Manual USA, para derrocar gobiernos
René LVOHL*. LQSomos Febrero 2015
Gene Sharp (1), el cerebro de los golpes “blandos”
Algunos lo califican como “el genio de las libertades”, y a él mismo le gusta considerarse un pacifista. Su nombre es Gene Sharp y reside en Boston, Massachusetts, Estados Unidos, en un primer piso donde también funciona el Instituto Albert Einstein (Albert Einstein Institution – AEI), organización “sin fines de lucro” que fundó en 1983 para promover “la defensa de la libertad y la democracia y la reducción de la violencia política mediante el uso de acciones no violentas” y estudia y promueve el uso de la acción no violenta para “democratizar el mundo”… Su página web: www.aeinstein.org se reproduce en 40 idiomas.
Allí, en ese primer piso, se genera un complejo entramado de hilos virtuales que conectan con muy diversos conflictos en todo el mundo y sobre todo con aquellos que surgen “espontáneamente” contra gobiernos que no se someten a los intereses de Estados Unidos y sus aliados. En esa suerte de sala de mando o central de inteligencia se han tejido buena parte de las llamadas revoluciones de color (naranja, rosa, etc.) o de las así denominadas “primaveras árabes”, que actualmente tienen su más conspicua expresión en Siria y Egipto. Mano derecha de Sharp en tales labores es Jamila Raqib, directora ejecutiva del AEI.
Es la gran paradoja: promueven la desobediencia civil a los gobiernos para “democratizar al mundo”, y los civiles terminan obedeciendo los intereses de corporaciones económicas al servicio del gobierno de los EEUU. Casualmente la acción no violenta para democratizar el mundo se traduce en movimientos anticomunistas…
Sharp es reconocido como el precursor de teorías y estrategias conspirativas “no violentas” que, sin demasiado cuidado por el pacifismo, se utilizan para deponer gobiernos y sistemas políticos legítimamente constituidos.
Licenciado en Ciencias Sociales por la Universidad de Ohio (1949), donde también obtuvo un máster en Sociología (1951) y en 1968 se doctoró en Oxford como filósofo en Teoría Política.
Dice que basó su teoría en los postulados de Henry David Thoreau y Mahatma Gandhi, adalides de la desobediencia civil, para quienes la obediencia y la desobediencia eran asunto moral, religioso, por encima de lo político. No obstante, define sus propios planteamientos como métodos que de manera progresiva enseñan “cómo tomar el poder político y negárselo a otros”. Y en eso consiste su trabajo.
“Me llamo Gene Sharp y éste es mi trabajo”: así comienza el documental How to Start a Revolution (Cómo empezar una revolución), que en 2011 dirigió el escocés Ruaridh Arrow y produjo la británica Lion Television, en asociación con Big Indy Production, y donde se expone de manera estructural el papel de este personaje y su instituto en procesos de desestabilización de gobiernos democráticos en diversos países del mundo.
Salto a la fama
Las teorías de Sharp se hicieron famosas como resultado del éxito que en su aplicación alcanzara, en Serbia, (organización de estudiantes de derecha: Otpor = Resistencia) grupo que no nació “espontáneamente”, fue apoyado por corporaciones mediáticas nacionales y globales, desempeñó un importante papel en la desestabilización de su país hasta llegar, en el curso de dos años, al derrocamiento del gobierno de Slobodan Milósevic y la supresión del sistema político entonces imperante.
En 2002 The New York Times revelaba que la agrupación recibió instrucciones directamente de Robert “Bob” Helvey, un coronel retirado del ejército estadounidense que participó en la guerra de Vietnam y, casualmente, uno de los brazos operativos del AEI para promover la desestabilización “no violenta”. En el año 2000 dictó seminarios de “estrategia de no violencia” para un grupo de estudiantes de Otpor.
En esa condición, Helvey, es el hombre del AEI “en el terreno”, el encargado de trasladarse hasta el país donde han de aplicarse los métodos de Sharp para desestabilizar gobiernos, a los que ineludiblemente se cataloga como “regímenes” o “dictaduras”, sin importar que hayan sido elegidos democráticamente. Trabajo de “inteligencia”.
No era la primera vez que Helvey actuaba directamente para conspirar contra un gobierno. Sus destrezas se habían curtido años antes en la República Socialista de Birmania, actual Myanmar. Admite que trabajó en ese país asiático, como agregado militar de la embajada estadounidense, entre 1983 y 1985, y que posteriormente recibió una beca del Ejército para estudiar en Harvard. Allí conoció a Sharp, cuyas teorías pondría en práctica al participar directamente en el derrocamiento del peculiar experimento socialista que allí se gestaba desde 1974.
Sharp, Helvey… & CIA
En 2005, el presidente-fundador de la Red Voltaire y de la conferencia Axis for Peace, el periodista francés Thierry Meyssan, publicó un trabajo de investigación titulado “Golpes de Estado con suavidad y disimulo” – Albert Einstein Institution: no violencia según la CIA que se puede leer, clic aquí . En esas páginas pone en evidencia los nexos de Sharp y Helvey con la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés) y su labor conjunta en la propagación de conspiraciones y la desestabilización de gobiernos no aliados de EEUU.
Explica Meyssan cómo, desde hace años, la CIA utiliza preferentemente los “métodos de no violencia” para derrocar gobiernos, a fin de evitar el repudio a la injerencia estadounidense y lograr, en cambio, simpatías y aprobación para los movimientos conspirativos mediante la focalización sobre el carácter moral de los medios de acción que legitiman dicha acción.
El AEI le sirve desde 1989 como vitrina ideológica para promover las ideas de Sharp, validando así un arma política que fabrica golpes de Estado “blandos” como los ocurridos en Lituania, Serbia, Ucrania o como el fracasado en Venezuela en abril de 2002.
“La desobediencia civil puede ser considerada entonces como una técnica de acción política, incluso militar”, comenta Meyssan. Y agrega que, revestida esa técnica de un supuesto “carácter moral” que permea el uso de las “acciones no violentas” (admitidas como “buenas en sí mismas y asimiladas por la democracia”), le da “un aspecto presentable a acciones secretas intrínsecamente antidemocráticas”.
Precisa el escritor francés que es en 1989 cuando se produce el despegue del AEI, plataforma que Sharp utiliza para conformar movimientos anticomunistas. En ese origen aparece involucrado un grupo de agentes secretos anti palestinos que eran formados en la embajada de Estados Unidos en Tel Aviv, Israel, donde mantenían contacto con el coronel Reuven Gal, director entonces de Acción Psicológica en las fuerzas armadas israelíes.
Fue la CIA, al percatarse del potencial del AEI para la conspiración camuflada con la bandera del pacifismo, la que puso en contacto a su director, Gene Sharp, con Bob Helvey, “un especialista en acción clandestina y quien en ese momento era encargado de la Escuela de Formación de Agregados Militares de Embajadas”.
El de Birmania fue el primer “trabajo” de esa alianza, facilitado por el conocimiento personal que tenía Helvey de todos los protagonistas birmanos. A partir de allí surge también la doble táctica, en ocasiones simultáneas, de crear dos tipos o bandos de opositores: los “malos”, armados y financiados por Washington; y los “buenos”, que luchan con las tácticas no violentas de Sharp.
Desde entonces, dice Meyssan, la presencia de Sharp y Helvey, junto con Bruce Jenkins (asistente del primero) y el coronel Reuven Gal, es común allí donde “se encuentran en juego” los intereses estadounidenses.
Así, por ejemplo, Sharp y Jenkins estuvieron en Pekín en 1989, unas dos semanas antes de los célebres sucesos de Tiananmen, que el Gobierno chino denunciara como conspiración auspiciada desde el extranjero. Y un año después, en febrero de 1990, el AEI organizaba una conferencia sobre “sanciones no violentas”, que reunió a 185 especialistas de 16 países en torno a los coroneles Robert Helvey y Reuven Gal y dio lugar a la creación de una plataforma internacional anticomunista en apoyo a sus teorías y maquinarias.
La expansión europea de EEUU
La creación de esa plataforma internacional coincidió con el comienzo del desmembramiento de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), y al AEI se le adjudicaron tareas específicas para lograr el control estadounidense sobre el este de Europa. En 1991 estaba Sharp instalado en territorio de la URSS para apoyar en Lituania al movimiento separatista Sajudis, al que asesoraba desde su creación, en 1988.
Como lo destaca el periodista Thierry Meyssan, un año después, en junio de 1992, el entonces ministro de Defensa de Lituania, Audrius Butkevicius, organizaba un significativo y revelador homenaje “a la acción decisiva del Instituto Albert Einstein durante el proceso de independencia de los países bálticos”.
El agente McCarthy se encargaba asimismo de financiar directamente las labores conspirativas de Sharp, Helvey y el AEI en Serbia.
En septiembre de 2002, Sharp adiestra a los miembros del Consejo Nacional Iraquí, cuyo regreso a Irak es parte de los planes para justificar la invasión estadounidense de ese país, como en efecto ocurrirá en 2003.
En Irak la producción petrolera del país estaba bajo la vigilancia de la Casa Blanca. En 2013, la invasión se mantiene y contabiliza, en cifras conservadoras, más de un millón de muertos.
La presencia del AEI también ha sido notoria en Georgia, Bielorrusia, Zimbabwe, Ucrania, Kirguistán, Irán, Rusia, Siria, Egipto y una larga lista de países, a la que se agregó en la última década Venezuela, una “amenaza” que, por impulsar el socialismo, se contrapone a los intereses de Washington.
El 12 de junio de 2007, dos años después de la investigación que publicara Thierry Meyssan, Sharp envió una carta al periodista francés con el propósito de refutar ese trabajo, en tres páginas descalificó el trabajo periodístico de Meyssan y desmintió los nexos entre el AEI, la CIA y la Casa Blanca, pero en ningún momento negó que sus tácticas y sus estrategias conspirativas sean aplicadas para imponer los intereses estadounidenses en otros países.
Sharp estuvo postulado tres veces al Nobel de la Paz (en 2009, cuando lo ganó Barack Obama, en 2012 y 2013).
Sharp confiesa: “La acción no violenta es una técnica para conducir conflictos, tal como la guerra militar, el gobierno parlamentario y la guerra de guerrillas. Esta técnica usa métodos psicológicos, sociales, económicos y políticos. Ha sido utilizada para una variedad de objetivos, ‘buenos’ y ‘malos’. Ha sido utilizada tanto para cambiar gobiernos como para sostenerlos contra ciertos ataques”.
Asimismo, asegura que ni el AEI ni él personalmente reciben recursos oficiales de ninguna especie, ni crea conflictos, ni participa en conflictos existentes ni toma parte ideológica en ellos. Sólo practica la investigación, los estudios genéricos sobre políticas y la enseñanza.
Obviamente, Sharp no hace mención al financiamiento que la Fundación Nacional para la Democracia (National Endowment for Democracy, NED) otorgó al AEI en Serbia, a través de Paul B. McCarthy. Tampoco hace referencia, por supuesto, al comunicado en el que el propio Departamento de Estado norteamericano admite a su vez, en 2003, que “Estados Unidos apoya a organizaciones como la National Endowment for Democracy (NED), el Open Society Institute (OSI) e Internews, que trabajan dentro y fuera de la región en un amplio abanico de actividades de promoción de la democracia”.
En ese mismo comunicado, Washington informa: “La NED está en la vanguardia de nuestros esfuerzos para promover la democracia y la mejora de los Derechos Humanos en Birmania desde 1996. Aportamos 2,5 millones de dólares en el ejercicio de 2003 (…) La NED utilizará esos fondos para apoyar a las organizaciones pro democráticas birmanas y las de las minorías étnicas”.
De tal manera que Sharp, según sus propias palabras, “no recibe fondos de ningún gobierno”, pero sí de quienes son financiados por el Departamento de Estado. Dicho de otra manera, sus “financistas o amos” no son los dueños de la finca, sino sus capataces.
En noviembre de 2000, en The New York Times Magazine (suplemento dominical del New York Times), el periodista Roger Cohen publicó un trabajo sobre los logros que alcanzaron la NED, la USAID y otras supuestas “organizaciones no gubernamentales” al financiar a Otpor y así ayudar al derrocamiento de Slobodan Milosevic en Serbia.
Como ahí lo señala Cohen, el mismo McCarthy, representante de la NED-Washington, admitió que Otpor recibió, entre septiembre de 1998 y octubre de 2000, más de tres millones de dólares de manos de la NED en Serbia.
Añade que McCarthy confesó haber realizado una serie de reuniones con los líderes de Otpor en Podgorica, capital de Montenegro, así como en Szeged y Budapest, Hungría, en momentos en que el coronel Bob Helvey y Gene Sharp adiestraban precisamente a Otpor para ejecutar la conspiración contra Milosevic.
Por su parte, Donald L. Pressley, administrador asistente de USAID, informó a Cohen que en el año 2000 la USAID envió “varios cientos de miles de dólares que fueron entregados a Otpor directamente”, para financiar materiales de propaganda política como camisetas, afiches o calcomanías, entre otros.
En el año 2000 Otpor recibió por parte de EEUU 1,8 millones dólares. Calingaert detalló que se reunió con líderes de Otpor entre “siete y diez veces”, en Montenegro y en Hungría, a partir de octubre de 1999.
El IRI, organización financiada por el gobierno de los Estados Unidos, tiene como misión exportar programas políticos estadounidenses, calificados como “de democratización”, para “ampliar la libertad en todo el mundo”. El significado que para estos programas tienen las palabras “democratización” y “libertad” puede deducirse de sus objetivos: están siempre enfocados a la formación de militantes de partidos de derecha.
Este Instituto está presidido desde 1993 por John McCain, contrincante republicano de Barack Obama en la elección presidencial de 2008 y representante del ala más radical de la derecha estadounidense como senador en el Congreso.
El pasado 14 de junio de 2013, McCain exigió a Obama enviar fuerzas de combate estadounidenses contra el pueblo de Siria, dada la incapacidad de las fuerzas terroristas, financiadas por EEUU, para derrocar por sí solas al gobierno del presidente Bashar Al-Asad.
“Una intervención directa de Estados Unidos está justificada incluso sin el mandato de la ONU, como ocurrió en Kosovo”, expresó McCain, en una entrevista que le hiciera en Alemania el canal Phoenix. Un discurso que repetiría Barack Obama en agosto de 2013, al ver que los países aliados le negaran apoyo para ejecutar una acción militar en Siria.
Clandestinos en Birmania
Ahmed Bensaada, doctor en Física, profesor y escritor argelino que vive en Canadá desde hace 23 años y que se ha dedicado a investigar sobre las llamadas “primaveras árabes” y la influencia de las teorías de Gene Sharp en ellas, publicó en su página web, el 16 de abril de 2012, un artículo titulado “La primavera birmana”, en el que desentraña la estrecha relación entre Gene Sharp, Robert Helvey, el AEI, el financiamiento de EEUU y sus acciones directas en conspiraciones.
Bensaada precisa, además, que la información acerca de los recursos y las actividades de estos organismos estadounidenses dedicados a la “exportación de la democracia”, se encuentran en el informe Burma Campaign UK publicado en 2006 y citado por el Departamento de Estado.
Frente a la afirmación de Sharp, de que “el Instituto Albert Einstein no crea conflictos, ni participa en conflictos existentes, ni toma parte ideológica en ellos”, Bensaada aporta numerosos datos que confirman la intervención directa del AEI en el conflicto birmano y demuestran que Gene Sharp y Bob Helvey se mantuvieron allí en contacto permanente con los grupos extremistas para conspirar contra el gobierno.
Confirma Bensaada que el coronel Helvey, tras retirarse de la embajada estadounidense de Rangún en 1985, volvió a Birmania (actual Myanmar) en 1992. En ese viaje organizó la entrada clandestina, por barco, de Gene Sharp al país.
“Aquí estábamos, en esta selva, leyendo los trabajos de Gene Sharp a la luz de las velas”, le declaró el propio Helvey, el especialista en acciones secretas, a la periodista Sheryl Gay Stolberg, del periódico The New York Times, el 16 de febrero de 2011, en un trabajo titulado: “Shy U.S. Intellectual Created Playbook Used in a Revolution”
Helvey dijo abiertamente que fue tras esas experiencias que nació la primera versión del libro “De la dictadura a la democracia”, una suerte de guía que se publicó inicialmente en inglés y birmano, donde se enumeran casi 200 métodos para ejecutar una conspiración fundamentada en el boicot y en lo que su autor, Sharp, conceptualiza como “lucha no violenta”.
Entre 1992 y 1998, Helvey efectuó 15 viajes a Birmania, donde logró establecer relación directa con más de 500 miembros del Consejo Nacional de la Unión de Birmania, grupo que integraba al movimiento conspirativo birmano, a quienes les impartió diversos cursos sobre las teorías de Sharp.
¿Cuál podía ser el interés de Estados Unidos en Birmania?
Actualmente bajo el nombre de Myanmar, Birmania es una nación que tiene dos características notables para la Casa Blanca: la producción petrolera y la capacidad de sus tierras para sembrar la adormidera.
La adormidera, sencillamente la planta del opio, es la droga que produce mayor rendimiento económico en el planeta y de la cual, a su vez, se extrae químicamente la heroína, cuarta en el ranking mundial.
Estudios anuales de la ONU indican que la venta de opio mueve una cifra cercana a los 170.000 millones de dólares al año. La cocaína, cerca de 84.000 millones de dólares. El cannabis o marihuana, 141.000 millones de dólares. Y la heroína, unos 55.000 millones de dólares que, sumados a los del opio, otorgan al mercado de la adormidera un total de 225.000 millones de dólares al año. Myanmar es, después de Afganistán, el segundo productor mundial de esta planta.
Resulta difícil, entonces, pensar que el lucro económico no forma parte de los objetivos que, más allá del accionar de las organizaciones “no gubernamentales” como el AEI, persigue en esos países la Casa Blanca: aplicar la política expansionista a través del control geopolítico para administrar la dinámica económica mundial, objetivo que implica, para Washington, cercar no solamente a sus dos más poderosos rivales de Europa y Asia, la Federación de Rusia y la República Popular China, sino también a su gran “aliado”, la Unión Europea.
Bloquear el desarrollo de Rusia y China
Frederick William Engdahl, periodista e historiador estadounidense, hace referencia a las llamadas “revoluciones de colores” en un trabajo titulado “Burma Regime Change – The Geopolitical Stakes of the Saffron Revolution”, publicado el 15 de octubre de 2007 por The Market Oracle, diario que se dedica al análisis de los mercados financieros.
En ese trabajo revela cómo la “revolución azafrán” de Birmania, así como la “revolución naranja” de Ucrania, o la “revolución de las rosas” en Georgia y las diversas “revoluciones de colores” ocurridas durante los últimos años contra países que rodean estratégicamente a Rusia, son “un ejercicio bien orquestado por parte de Washington para cambiar los regímenes”.
En una entrevista realizada por Russia Today (RT), Engdahl explicó que, aunque la “revolución” egipcia de 2011 “fue orquestada por el Pentágono para facilitar en Oriente Medio la política exterior de Barack Obama”, luego, “tras la caída de Hosni Mubarak, el conflicto interno en Egipto se ha vuelto incontrolable para EEUU”.
Engdahl sostiene que estos movimientos conspirativos impulsados por EEUU para derrocar gobiernos en Europa, Asia, Medio Oriente y África, tienen como objetivo último “tomar los recursos de África y Oriente Medio bajo control militar, para bloquear el crecimiento económico de Rusia y China, lo que le permitiría tener bajo control la totalidad de Eurasia”.
El periodista estadounidense agrega que las mediáticamente conocidas como “primaveras árabes”, incluida la que vanamente se desató contra Siria antes de dar rienda suelta a los mercenarios, forman parte de “un plan anunciado por primera vez por George W. Bush en una reunión del G8 en 2003, al que llamó El Gran Proyecto de Oriente Medio”.
Las tácticas de “no violencia” sembraron en Siria el terrorismo mercenario
La aplicación de los métodos de Gene Sharp para derrocar gobiernos “díscolos”, e imponer otros que sean sumisos a las directrices de EEUU, tiene su más vivo ejemplo en la realidad que se experimenta en las calles de Siria.
La brutalidad desatada por el terrorismo mercenario contra el pueblo sirio tuvo su preámbulo en las teorías de Sharp, quien, asistido por uno de sus principales aliados locales, aplicó sus tácticas “no violentas” con el objetivo de provocar el caos hasta conseguir que el sistema de gobierno se derrumbase por sí mismo. La imposibilidad de alcanzar esa meta no ha sido sino un falso revés para Sharp y los suyos, pues de hecho consiguieron crear las condiciones para la segunda fase del plan: la agresión armada y la posibilidad de una intervención militar directa de EEUU.
Ausama Monajed es el aliado sirio de Gene Sharp. Ampliamente publicitado por los grandes medios de comunicación, este empresario de 32 años de edad, experto en relaciones públicas y estrategias de comunicación, vive actualmente en Londres, Inglaterra, donde desde hace más de 10 años figura como una de las cabezas visibles de la desestabilización en Siria, es decir, del llamado “golpe blando”.
Monajed es miembro y portavoz del Consejo Nacional Sirio, una agrupación que, siguiendo las tácticas de Sharp, se auto-erige y presenta como “gobierno paralelo” en el exilio. En esa condición, dirige en territorio sirio tanto a los grupos “pacifistas” como a los mercenarios que, financiados y armados por la CIA, han desatado el terror y provocado miles de muertes con el único objetivo de derrocar al presidente Bashar al-Assad e instaurar un régimen “democrático”, es decir, adepto a EEUU. El propio presidente de EEUU, Barack Obama, ha reconocido, sin tapujos, la provisión de armas y recursos de toda especie con ese fin.
Tampoco la función particular de Monajed es secreta. En el documental How to Start a Revolution (Cómo empezar una revolución), el empresario se vanagloria de la fuerte campaña que desde hace años dirige para deslegitimar y derrocar a Al-Assad y abunda en detalles acerca del asesoramiento que ha recibido directamente de Sharp en su oficina de Boston, además explica cómo sus métodos son aplicados por la derecha siria y reciben luego amplia propagandización en las corporaciones de comunicación.
“Las tácticas de Gene Sharp se están poniendo en práctica en las calles de Siria ahora mismo, mientras hablamos”, dice Monajed frente a las cámaras. “De la dictadura a la democracia te da la inspiración, la seguridad de que esto puede conseguirse, de que puede suceder realmente”, asegura. Y con evidente orgullo añade que viajó a Boston en 2006, en 2007 y en el verano de 2011 para reunirse con su mentor político.
Servicio mediático
Ausama Monajed, devenido en experto en estrategias comunicacionales tras especializarse en Comunicación Política en el Reino Unido, es quien proporciona, la “información” que se difunde sobre Siria en corporaciones internacionales como CNN, BBC, AP, AFP, Reuters, FOX y Al Jazeera, entre otros medios donde el gobierno sirio es invisibilizado.
También es un recurrente colaborador de periódicos como The New York Times, Washington Post, The Guardian, The Independent, The Wall Street Journal y The Daily Telegraph, apegados en su línea editorial estratégica a los intereses de EEUU y la Unión Europea.
Tal como se hizo para justificar las invasiones en Irak, Libia, Afganistán y otros países, Monajed se asegura de que las tácticas mediáticas de Sharp sean aplicadas fuera del territorio sirio para sesgar y tergiversar la realidad de ese país.
Al llevar así los hilos del discurso mediático, Monajed procura justificar en el inconsciente colectivo las acciones violentas ejecutadas contra el gobierno de Al Assad, de manera que sean bien vistas y aprobadas por la opinión pública internacional. Y es sobre esa base que se busca ahora asidero moral para el ataque militar directo anunciado por el propio Obama, el pasado 31 de agosto de 2013.
El trabajo de Monajed como aliado de Sharp y la CIA se potencia con su papel de director del Centro de Investigación y Comunicación Estratégica (London-based Strategic Research and Communication Centre), con sede en Londres. Fundado por él mismo en 2010, este think tank proporciona servicios de investigación, análisis políticos, recomendaciones y comentarios sobre Siria a varios medios de comunicación, gobiernos e instituciones académicas del mundo.
Desde esa ventana mediática, Monajed impone la línea editorial que se publica en los distintos medios, con la que se refuerzan contra el gobierno de Al Assad calificativos como “régimen” o “dictadura” y conceptos como “respuesta militar mortal de la dictadura”, al tiempo que se producen historias, videos e imágenes sobre la situación siria, siempre desde un enfoque dirigido a ablandar y confundir a las fuerzas progresistas del mundo para así justificar la invasión.
Este sirio, fiel a las ideas conspirativas de Sharp, es además fundador y director de Barada TV, una red de televisión que dirigen los extremistas sirios para mostrar su guerra contra el gobierno de Al-Assad. También trabajó como director del proyecto de la Comisión Europea y el Programa de Desarrollo de la Organización para las Naciones Unidas (ONU) en Siria.
En “Cómo empezar una revolución”, Monajed confiesa que la manipulación de matrices de opinión, a través de las redes sociales, funciona perfectamente como “plataforma tecnológica para masificar sus mensajes y divulgar ideas que promuevan la desestabilización en Siria”.
Desenfadado, locuaz y sin explicar nunca el origen de sus recursos económicos, asegura que logró colocar en Siria una red de “cámaras secretas”, con equipos de alta definición que se conectan por vía satelite a Internet, para transmitir en directo imágenes de las “hazañas” que cumplen sus mercenarios.
Un solo ángulo
El cinismo de Monajed supera el poder que le han entregado las corporaciones mediáticas. En la conferencia 2012 del Oslo Freedom Forum, dijo: “Lo que hace que la historia sea tan poderosa, es que ésta no sea contada por una sola fuente o por un periodista”. Asegura que las informaciones emitidas desde Siria por los grupos que decidieron desconocer al gobierno de Al Assad muestran sus “propios ángulos y sus propias emociones”.
Con este discurso, Monajed pretende presentarse como un demócrata que da cabida a “todas las voces disidentes” aunque, en realidad, esas “personas que están contando sus historias a través de videos” trabajan para él y los productos audiovisuales que se les atribuyen se exhiben en sus propios medios, bajo su política informativa que apunta a silenciar los argumentos de la mayoría del pueblo sirio.
El movimiento opositor en Siria está compuesto por pequeños grupos dentro y fuera del país (…) y sus líderes son “profesionales altamente educados, que tienen oficinas en muchos otros países alrededor del mundo”.
Siria disfruta de “un buen sistema de educación, muchos sirios hablan dos o tres idiomas, y tienen una de las penetraciones más altas de Internet en la región, así como un 97 o 98% de acceso a la telefonía móvil”, condiciones que se aprovechan para dirigir su orquestación mediática.
Este “promotor de la no violencia” no condena las acciones terroristas que ejecutan los mercenarios en su país de origen; todo lo contrario, las auspicia, en tanto que solicita a otros países que exijan el derrocamiento de Al Assad. Para Monajed, la injerencia extranjera en los asuntos internos de Siria no es un problema, es conveniente. Le dice a Douglas que el rol de EEUU y su influencia “son cruciales”.
Auspicio a mercenarios
El 22 de mayo de 2013, el Reino Unido, actual casa de Monajed, manifestó a través de su canciller, William Hague, que el presidente Bashar Al-Assad debe salir para “facilitar la solución al conflicto bélico” en Siria.
Por su parte, el secretario de Estado de EEUU, John Kerry, anunció el pasado 22 de mayo la decisión de su país de “donar” 60 millones de dólares en “ayuda no letal” a los terroristas sirios, luego de sostener una reunión con Ahmed Muaz al Jatib, uno de los portavoces de la Coalición Nacional Siria, cúpula que conspira contra el pueblo sirio.
Kerry aseguró que el presidente Barack Obama tiene “muy en clara la necesidad de intervenir a favor de la oposición”. Según el jefe de la diplomacia estadounidense, la ayuda consistiría en chalecos antibalas, cascos, aparatos de comunicación, alimentos y medicinas y luego admitió que proporcionará armas de guerra y “ayuda militar” a la coalición opositora y sus fuerzas mercenarias.
La emisora de radio belga La Première informó, basándose en datos de la compañía Business Insider, que la CIA está implicada en el envío de armas de guerra a unos 5.000 mercenarios responsables de la violencia en Siria.
Sharp refuerza la idea de que para acabar con un gobierno y cambiar el sistema político de un país, se deben atacar los pilares fundamentales que conforman el Estado y desestabilizarlo mediante el desconocimiento de las instituciones.
“Si puedes identificar las fuentes de poder de un gobierno, como la legitimidad, el apoyo popular, el apoyo institucional, entonces sabrás de qué depende la existencia de ese gobierno. Y puesto que todas esas fuentes de poder dependen de la buena voluntad, la cooperación y la obediencia de la gente y las instituciones, tu trabajo es bastante sencillo: sólo tienes que reducir ese apoyo, esa legitimidad, esa obediencia, y el régimen quedará debilitado. Si eliminas esas fuentes de poder, el régimen caerá”, asegura Sharp en el documental “Cómo empezar una revolución”.
“La lucha no violenta es lucha armada, con armas económicas y políticas”, recalca en el mencionado documental el mismo Sharp, quien se autoproclama como abanderado de una ideología que cobra vidas humanas, desplaza y aniquila voluntades para “tomar el poder político y negárselo a otros”.
De Bosnia para el mundo: la desestabilización hecha negocio
La “influencia política” de Estados Unidos encuentra su mejor sustento en el millar de bases militares norteamericanas desplegadas en los cinco continentes, desde las cuales Washington impone abiertamente sus políticas a sus aliados en otros países. Muchas veces, incluso, contra los intereses de estos últimos.
Pero lo que para muchos es una amenaza al futuro de la Humanidad, para otros constituye una oportunidad de negocio. Es el caso de Srdja Popovic, el otrora rebelde estudiante serbio, quien ha convertido su rebeldía en lucrativo comercio. Otpor, la organización-fachada de la campaña contra Serbia, es hoy el Centro para la Acción No Violenta y Estrategias Aplicadas (Canvas, por sus siglas en inglés). Dispone de centros de adiestramiento diseminados por Europa e instructores prestos a acudir a otras partes del mundo y en sus “aulas” se forman continuamente jóvenes derechistas en las artes, tácticas, códigos y métodos de la ya conocida “no violencia”.
En otras palabras, la empresa ha cambiado de nombre, pero sus socios financistas siguen siendo los mismos, e idéntica es también su misión: apuntalar las políticas expansionistas estadounidenses en todo tipo de país (socialista, revolucionario o simplemente soberano) que ose entorpecerlas, y propagandizar la desestabilización de gobiernos legítimos bajo la mascarada de lucha por los derechos humanos y la democracia.
Fundada en 2003 y dirigida personalmente por Popovic, Canvas ha recibido y entrenado en las teorías conspirativas de Gene Sharp a discípulos de 46 países. A manera de publicidad, se jacta de haber apoyado directamente a “varios movimientos de resistencia en todo el mundo”, en países como Georgia, Kirguistán, Ucrania, Líbano, Irán y, recientemente, Túnez y Egipto.
Popovic es asimismo director ejecutivo de Ecotopia, una ONG que dice centrarse en “cuestiones ambientales”, y que recibe constante respaldo financiero del sector privado y de diversas instituciones gubernamentales serbias.
Su amplitud de intereses no se cierra con el “ambientalismo”. En 2007 formó parte del gobierno serbio, en calidad de asesor del viceprimer ministro Bozidar Djelic. En octubre de 2011, la Universidad de Columbia (Nueva York) le otorgó una beca para el Harriman Institute, donde se ofrecen postgrados en políticas públicas para asuntos internacionales.
Al igual que el sirio Ausama Monajed en Londres, Popovic dedica gran parte de su tiempo a los problemas de la comunicación de masas.
Tal como sucede con Gene Sharp, el apoyo de los grandes medios fluye hacia Popovic en forma de reconocimientos y premios. En noviembre de 2011, la revista Foreign Policy lo incluyó en su lista de los Top 100 Global Thinkers (“Los 100 principales pensadores globales”), por su colaboración “directa e indirecta” en la Primavera Árabe y por los “positivos resultados” del “cambio” de sistemas de gobierno en Medio Oriente.
Al año siguiente, febrero de 2012, la revista Wired, del Reino Unido, lo destacó en su Smart List 2012 y lo calificó como “una de las 50 personas más influyente para cambiar el mundo”.
Dime lo que haces y te diré quién eres
¿Un chico listo? Sí, sin duda: sabe estar en el lugar adecuado en el momento justo. Cuando el ex coronel estadounidense Robert Helvey (especialista en acciones secretas y decano de la Escuela de Formación de Agregados Militares de las Embajadas Estadounidenses) llegó a finales de los años noventa a Serbia, clandestinamente, con la misión de propagar las tácticas de su amigo Gene Sharp, lo primero que hizo fue buscar un socio principal para el derrocamiento de Slobodan Milosevic. Sdrja Popivic se le acercó y dijo ser el líder de los extremistas.
Así se convirtió Popovic, nacido en 1973 en Belgrado, en el “estudiante” que “lideraría” la conspiración contra Milosevic bajo la dirección del Instituto Albert Einstein (AEI por sus siglas en inglés). Helvey se encargó de entrenarlo bajo las directrices enviadas por Sharp desde Boston; mientras que con el aporte financiero del Fondo Nacional para la Democracia (NED por sus siglas en inglés), la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid por sus siglas en inglés), el Instituto Republicano Internacional (IRI) y la Agencia Central de Inteligencia (CIA) se dio inicio a la formación de fanáticos de ultraderecha para luego tomar las calles y esparcir propaganda contra Milosevic.
Popovic, el elegido, crea Otpor. Su misión fue transformar al grupo de ultraderecha, con pleno apoyo mediático, en “movimiento estudiantil”, a fin de presentarlo como eje de la agitación y el descontento contra Milosevic.
Por si esa confirmación no bastara, es el propio Departamento de Estado el que dará a conocer después, tras la euforia del triunfo, documentos que obligan a sumar, en el financiamiento de la conspiración orquestada por el AEI, a otros organismos estadounidenses consagrados a la “exportación de la democracia”, como el Instituto Nacional Demócrata para Asuntos Internacionales (NDI, por sus siglas en inglés), Freedom House (FH) y Open Society Institute (OSI).
Bajo esa fachada de “acciones pacíficas” se justifican desde cierre de calles hasta golpes de Estado, pasando por planes de magnicidio, no sólo en Europa del Este y el mundo árabe, sino también en países como Venezuela donde, por ejemplo, el empresario y promotor de las teorías de la “no violencia” Robert Alonso conspiró en 2004 para que paramilitares asesinaran al presidente Hugo Chávez.
La historia de Canvas en Venezuela. Venezuela: la apuesta dura del golpe blando
Los tentáculos del Albert Einstein Institution (AEI) tienen presencia efectiva no sólo en Europa, Medio Oriente y África. Bajo la dirección de Gene Sharp y sus aliados (Robert “Bob” Helvey, Srdja Popovic, Ausama Monajed, Jamila Raqib), esta subsidiaria de la CIA se extiende por América Latina desde hace más de una década, y en particular sobre la costa del Caribe, donde están Venezuela y su Revolución Bolivariana.
El miércoles 27 de febrero de 2013, Vanessa Eisig, integrante del movimiento Juventud Activa Venezuela Unida (JAVU), creado hace seis años bajo el modelo de Otpor (Canvas), declaró a la Agencia Venezolana de Noticias (AVN) sobre la participación directa del AEI, Sharp y Canvas en las estrategias que ese grupo adelanta para boicotear la marcha del país y corroer la legitimidad del Gobierno Bolivariano.
“Nuestro movimiento proviene de Otpor, que nació en Serbia, donde uno de los fundadores fue Gene Sharp. A Julio César Rivas, presidente fundador de JAVU, le llamó la atención ese movimiento, la resistencia no violenta, y así nos creamos”, explicó Eisig, quien detalló que las asesorías son dirigidas a través de correos electrónicos, porque a los venezolanos les resulta “complicado el idioma y vivir en Serbia”.
Julio César Rivas es coordinador nacional de Nuevas Generaciones del partido de derecha Proyecto Venezuela y diputado al Consejo Legislativo del estado Carabobo. En mayo de 2011, el partido noruego Høyre, de corte radicalmente neoliberal, le entregó a Rivas un cheque por 50.000 euros por su “valiosa contribución a la defensa de los derechos humanos y la democracia”.
Entrevistada por AVN en el transcurso de una acción “no violenta” (el cierre forzoso de la principal avenida del este capitalino) realizada por JAVU en el municipio Chacao de Caracas, Eisig no tuvo empacho en hablar de los “planes estratégicos” para desconocer al Gobierno venezolano, o sobre el interés por Venezuela que manifiestan el AEI (Sharp) desde Boston y Canvas (Popovic) en Serbia.
“Sharp siempre se ha mantenido sumamente interesado en las actividades que realizamos (…) Últimamente se ha puesto en contacto con nosotros la fundación Canvas, que vendría siendo el centro de la resistencia no violenta a nivel internacional. En el manual de Sharp, se insta a reclutar “jóvenes, preferiblemente estudiantes”.
Eisig explicó cómo esos “movimientos estudiantiles” implementaron y articularon las estrategias diseñadas por Sharp y Canvas para, por ejemplo, activar en Venezuela acciones desestabilizadoras durante los primeros meses de 2013.
“Todo el carnaval lo pasamos planeando qué íbamos a hacer. Los miembros de JAVU, del Movimiento 13 de Marzo (de la Universidad de Los Andes en Mérida), Liberación 23, Operación Libertad y Ana Karina García, de la UCAB, nos conocemos de diferentes luchas. Nos pusimos de acuerdo, nos reunimos en Caracas y planificamos”, contó Eisig, quien incluso agradeció el apoyo del alcalde metropolitano Antonio Ledezma, así como de Diego Arria, quien fuera precandidato presidencial en las primarias de la Mesa de la Unidad (MUD), y de los medios de comunicación privados. “Los medios nos han ayudado en días y años anteriores”.
El 16 de febrero de 2013, una semana antes de las declaraciones de Eisig a AVN, 73 documentos filtrados por Wikileaks revelaban que Canvas actúa en Venezuela al menos desde 2006. En el entretiempo, según consta allí, no sólo ha “utilizado de forma preferente a estudiantes” como punta de lanza de la derecha en el intento de desestabilizar el país, sino que llegó a diseñar la campaña opositora para las elecciones parlamentarias de 2010.
Los cables difundidos por Wikileaks apenas revelan una parte de la injerencia más reciente contra Venezuela, la cual arreció desde antes del golpe de Estado de abril 2002.
¿No-violencia?
JAVU y otros grupos similares, genéricamente conocidos en Venezuela como “manos blancas”, han sido los organizadores de acciones que, como las llamadas “guarimbas” (protestas callejeras violentas, con cierre de vías) o la más reciente “Operación Soberanía”, se publicitan como “pacíficas” pero incitan directamente a la violencia y tienen por fin último la desestabilización.
Las organizaciones que así ponen en práctica las teorías del AEI, de Stratfor y de Canvas, son fuerzas de choque estrechamente vinculadas a partidos de la extrema derecha como Primero Justicia (PJ), Voluntad Popular (VP) y Proyecto Venezuela (PV), así como a Un Nuevo Tiempo (UNT). Sus actividades de calle suelen realizarse en los municipios Chacao, Sucre, Baruta y otros puntos del estado Miranda gobernados por VP y PJ, donde invariablemente cuentan con el apoyo o beneplácito de las respectivas policías municipales al cerrar el paso en vías públicas altamente transitadas.
No pocos de los integrantes de estos grupos han acudido a los centros de adiestramiento que maneja Canvas en Europa y América Latina, donde están lejos de asimilar únicamente códigos publicitarios para captar a “jóvenes indecisos y votantes desilusionados”.
Entre las tácticas más comunes aplicadas por estos activistas figuran supuestas huelgas de hambre, de motivación muchas veces nimia, que en ocasiones llegan a prolongarse sin que, increíblemente, se produzca un solo percance de salud. Asimismo, las tomas “pacíficas” de sitios o entes públicos, incluyendo el acceso a recintos diplomáticos. Una muestra del pacifismo de esas “tomas” la dio, por ejemplo, la “Operación Soberanía”, puesta en práctica en momentos en que el presidente Chávez se sometía a rigurosos procedimientos médicos. El montaje escénico incluyó entonces la difusión de mensajes de odio, en panfletos y mediante pintadas en las calles, como “Viva el cáncer” o “Muerto el tirano, vamos por sus gusanos”, que abiertamente buscaban provocar la respuesta de un pueblo enardecido.
Sus operaciones reciben amplia cobertura mediática y el auspicio franco de voceros de la derecha nacional e internacional. En 2011, a raíz de una de sus huelgas de hambre, la entonces secretaria de Estado, Hillary Clinton, instó a tomar acciones contra el Gobierno de Venezuela y expresó su preocupación “por la salud y bienestar de los estudiantes que están arriesgando su vida por su fe en la gobernabilidad democrática y las libertades individuales”.
Otro ejemplo del funcionamiento de JAVU se dio el 16 de mayo de 2013 en la torre El Chorro, en Caracas, donde 200 niños y niñas de preescolar, primero, segundo y tercer grado participaban con sus trabajos en una exposición sobre robótica. Sin detenerse en el terror que generaban entre los menores, los activistas de JAVU irrumpieron a la fuerza y agredieron a los organizadores que intentaron contenerlos.
A la cabeza del grupo estaba Daniel Álvarez, presidente de la Federación de Centros de Estudiantes de la Universidad Simón Bolívar. Interrogado por AVN, aseguró: “Esta es una lucha pacífica, no violenta, con características venezolanas y sobre todo universitarias, que respeta el pacifismo, las leyes y el orden público”.
Tampoco Álvarez negó su conocimiento de las teorías de Gene Sharp: “Sí, nos hemos nutrido con las luchas no violentas, no sólo las serbias, también de Túnez, Egipto… te puedo hablar, incluso, de lo que era la antigua cortina de hierro (…) Ha habido un entendimiento de toda la dinámica de lucha a nivel internacional, y sobre todo la nacional”.
Manual de amenaza latente
Todas esas acciones se fundamentan en los 198 métodos de desestabilización que expone Gene Sharp en su libro “De la dictadura a la democracia”. Un sistema conceptual para la liberación, y los cuales clasifica en tres grandes categorías: protesta y persuasión, no cooperación, e intervención no violenta.
Sobre la primera (que agrupa 54 tipos de acciones), Sharp dice que la constituyen “mayormente manifestaciones simbólicas, que incluyen desfiles, marchas y vigilias”. La “no cooperación” abarca tres sub-categorías: “a) no cooperación social (16 métodos); b) no cooperación económica, como el boicot, el desabastecimiento, la especulación (26 métodos) y las huelgas (23 métodos); y c) no cooperación política (38 métodos)”.
La “intervención no violenta” opera, según Sharp, “mediante procedimientos psicológicos, sociales, económicos o políticos, tales como el ayuno (huelga de hambre), la ocupación no violenta y el gobierno paralelo (41 métodos)”.
Sharp enfatiza en la necesidad del apoyo mediático, en la importancia de contar con “difusores vitales para generar, en la población y en los mass media, un escenario favorable para manipular la realidad del país, empujarlo hacia su propio desastre y concretar la conspiración”.
“Si puedes identificar las fuentes del poder de un Gobierno, como la legitimidad, el apoyo popular, el apoyo institucional, entonces sabrás de qué depende la existencia de ese Gobierno. Y puesto que esas fuentes de poder dependen de la buena voluntad, la cooperación y la obediencia de la gente y las instituciones, tu trabajo es bastante sencillo: sólo tienes que reducir ese apoyo, esa legitimidad, esa obediencia, y el régimen quedará debilitado. Si eliminas esas fuentes de poder, el régimen caerá”, subraya el tres veces nominado al Nobel de la Paz, Gene Sharp.
Descargar tu arrechera
Tras las elecciones presidenciales del 14 de abril de 2013, negado a admitir su derrota electoral, el candidato Henrique Capriles llamó a desconocer los poderes del Estado, tal como se había hecho en abril de 2002. Incluso, intentó crear un gobierno paralelo.
Ese domingo, Capriles escribió en Twitter: “Mis queridos estudiantes, es la hora de ustedes, tal como hablamos y acordamos en todo el país”. El lunes 15 de abril fue todavía más directo e hizo por televisión, en vivo, un llamado: “A expresar la rabia, la frustración (…) Descarguen toda esa arrechera en nombre de la paz”. A los pocos momentos se desató la violencia: 15 personas (todas vinculadas al chavismo) fueron asesinadas y más de 80 resultaron heridas, en medio de furiosos asedios contra centros de salud y abastos de la red pública de distribución de alimentos.
Días después se pudo saber que algunos grupos de choque eran pagados por el estadounidense Timothy Hallet Tracy, quien, bajo la cobertura de supuesto cineasta, operaba para la CIA desde el municipio Baruta del estado Miranda.
Tracy fue capturado el 24 de abril. Al día siguiente, el ministro para las Relaciones Interiores, Justicia y Paz, Miguel Rodríguez Torres, mostraba evidencias de su participación en los planes golpistas que, con el desconocimiento del resultado electoral, buscaban generar un espiral de violencia que condujera a la deslegitimación del Gobierno.
A Tracy se le incautaron más de 500 videos. En uno de ellos, el general retirado Antonio Rivero, miembro de VP, imparte órdenes a los “estudiantes” que en ese mismo momento, 15 de abril, realizan una violenta “guarimba” en el municipio Chacao del estado Miranda, y los instruye para que desarrollen sus acciones “bajo la direccionalidad de Henrique Capriles”.
En un segundo video, miembros de JAVU y Movimiento Trece, concentrados en un apartamento, hablan con desparpajo de lucro económico: de los “millones de dólares” que recibirán para activar acciones violentas en Miranda, y de 600 millones de bolívares para ejecutar la violencia en Trujillo y otros estados del país. Uno de estos “estudiantes” deja en evidencia que ya Tracy les había cancelado 100 millones para iniciar las acciones en cuatro estados.
Aliados en Miami
En la investigación de este último caso, los organismos de inteligencia identificaron entre los involucrados a Robert Alonso, un empresario cubano-venezolano, residenciado en Miami, que en su momento integró el “Plan Guarimba” y la coalición derechista “Coordinadora Democrática”, antecesora de la MUD.
Alonso es uno de los protagonistas claves del plan de magnicidio contra el presidente Chávez que se develó el 9 de mayo de 2004. Ese día, en una finca de su propiedad ubicada en el estado Miranda, la hacienda Daktari, fueron capturados 153 paramilitares colombianos que habían sido contratados y trasladados a territorio nacional para asesinar al mandatario venezolano.
De acuerdo con declaraciones de Rafael García, ex director de Informática del Departamento Administrativo de Seguridad (DAS) de Colombia, Alonso fue el enlace en Venezuela para que los paramilitares, ligados al Gobierno de Álvaro Uribe, entraran infiltrados al país con el apoyo del entonces director del DAS, Jorge Noguera.
Alonso es otro que se define como “promotor de la resistencia cívica no-violenta”. Creó el Movimiento de Resistencia Nacional de Venezuela, que ostenta en su imagen publicitaria un puño derecho alzado, similar al de Otpor. “Detrás de mí, o digamos en mi grupo, hay gente especializada en la materia. Y tenemos, además, la asesoría de personajes internacionales que se han dedicado por años a estudiar el comportamiento de los pueblos, como politólogos y sociólogos. Te puedo mencionar a uno de ellos: el Dr. Gene Sharp”, admite. Y continúa: “No creo que haya un solo venezolano que le pueda discutir algo al Dr. Gene Sharp en materia de resistencia cívica, vamos a ser claros. El resto es secreto”.
En Miami también opera la Organización de Venezolanos en el Exilio (ORVEX), hoy vinculada a JAVU. Fundada el 11 de abril de 2005, en conmemoración de los tres años del golpe de Estado contra el presidente Chávez, se autodefine como un “proyecto que busca socavar las bases del poder”.
En una nota de prensa del 9 de agosto de 2010, Elio Aponte, su presidente, aseguraba que esa organización “creó el proyecto No Violencia Para Venezuela el 4 de agosto de 2006 (…), que busca socavar las bases del poder de Hugo Chávez y su Gobierno mediante la lucha no violenta, la cual consiste en desafiar y resistir hasta lograr los cambios políticos deseados”.
Bob también estuvo aquí
El 30 de abril de 2003, en un reportaje de la agencia de noticias Reuters, el periodista Pascal Fletcher revela que ya por esos años uno de los socios de Sharp operaba en Venezuela, donde la derecha había ejecutado el 11 de abril de 2002 un golpe de Estado, seis meses después intentó un golpe petrolero (diciembre 2002 a febrero 2003) y desarrollaba acciones de desestabilización como las llamadas “guarimbas”.
“Experto en democracia de EEUU enseña a la oposición venezolana”, se tituló el reportaje de Fletcher. El experto era Robert Helvey, el coronel “Bob”, especialista en acciones clandestinas del AEI. The Big Brother (El Gran Hermano).
“Invitado por adversarios del presidente Hugo Chávez (…) está impartiendo cursos de tácticas no violentas esta semana en una universidad (privada) en el este de Caracas”, dice allí sobre Helvey, “un ex agregado militar en Myanmar (antes Birmania), quien es ahora consultor en el instituto privado estadounidense Albert Einstein”.
“El misterio rodea las clases. Un aviso en la puerta, aparentemente con la finalidad de alejar a los curiosos, dice ‘Seminario sobre mercadeo estratégico’. Pero la estrategia que Helvey comparte con un grupo de opositores a Chávez en un salón de conferencias a puertas cerradas en la Universidad, no se refiere precisamente a hojas de balances, sino al negocio de cómo resistir, oponerse y salir de un Gobierno sin usar bombas y balas”.
El periodista, quien logró estar presente en aquel seminario, comenta que los organizadores habían prohibido la entrada de la prensa y que entre los participantes estaban “representantes de la amplia pero fragmentada oposición venezolana, que lucha por reagruparse después de haber fracasado en forzar la renuncia de Chávez con un paro de dos meses que levantaron a comienzos de febrero”.
Por su parte, el periodista francés Thierry Meyssan denunció en 2005, en su investigación sobre los golpes de Estado “blandos”, que Sharp aconsejó a dueños de empresas privadas venezolanas y a dirigentes de Súmate (organización entonces coordinada por la actual diputada de ultraderecha María Corina Machado) con miras al referéndum revocatorio presidencial del 15 de agosto de 2004. Fue así como Súmate inició una campaña para desconocer el Poder Electoral, impulsar una matriz de opinión sobre un supuesto fraude electoral y exigir la salida del presidente Chávez.
El 2 de marzo de 2006, la abogada e investigadora estadounidense-venezolana Eva Golinger publicó un artículo, titulado “Hay que limpiar la casa. La guerra asimétrica contra Venezuela: sabotajes e infiltraciones y decisiones equivocadas”, en el que reseña un informe del AEI sobre una reunión que tuvo su presidente, Gene Sharp, con un grupo de venezolanos de poder económico.
Parte del informe expone: “Los venezolanos en contra del presidente Chávez se reunieron con Gene Sharp y otros miembros del instituto para hablar sobre la situación en su país. También discutieron opciones para adelantar su causa (…) Invitaron a los asesores del instituto a Caracas durante un periodo de nueve días. Los asesores fueron Robert Helvey y Chris Miller, quienes estuvieron en Caracas con miembros de la oposición venezolana. (…) Ofensiva Ciudadana, un grupo en Venezuela, pidió y organizó un taller con Robert Helvey sobre teoría, aplicación y planificación para la lucha estratégica”.
Golinger informa sobre los vínculos de Helvey con John Negroponte (2) , Donald Rumsfeld (3) y Otto Reich (4) , altos funcionarios del entonces presidente norteamericano George W. Bush.
Es dentro de esa red conspirativa que surge una “misión especial” de la CIA para supervisar actividades de inteligencia en Cuba y Venezuela. La información la dio a conocer el entonces director nacional de inteligencia de EEUU, John Negroponte, el 18 de agosto de 2006, tres meses antes de las elecciones presidenciales previstas para ese año en Venezuela.
En junio de 2007, el presidente Chávez denunció las actividades conspirativas del gobierno de EEUU, a través de la CIA, el AEI, la NED y USAID, para sustituir ilegítimamente al Gobierno venezolano por uno sumiso a la Casa Blanca. Explicó que, bajo el disfraz de “no violenta” y “pacífica”, la conspiración buscaba, de manera sistemática, incendiar las calles y desestabilizar el país.
En respuesta, Sharp escribió una carta abierta a Chávez, el 12 de junio de 2007, para alegar que había dado “información inexacta” sobre el trabajo del AEI y sobre su persona. Sharp incluso le sugirió a Chávez que sus tácticas también podían ser usadas para defender la estabilidad del Gobierno.
Cuatro años más tarde, en 2011, en el documental How to Start a Revolution (“Cómo empezar una revolución”), la directora ejecutiva del AEI y principal asistente de Sharp, Jamila Raqib, hizo referencia a aquellas declaraciones de Chávez: “Ser considerados una amenaza por un tirano es un orgullo: significa que somos eficaces, que somos relevantes”.
Preferiblemente estudiantes
Las investigaciones reflejan que la presencia del AEI en Venezuela se remonta más allá del golpe de Estado de abril de 2002. Entre ese año y 2006, efectivos del AEI actuaron en el país, especialmente en la formación de representantes de organizaciones como Súmate, así como durante las manifestaciones de agosto de 2004 y en la organización de la “Operación Guarimba”.
Un informe publicado por Strategic Forecasting -Stratfor, empresa estadounidense dedicada al espionaje y señalada como una versión -incluso una fachada privada- de la CIA, demuestra que los llamados “líderes estudiantiles” venezolanos viajaron a Belgrado en 2005 para reunirse con representantes de Otpor, actual Canvas, organismo aliado del AEI en Europa.
En un trabajo titulado: “El golpe dirigido por Washington”, y publicado el 10 de febrero de 2009, Eva Golinger explica cómo el AEI, Sharp y la red de fundaciones constituida por la NED, USAID y otras, “utilizan a estudiantes y jóvenes para derrocar gobiernos”.
“Con la salida de Yon Goicoechea del movimiento estudiantil, estos grupos vieron la necesidad de entrenar nuevas caras, y fueron enviados cuatro estudiantes venezolanos a Belgrado (Serbia) para recibir un entrenamiento intensivo con los expertos de Otpor (Canvas). Ronel Gaglio (Universidad Monte Ávila), Geraldine Álvarez (UCAB), Rodrigo Diamanti (UCAB) y Eliza Totaro (UCAB) fueron seleccionados para ir en octubre de 2007, a pocos meses del referéndum nacional sobre la reforma constitucional”, escribió Golinger.
En el documental “Nuevas caras: el mismo objetivo”, dirigido por David Segarra y transmitido por Telesur en 2007, Ronel Gaglio relata que fueron a Serbia para pedir consejo a los miembros de Otpor. “Estuvimos allá porque queríamos tener contacto con ellos y hablar con una persona que ya pasó por lo de nosotros, y decirle: Mira, yo tengo esta situación, no sé qué hacer, ayúdame”.
También cuenta que durante su estancia en Europa recibieron apoyo del Partido Popular, de José María Aznar, en España; de la juventud del partido de Silvio Berlusconi, en Italia; de representantes de la derecha en el Parlamento Europeo, y del cardenal Renato Martino, en El Vaticano.
Golinger explica que mientras los activistas entrenados por las agencias de Washington ensayaban sus técnicas de golpe blando en las calles, Freedom House, la NED, IRI, NDI y la USAID aumentaban el financiamiento a varias ONG’s y partidos políticos locales. La lista incluye a Súmate, Ciudadanía Activa, Sinergia, Cedice, Liderazgo y Visión, Radar de los Barrios, Acción Campesina, Cesap, Consorcio Justicia, Primero Justicia, Un Nuevo Tiempo, Acción Democrática y Copei.
Estrategia a la carta
El 16 de febrero de 2013, al dar a conocer 73 correos electrónicos de The Global Intelligence Files, Wikileaks revela cómo las empresas Stratfor y Canvas le trazaron una ruta a la derecha para derrocar a Chávez, en la que se preveía la utilización de estudiantes.
Stratfor realizó labores de espionaje en Venezuela. La información recabada le permitió a Canvas elaborar, para la oposición venezolana, un plan dirigido a desestabilizar el país por la vía de la “no violencia”.
Uno de los informes divulgados por Wikileaks, “Análisis de la situación en Venezuela”, elaborado por Canvas en enero de 2010, propone una estrategia que copia la experiencia de Otpor en el derrocamiento de Slodoban Milosevic en Serbia. Para ese año, en medio de la campaña electoral parlamentaria, aconsejó definir una “lista de temas con potencial para ser explotados” y utilizar para ello “a la juventud”, como ya se había hecho en 2007. Uno de los temas planteados era la crisis eléctrica, pues por entonces la sequía afectaba el sistema hidroeléctrico. Las represas llegaron a niveles por debajo del mínimo histórico.
El 14 de enero de 2010, Karen Hooper, analista de Stratfor para América Latina, escribió en un correo electrónico revelado por Wikileaks: “Parece que el colapso eléctrico podría ser una buena excusa para llamar a una emergencia nacional. Muy interesante”.
Dos semanas después, el 28 de enero, estudiantes de las Universidades: Central de Venezuela, Católica Andrés Bello, Simón Bolívar, Santa María y Monte Ávila, entregaban en la sede de la Corporación Eléctrica Nacional (Corpoelec), en Caracas, un documento en el cual exigían el cese del racionamiento.
Acto seguido, se activaron protestas en varias ciudades del país, sobre todo en municipios gobernados por la derecha: Mérida, cuyo alcalde era Léster Rodríguez, del partido Copei; Lecherías, estado Anzoátegui, dirigido por Víctor Figueredo, de Proyecto Venezuela; Valencia, estado Carabobo, gobernado en 2010 por Henrique Salas Feo, de Proyecto Venezuela; y Barquisimeto, Lara, entidad gobernada por Henri Falcón, quien a inicios de 2010 abandonó el Partido Socialista Unido de Venezuela y para las elecciones presidenciales de abril de 2013 fue el jefe de la campaña de Capriles.
El 2 de febrero del 2010, Hooper escribió en otro e-mail: “La Iglesia y los estudiantes están actualmente encuestados en Venezuela como fiables y populares, por encima de los partidos de la oposición (…) muy similar a lo que ocurrió en Serbia. El siguiente paso es reunirlos (…) en un funeral, una reunión, cualquier cosa. Es el siguiente paso clave”.
Sin tregua
El interés de Estados Unidos por apoderarse de los recursos y del control político del país sigue latente.
El 20 de febrero de 2013, la portavoz del Departamento de Estado, Victoria Nuland, manifestó el interés de su Gobierno en que se dé “una transición” en Venezuela. Ocho días después (28 de febrero), la jefa del Departamento de Estado para Latinoamérica, Roberta Jacobson, reiteró que, en el caso de Venezuela, “Estados Unidos tiene un papel que representar (…) esperamos poder ayudar en formas más concretas”.
El 5 de marzo, horas antes de la partida física del máximo dirigente bolivariano, Hugo Chávez, Venezuela expulsó al agregado aéreo de Estados Unidos, David Del Mónaco, tras descubrir que adelantaba planes conspirativos.
El 30 de septiembre fueron expulsados la encargada de negocios de Estados Unidos en Venezuela, Kelly Keiderling , y otros dos funcionarios de su embajada, al develarse su participación en reuniones en las que se organizaban planes de sabotaje eléctrico y económico contra Venezuela.
Si bien ni el AEI ni sus instituciones aliadas pueden, por sí mismas, tumbar gobiernos o imponer sistemas políticos, es claro que su trabajo los convierte en algo más que cómplices necesarios. Gene Sharp y el AEI se han convertido en la plataforma perfecta para respaldar las políticas injerencistas de la Casa Blanca con una estrategia adaptada a los nuevos tiempos: la de los “golpes blandos”, que aparentan surgir “espontáneamente” allí donde un Gobierno, por la razón que sea, no resulta cómodo para los intereses de Washington.
Así, “la no-violencia” crea la escenografía para llevar a cabo la sustitución ilegítima de un sistema político. Abundan los ejemplos. Entre lo más recientes, Siria, un país vital para el control hegemónico de EEUU en Oriente Medio, y donde desde hace varios años se aplican con rigor las teorías de Sharp.
Venezuela, con 14 años de Revolución Bolivariana, sigue bajo la amenaza latente de las tácticas “no-violentas”: verdaderas armas de guerra, como las califica el propio Sharp, entre las que figuran el boicot económico, el desabastecimiento, el caos generalizado y el complot mediático.
La Casa Blanca se mantiene atenta. Las evidencias ya están sobre la mesa, y Sharp y sus aliados, sin caretas, se demuestran siempre preparados para servir a sus jefes una conspiración “lista para llevar”.
Notas:
1.- En los años sesenta fue elegido para la Sociedad Secreta Skull & Bones (calaveras y huesos); miembro de la CIA destinado a Vietnam, en los años 80 embajador en Nicaragua, luego México. George W. Bush lo nombró embajador ante la ONU, más tarde de Irak. Declarado, como persona non-grata. Famoso por “armar guerras”, ha colaborado a la inestabilidad de varios países y formado guerrillas internas así como golpes de estado.
2.- Jefe de gabinete, secretario de defensa, durante la administración Reagan y muy implicado en asuntos de Oriente (Irak y Afganistan); 2006, una veintena de asociaciones de derechos humanos representadas por el abogado alemán Wolfgang Kaleck demandaron a Rumsfeld y otros cargos estadounidenses en el Tribunal Supremo alemán o Bundesgerichtshof de Karlsruhe, por crímenes de guerra cometidos en Abu Ghraib y Guantánamo.
3.- Recorre América del Sur para alinear a los gobiernos contra Cuba en la votación de Ginebra sobre Derechos Humanos, no tiene ningún cargo oficial a causa del veto del Congreso, pero pertenece al reducido grupo de cubanos de extrema derecha que manejan la política de Estados Unidos hacia Latinoamérica desde los tiempos de Ronald Reagan. Su última tarea importante fue la coordinación del golpe en Venezuela, también su último fracaso, el 11 de abril de 2002
4.- Diplomática expulsada de Venezuela por ser agente de la CIA en Cuba
* René La Verdad Os Hará Libres
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