Un tragicómico retablo para el siglo XXI: El laberinto del Fortuna

Un tragicómico retablo para el siglo XXI: El laberinto del Fortuna

Por Iñaki AlRui*

En plena Ferio de Libro madrileña, es un soberbio placer poder hablar del goce y disfrute de un libro que solo llegará a sus manos tras una seleccionada búsqueda, algo imposible en dicha Feria, convertida en un laberinto de patrocinadores Ibex 35 y tenderos del papel. Y es que se editan al año más de 90.000 títulos en el estado español, ya sea en papel u otros soportes, y para quien se regocije en el desglose de estadísticas, le invito a consultar el último análisis del sector editorial, datos del Ministerio.

Pero a lo que yo venía era a hablar de mi libro, bueno mío no, pero su lectura ha hecho que lo mantenga destacado en los estantes de la librería como si a estas alturas hubiera descubierto un incunable. Y es que este libro vio la luz en 2019, justo antes de aquel apagón reciente que recordamos como pandemia.

Al muy legendario Manuel vagabundo,
que fue como un ángel caído del cielo
hasta las cloacas en lo más profundo,
cubiertas sus barbas y su luengo pelo
de un halo fumístico, cannábico velo,
siempre con Fortuna bien amalgamado,
dirijo las rimas de este recitado
siguiendo los cursos de su urbano vuelo.

El Laberinto del Fortuna -Poema heroico- Madrid 1978-1980 es una narración en dodecasílabos del Madrid convulso de dichos años, sumido en el batiburrillo de la falsa transición, el descubrimiento de la modernidad, la contracultura o el consumo de drogas. Una obra firmada por Julio Torres que nos lleva, en un viaje en el tiempo, a un Madrid que a pesar de miserias y sañas era una ciudad de barrios, con parada en el bar de la esquina, compras en la tienda de al lado y que se componía de vecinas y vecinos con rostro y palabra. Sí, solo hace cuatro décadas, por eso el lector o lectora que pase los cuarenta, es fácil que en seguida se identifique con los personajes, los rincones y esas calles que cruzan de lado a lado la ciudad, y quien no los pase le gustará saber cómo era esto antes de la compra-venta. Hoy parece una utopía recordar aquel Madrid apasionado y radical en todo, frente al hoy de la ciudad escaparate convertida en parque temático de ocio y consumo, carente de rostros y palabras.

El INI y el NO-DO, Campsa, Galerías
Preciados, Pegaso, se afronta el embrollo
del así llamado Plan de desarrollo.
El Plan Badajoz, Ensidesa, más vías
para el tren expreso y para el mercancías.
La Feria del Campo, la Tabacalera.
Veinticinco años de paz duradera
Menos libertades y más policías.

Seré sincero… cuando el libro cayó en mis manos lo primero que pensé es en la cursilada de escribir, siglo XXI, en verso, dodecasílabos y en 300 octavas de arte mayor. Pero, para mi fortuna, yerro más veces de las que acierto, y eso me produce mayores deleites. Así fue de principio a fin esta lectura, en la que, por cierto, el atrevido autor imita en formato el famoso poema de Juan de Mena (S.XV) “Laberinto de Fortuna”, un poema alegórico, considerado uno de los poemas más importantes de la literatura medieval en castellano. Un estilo que entró en decadencia hasta que lo volviera a poner en auge Rubén Darío con el Modernismo del siglo XX.

Pasados los años de conspiraciones,
mítines, pintadas, carreras gritando
(en argot guerrero comando),
en que se templaron jóvenes pasiones,
llegan nuevos tiempos de desilusiones,
de sexo, de drogas, de rock y de azares,
y un peregrinar por tascas y bares
pidiendo al incierto futuro razones.

La muerte del tirano golpista, en el 75, abre la narración, en la que no faltan retazos históricos o rápidas descripciones de la noche franquista que se pretendía dejar atrás, donde hábilmente el autor mezcla marcas y nombres entre los planes del desarrollismo o la forzada emigración a Alemania para sobrevivir (sí, sí, que los españoles de los 60 emigraban para poder comer).

El codo apoyado en la barra, a cada
dos por tres resbala y blasfema al instante,
lo que, bien sabemos, no queda elegante.
Entre trago y trago da alguna calada
al truja y vigila la puerta de entrada
para cuando entre algún botarate
que viene al local a comprar chocolate,
lanzarse a su chepa como alma endiablada.

Y así entre 300 octavas nos adentramos en la historia de dos mujeres que luchan para no ser perdedoras en ese Madrid de obreros y estudiantes, con camellos y mucha bofia, con el rock and rollo de la Villa entre el tirón y la navaja, putas en la Ballesta y redadas en el garito de la última copa, amor y odio, utopías y frustraciones, entre sueños de libertad y pistoleros que gritan “¡Viva Cristo Rey!”. Un Madrid que tiene todavía aires castizos, muy frescos y sin caspa, bañada de multiculturalidad capitalina con aire de provincia, lenguaje cercano, coloquial, ilustre y cheli, hay mucho cheli.

Piensa en esconder revistas clandestinas,
la contracultura, la revolución,
los treinta ejemplares de Vindicación,
todos los panfletos y las pegatinas
de Presos en Lucha, cufias palestinas,
el Guernica, póster de Ernesto Guevara,
cosas de La Cochu y de gente majara
que vende fanzines en bares y esquinas.

Hay crimen y trama, pero sin hacer novela negra, viaje en huida para redondear la historia en medio de aquella transición sangrienta (nunca fue pacifica), Portugal siempre tan lejos y tan cerca, en eterna contradicción para poner un fin al tragicómico retablo, después de 156 páginas y 300 octavas, dos largas horas de lectura continua y apasionada, que uno hubiera deseado gustosamente continuar, delicia rítmica e irónica.

Manuel el camello salió de la trena
Y siguió vagando por el mal camino.
Murió de un exceso de jaco asesino.
A Paco y a Ernesto, de brava melena
los llevo la muerte que a todos condena.
A Sebas le dio por hacerse taxista
Pero le he perdido enseguida la pista.
Madrid, un absurda y brillante colmena.

Por cierto, por guasa del autor el Laberinto de Fortuna de la obra de Juan de Mena se convierte en El Laberinto del Fortuna, en referencia a la famosa marca de tabaco tan propia para liar los petas.

El autor

Julio Torres nace en Madrid en 1954. Doctorado en Filología Románica por la Universidad Complutense, obtuvo el premio extraordinario de doctorado con una tesis en la que analizaba el léxico medieval de la fabricación de moneda. Ha ejercido una carrera profesional como conservador de museo y editor de una revista científica. Es autor asimismo de quince libros de poesía reunidos bajo el título Clandestino, todos ellos inéditos, incluida la recopilación, y de una novela, también inédita. Uno de sus cuentos, El último sátiro, fue publicado en 2007 en el volumen colectivo Seres soñados. Arqueologías imposibles (Madrid, Polifemo).

La “ficha

El Laberinto del Fortuna. Poema heroico – Madrid 1978-1980.
Autor: Julio Torres. Editorial: Los libros de la Frontera.
Colección de poesía El Bardo, 52. Año de edición: 2019.
Nº de páginas: 160. Idioma: Castellano.
Encuadernación: Tapa blanda. ISBN: 9788482551869.
Tamaño: 130cm x 210cm (LxW). Precio 12 €.

* Miembro del Colectivo LoQueSomos.
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En Twitter:@IkaiAlo

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