Valencia, y el silencio de l@s corder@s…
Bueno, lo del viernes 26 en Valencia fue lamentable, pero era de esperar. Una manera de ponernos la soga al cuello es la desesperanza, y no lo van a conseguir, no se lo vamos a permitir.
Ni tan siquiera había fuerte dotación de pro disturbios, y eso, ya decía mucho. Personalmente no me esperaba demasiado después de cómo ha sido la respuesta a las últimas convocatorias, pero lo de ayer fue tremendo. Así que una vez más, se constató… el silencio de l@s corder@s Valencian@s y por rebote, el de la sociedad del Estado Español.
Por otra parte, también quedó patente, que hay que volver a utilizar los infalibles-viejos-métodos de convocatoria que hemos utilizado en el pasado y dejar de pensar que sólo con las redes, conseguiremos algo.
Con las redes, llegamos sólo a una parte de la población y muchas convocatorias importantes -como lo era ésta- quedan sin pena ni gloria para la mayoría. No estoy diciendo que el resultado de ayer fuese sólo por no haber llegado a la gente, para nada: estoy diciendo que las redes, en el mejor de los casos, sólo sirven para reforzar y dar difusión a una convocatoria, pero no pueden sustituir al trabajo de calle. Es más, creo que para mucha gente, el “compartir” en las redes y el “me gusta”, no son más que una forma de evadirse -consciente o inconscientemente- de su responsabilidad con el compromiso, pensando que así, incluso, hacen algo. Una convocatoria, para que sea efectiva y cumpla su objetivo, tiene que hacerse en la calle: pegada de carteles, reparto de octavillas, pintadas, pancartas en puentes y sitios estratégicos, megafonía en barrios y lugares de confluencia… Y para eso no hace falta mucha gente, pero sí algunos medios y organización para conseguirlos. Sería bueno, ir pensando en crear una “estructura” de lucha unitaria para hacerlo, y no unitaria en de siglas, sino unitaria en la lucha, que no es lo mismo ni es igual.
Tuve que hacer un gran esfuerzo a todos los niveles, para poder estar ayer en la Plaza, y por eso no me desanimó ver lo que hay, al contrario: me volvió a enseñar cosas que debemos de cambiar, y como quiero hacerlo por motivación propia y por responsabilidad, aunque sentí vergüenza ajena, nadie me quitará las ganas de pelear por un País en el que merezca la pena vivir, y por eso, me sentía bien de estar allí.
Me hubiera gustado poder hacer otras cosas, pero con antelación, sabía que no había sangre disponible. Y es que a la gente, incluso a la más echada pa lante, se la comen los peros.
Pues amig@, esta calma chicha durará lo que dure, y saltará por los aires de un día a otro, el día menos pensado, y la gente que esté en primera fila, será la misma que estaba en el sofá. No lo dudes. Y es lo que tenemos, así, que además de decirle las cosas a quienes se quedan en casa, hay que cuidarl@s y no dejar de estar junto a ell@s, por muy borreg@s que nos parezcan. Cuando llegue ese momento, no va a sobrar nadie y cada un@ aportará mucho.
Mientras tanto, nosotr@s, quienes seguimos moviéndonos, no dejaremos de hacerlo por muy cuesta arriba que se nos pongan las cosas, y no porque seamos dur@s como las piedras, sino porque nos vamos a demostrar a nosotr@s mism@s que somos lo suficiente elástic@s, como para aprender en el camino y cambiar aquello que nos atora, sin tirar la toalla.
Nos lo merecemos. No pienses que no sirve de nada lo que hacemos. Quizás hoy no podremos cambiar mucho de lo que no nos gusta, pero conseguir que no nos cambien a nosotr@s, debe ser el aliento que cada día nos invite a mirarnos al espejo con dignidad y a seguir adelante, para renovar ese valioso contrato.
Gracias a tod@s por estar aquí!. En las calles nos vemos.
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