Itoiz una lección que no hay que olvidar

Itoiz una lección que no hay que olvidar

Carlos Martín. LQSomos. Abril 2017

A mediados de los 90 hubo una importante respuesta social contra la construcción del embalse de Itoiz-Navarra. La lucha ha marcado un hito que bien valdría considerar en el paralelismo con los trasvases.

El 6 de septiembre se cumplen 21 años del sabotaje a las obras de la presa de Itoiz y también hará 3 meses del fallecimiento de Iñaki G. Koch, uno de los 8 activistas que tomaron parte en la acción. Valga como homenaje a Iñaki al que creo haber conocido cuando estuve en las acampadas de Itoiz, asimismo fui testigo de la sinergia de la gente que puso en jaque la megalomanía de los especuladores. El sabotaje, atribuido al colectivo Solidari@s con Itoiz, al cual pertenecían los activistas, consistió en el corte de cables de la hormigonera, una ardua labor que requería un conocimiento técnico, al igual que el coraje de quien ama la tierra que pisa. La acción se llevó acabo con la presencia de los medios de comunicación y una vez realizado el sabotaje se entregaron a las autoridades. Esta acción fue considerada entonces una de las más notorias “acción no violenta” y obtuvo ciertos resultados. Supuso la paralización de más de un año de las obras y unas pérdidas astronómicas para la UTE (Unión Temporal de Empresas), pero no sin consecuencias. El poderoso mazazo de la justicia condenó a los responsables a varios años de prisión y a pagar una suma inmensa de dinero. En esos momentos las obras atravesaban un galimatías legal que en verdad dejaban fuera de juego el macroproyecto. La Audiencia Nacional y el T. Supremo de justicia desautorizaron la construcción por encima de la cota 506, pero el Gobierno de Navarra cambió la zona de protección de Foces y de nuevo se dio luz verde al proyecto. El estudio medio ambiental salió favorable, pero teniendo en cuenta que la prospección parte de la propia administración, garante del proyecto, es obvio que se ajusta a sus intereses. Con todo, se deja de lado otros estudios que definían el lugar como no apto a la contención debido a la inestabilidad metamórfica y actividad sísmica en la zona. No existe protocolo de evacuación para la población de la comarca en caso de desastre.

En la actualidad prácticamente casi a pleno funcionamiento sigue generando controversias y mucho que desear. El caudal del río Irati alterado para un uso industrial de incierta prosperidad a priori tiene efectos negativos incuestionables. Es muy difícil calcular las pérdidas en patrimonio natural, sin embargo la inundación de dos valles, de ocho pueblos, tres reservas naturales y dos áreas de protección de aves, etc., permite percibir las consecuencias evidentes para la zona. El cambio de actividades para la zona ha provocado un aumento del índice de paro y la despoblación de la zona, a la vez que la falta de predicción pone en riesgo infraestructuras que ahora se hacen insostenibles. A pesar de todo, hay que considerar que había mucha gente también a favor del proyecto porque veía en una salida al cambio tecnológico. El gobierno foráneo y las explotaciones extensivas agropecuarias pretendían convertir 53.000 ha de cultivos de secano de las tierras bajas y medias de Navarra en cultivos de regadío. En consecuencia, se presenta todo un conflicto social complejo de partidarios y detractores del canal de Navarra y del embalse. Tiempos de expansión inmobiliaria, grandes planes para el hormigón y un sobrecoste que rozó el 300% se alinea junto al cálculo sobredimensionado que ocultaba la insuficiencia que tendrán que solventar los pequeños propietarios de tierras de cultivo a cuenta de las ansias especulativas de las grandes compañías.

Comunidad de regantes, gestión de agua, expropiación de tierras, sobre costes, especulación, venta de agua… ¿A que suena esto? El tráfico del agua en nuestro país tiene más réplicas, donde personajes con buenos apellidos y gerentes de instituciones hidrográficas y políticas están pringados con el agua al cuello. ¿No hay cierto parecido con el trasvase Tajo- Segura? Con otras dimensiones tanto geográficas como de caudal nos hemos tragado la película del adelanto de los nuevos tiempos, la industria y las grandes extensiones. Un rio que surca la mitad del país con una mierda de caudal deja la vega hasta Portugal tiritando, mientras en un alarde de desarrollismo convierten la región de Levante de secano a regadío y todo ello gestionado desde políticas económicas de corrupción donde explotar además a los propios agricultores de la zona mercadeando con el agua y sus tierras. Sígase el caso de la corrupción política en Murcia con Valcárcel y Pedro Antonio Sánchez a la cabeza y sabremos a qué va destinada el agua. En este caso también se dan la plataformas a favor y en contra el “no al trasvase” y “agua para todos” según donde estés es algo enquistado que divide y hace vencer a los especuladores. Y qué decir de los políticos de un lado y del otro. Las plataformas contra el trasvase Tajo-Segura se han convertido en sitio donde hacer oposición política y al juego de la doble moral de los partidos que según donde se encuentre están a favor y/o en contra, incluso a la vez. A pesar de esto sin desmerecer el trabajo que se pueda desempeñar en las plataformas sobre todo a nivel jurídico, hace falta el social. Solidari@s con Itoiz se vieron empujados a este tipo de acciones porque La Coordinadora de Itoiz estaba más enfrascada en los aspectos legales para frenar la obra. El colectivo de acción directa no menospreciaba el trabajo de la coordinadora y ésta a su vez hacía lo mismo. El colectivo llegó a extender el conflicto a nivel internacional con acciones espectaculares en países de Europa, en la cúpula del Vaticano (año 2000), en Roma (1999)… Cierto es que no consiguieron parar la obra pero el conflicto social que generó hizo que el Estado diera marcha atrás en 122 proyectos que pintaban conflictivos.

¿Qué hubiera pasado de haber realizado acciones de similares características con el trasvase Tajo-Segura? Ciertamente esto es incontestable, además de que hay que considerar aspectos muy cambiantes, sin embargo se deduce que el mamoneo político que lleva al desgaste social no hubiera sido tanto. Si se hubiera impedido las obras o reventado el falso caudal nos hubieran tomado más en serio y como no, el rio Tajo es de sobra un rio internacional que bien merecida tiene esas acciones espectaculares. Y elucubrando un poco más de la cuenta, ¿qué hubiera pasado de impedir las obras de la R-4? Estas obras que obtuvieron el estudio de impacto ambiental sorprendentemente favorable, finalmente asfaltaron parte de la reserva natural del Regajal, al igual que fue económicamente inviable. Quizá con un año de paralización ayudaría a cuadrar las cuentas para retractarse sabiamente.

En cuestiones de la tierra y el pueblo hay que mojarse.

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