería… salvo para el sector comercial de ayer y el turístico de hoy.

Pero, desde después de 1948 y hasta hace pocos años, Lod se transformó en un ejemplo (académico) de lo que Tel Aviv propagandeó pomposamente como una apacible Mixed City.

(sobre la ficticia pero archipregonada multiculturalidad de Israel en general y de Lod en particular, cf. Urban Ethnocracy: Ethnicization and the Production of Space in an Israeli ‘Mixed City’ (doi.org/10.1068/ , diciembre 2003); Haim Yacobi y Erez Tzfadia. 2009. “Multiculturalism, Nationalism and the Politics of the Israel city”; en Int. J. Middle East Stud. 41, 289-307. doi: 10. 1017/S0020743809090679. Yacobi, H. 2002. “The architecture of ethnic logic: Exploring the Meaning of the Built Environment in the ‘Mixed’ City of Lod –Israel”. En Geogr. Ann., 84 B (3–4): 171–187. Arnon Golan. 2003. “Lydda and Ramle: From Palestinian-Arab to Israeli Towns, 1948-67”; en Middle Eastern Studies, Vol. 39: 4, pp. 121-139)

Sin embargo, este acúmulo de saber académico no impide que, para la élite mediática y la plebe mediatizada, Lod sea rudamente definida como Israel’s most dangerous and bloody city. Así la muestran estos recientes titulares de prensa:

La violencia en Lod, una ciudad en el centro de Israel, alcanza niveles de “guerra civil” según su alcalde (12 mayo 2021, TVE)
In Lod unrest, Arab fury against ‘settler’ Jewish newcomers boils to surface (21 mayo 2021, TOI)
The Red City: A Journey to Israel’s Murder Capital (10 marzo 2023, Ynet)
How did the city of Lod become the murder capital of Israel? (18 marzo 2023, Ynet)
‘There’s a Price on My Head’: Hundreds of Ordinary Israelis Are in Hiding Due to Blood Feuds (10 febrero 2024, Haaretz)

Sumadas estas tremendas cabeceras, configuran una imagen citadina intencionadamente sensacionalista que se complementa con algún débil intento de aportar datos fidedignos. Por ejemplo, dizque alarmado ante la creciente violencia que ‘asolaba’ Lod, Shomrim (= vigilantes, guardianes del barrio, somatenes quizá, mayormente patrullas de voluntarios ultraortodoxos) decide cartografiar el mapa de la sesentena larga de homicidios cometidos en Lod desde 2013 hasta marzo 2023:

Año 2023: mapa del Lod homicida

Por desgracia, el esfuerzo de Shomrim fracasó parcialmente porque las instituciones locales -incluidas las policías estatales y municipales-, inventaron infinidad de excusas para no elucidar tantísimos homicidios -mejor dicho, asesinatos en su mayoría. Sus resultados se resumen en pocas líneas: la mayoría de los 66 casos en los que, malamente, se pudieron colegir algunas pocas evidencias, se perpetraron al Este de Lod, cerca del Central Park. La policía resolvió los atentados contra las 12 víctimas judías pero, cuando se trataba de víctimas ‘árabes’, la misma policía sólo se aproximó al 22% de los crímenes.

La rationale detrás de esta indigencia fáctica, se resume en que casi todas las víctimas eran ‘árabes’. Dicho crudamente, Israel está feliz de que los mahométicos se entrematen dando ellos mismos argumentos de taberna para fortalecer el prejuicio de que los moros -con los palestinos a la cabeza-, son gentuza de natural violento y, más aún, proclive al desorden, la picaresca e incluso la ausencia de iniciativa para salir de su miseria. Cómodamente cobijados tras este Muro de Prejuicios, los plumillas locales pretenden hacernos creer que estamos ante unos sangrientos duelos de honor (blood feud) entre dos familias extendidas: los al-Wahwah’s y los Musrati -y, en menor cantidad, entre los Saluk y los Azbarga. Sea o no sea ello cierto, estas guerras entre clanes se rigen por el criminal Método Mawaja (= dolor, en árabe) que se materializa atacando a los desprevenidos, a los familiares que se mantenían alejados de las trifulcas y que, por ende, carecían de seguridad activa.

Huelga añadir que las mujeres son los eslabones menos protegidos. Por la facilidad inherente a matarlas, fueron asesinadas Najla al-Amouri (19 años; estrangulada por Mohammed a-A., uno de sus hermanos) y Aziza al-Turi, a quien mató uno de sus hijos, enfermo mental. Fueron casos comentados públicamente pero (en el lapso trabajado por Shomrim) también hubo otras cuatro mujeres asesinadas de las que apenas se sabe nada: Duaa Abu Shrakh, Diana Abu Katifan, Siham Azbarga y Rabab Abu Siam. La policía dice desconocer el nombre de sus homicidas (o asesinos) y sus respectivos sumarios fueron cerrados en falso.

Pero Israel es un país complejo -mal que les pese a sus rabinos, milicos, colonos y haredim-, de manera que, en la misma most dangerous and bloody ciudad de Lod, en 2018 se celebró el primer desfile del Orgullo Judeo-Árabe que tuvo lugar en todo Israel. Unos 150 miembro/as de la comunidad LGBTQ, acompañados por el diputado por Meretz, el árabe Issawi Frej y por la vecina de Lod, militante del mismo partido Meretz, se concentraron en la plaza mayor. Aunque en 2018 estuvieron lejos de sus expectativas (800 personas), en los años siguientes los activistas LGBTQ notaron como paulatinamente iba subiendo su público (cf. Mixed city holds Israel’s first ever Jewish-Arab pride event; 27 julio 2018)26 julio 2018, Avi Yalou, activista etíope anti-racista, habla en Lod en el primer evento del Orgullo Judeo-Árabe

Otras ciudades no-tan-mixtas

Según las estadísticas (por enésima vez, repetiremos que “hay verdades, mentiras y estadísticas”) el 65% de los ciudadanos de Lod profesa el judaísmo mientras que los mahométicos sólo llegan al 26% y los cristianos, al 8%. Por cierto, de los siempre olvidados indígenas Beduinos que llegaron a Lod en los años 1970’s, desconocemos qué porcentaje representan -sólo sabemos que viven ilegalmente en los barrios de Rakevet y de Pardes Snir. Aun así, esta cojitranca multirreligiosidad es precisamente en la que se apoyan los estudiosos y los propagandistas para abundar en que Lod es una Ciudad Mixta. Pero, evidentemente, no es el modo universal en Israel. Muy en breve, recordaremos con cuatro imágenes la existencia de otras situaciones distintas a Lod:

28 mayo 1948. Tras la rendición de los judíos de Jerusalén, Rachel Levy, una niña judía de 7 años, huye de la calle donde los árabes han prendido fuego a las casas. Foto de John Phillips. Courtesy of Image Bank/Time and Life Pictures/Getty Images.

¿Cortesía o pura obligación propagandística? Nunca he visto que estas tres dadivosas transnacionales hayan regalado una foto a nadie… excepto para reforzar las tenebrosas reificaciones del pasado israelí (cf. Maoz Azaryahu y Arnon Golan. 2012. “Photography, Memory and Ethnic Cleansing: The Fate of the Jewish Quarter of Jerusalem, 1948”, en John Phillips’ Pictorial Record. Israel Studies, Vol. 17: 2; pp. 62-76)

NB. Ningún ministerio de Exteriores ni tampoco ningún trip advisor se lo contará pero, siguiendo el aforismo del Gran Wyoming (Ya conocen las noticias / ahora les contaremos la verdad), hemos redactado estas notas como un servicio público y, seguramente dolidos por las mentiras que nos cuentan los sionistas, les hemos contado la (afligida) verdad sobre Lod. Ojalá los párrafos precedentes puedan servir de documentación para quienes aterricen en el aeropuerto internacional Ben Gurion -la principal puerta de entrada de Israel. Sabemos que estas líneas serán ignoradas y/o despreciadas por los sicarios itinerantes con kipá, por los mercachifles de armas, logreros, espías que guían a sus enfebrecidos clientes de Pegasus y etcétera. Pero quizá les aprovechen a los turistas que lleguen al aeropuerto Ben Gurion (¿por qué no se llama Herzl o Rothschild, verdaderos padres de Israel?, ¿cuándo le llegará el anglicismo Bin Gurion?) y algún listillo les recomiende no pisar esa aglomeración urbana, tan cercana pero tan peligrosa, que es la no-tan-mixta-ciudad de Lod.

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