Seguimos “marbellados”

Seguimos “marbellados”

A medida que se agota la capacidad de sorpresa ciudadana, el sistema español renueva sus cualidades rapiñadoras. Los jueces utilizan una colección entera de varas de medir la delincuencia. La célebre y escandalosa “Operación Malaya” se ha quedado en nada. Personajes del cutrerío más soez, como Julián Muñoz “Cachuli” o “Sandokan”, amén de los otros más importantes, están celebrando por todo lo alto su victoria a expensas de la lógica y de la democracia.

Se me ocurre que puede ser de interés un artículo que escribí cuando estalló el “affaire” marbellí:

"Marbellados" estamos

Parece que Marbella está por fin de moda en los periódicos y no en las páginas couché del puterío fino. Por las pasarelas de Puerto Banús no circulan estos días las misses en top less sino una nube de turistas accidentales con placa de policía. Los hoteles están copados por agresivos periodistas de investigación a la caza y captura del scoop braguetero.

 No se sabe dónde estaban antes del big bang municipal, cuando burbujeaba y se expandía la espesa sopa cósmica de la corrupción. Destapada la caja de los truenos, los agudos reporteros no inquirían tanto sobre los agujeros negros derivados de los ladrillos como por las clínicas de liposucción, quién se follaba a quién o dónde se teñía el pelo la alcaldesa cutre. Lo otro, la especulación, el blanqueo de capitales y demás delincuencias, son cosa del sumario y la fiscalía…No es cuestión de anticiparse a la acción de la justicia buscando información. Investigar sería demasiado interferir. Más riesgo. Mejor que nos lo den todo mascado y filtrado.

En Marbella antes chuparon del bote a su estilo los aristócratas ole-olé Hohenlohe. Agotado el vicio de la exclusividad farlopeña y ante la marea de caspa que llegaba, la "jet set" dio la señal de alarma y los suyos salieron huyendo hacia Mallorca. Ese vacío existencial lo ocupó GilyGIL a saco; y, con él, se pusieron cara al sol los moros de los grifos de oro y la mafia rusa. Y sus derivados, los horteras "ostentóreos" que se sentaron en el banquillo de los filibusteros menos espabilados. Cachuli en el poder y la Pantoja sacudiendo los faralaes. Qué arte.

¿Por qué se tardó tanto tiempo en atajar lo que todo el mundo sabía? Orgías de suelo público a recalificar, sementales pura sangre, ferraris, obras de arte compradas por kilómetros, mansiones de estilo narcotraficante, millones de euros en bolsas de basura… Amasándolo todo durante años y a la luz del día sin pudor ni cortapisa.

Marbella tiene un hedor a retrete sin agua ni tapa, pero de eso hay por doquier en toda España. Sin ir más lejos, Cantabria. Si los fiscales anticorrupción y los jueces con ganas de trabajar se desplazaran hasta este norte, a ejercer con interés profesional su obligatoria labor de limpieza pública, nos quedaríamos casi sin clase política. Unos por estar con la manos en la masa y otros por cómplices de silencio o por consignas de dejar hacer y que se mueva el dinero.

Antes incluso que en Marbella, aquí nació el concepto del alcalde-constructor. Vino de la mano de aquel exótico expresidente Hormaechea, finiquitado luego por un tribunal especial. Desde entonces, hace la friolera de más de dos décadas, este territorio padece una brutal agresión urbanística, en los acantilados y en la montaña. Las máquinas de destripar no se detienen. Es un fusilamiento del paisaje, para que los que están subidos en el "machito" se hagan ricos a golpe de comisiones y maletines. ¿Casos concretos? Argoños, Arnuero, Comillas, Noja, Piélagos, Somo, Oyambre, San Vicente de la Barquera…etcétera.

Tras Hormaechea llegaría la familia Piñeiro PP, avalada por el astur Francisco Alvarez Cascos. Y también el electo senador por Cantabria, Luis Bárcenas “el cabrón”. Este tuvo que dimitir por el escándalo de la "trama Gürtel" y ahora está en la cárcel por "sus papeles". En el senado todavía está presente su colega Gonzalo Piñeiro García-Lago, exalcalde de Santander largo tiempo y expresidente ex aequo del Partido Popular.

Ante esta situación o pestilente gangrena, uno se pregunta ¿dónde estarán los inspectores de Hacienda? Persiguiendo a algún dentista por no pasar factura…¿Y la ética de los arquitectos? Por los suelos (edificables), dado que cobran más cuanto más se inunda el paisaje con el champiñón de las urbanizaciones. Estos “artistas” a sueldo de promotores facinerosos (a menudo analfabetos, aunque listos) son las que otorgan la patente de corsario para la barbarie depredadora del entorno.

Imposible especular sin el visado del Ilustre Colegio de Arquitectos. Sus minutas son tan intocables como su presunción de inocencia. Poner el cazo es de técnicos exquisitos. Y es legal.

¿Y qué papel el de la prensa “seria”? El de bufones cínicos. Suministro de entretenimiento al lector elector. Comer, dormir y callar. Llenar las páginas de publicidad de pisos astronómicos para beneficio de los accionistas y de las agencias inmobiliarias. Los editores engordan y los periodistas crían hemorroides, sentados en sus mesas de redacción y obedeciendo consignas.

Así, ayer reían las gracias de Gil y sus secuaces, poniendo el enfoque en el caballo “Imperioso” y el folklore del tronío pantojil. Igual como antes, en el rancio Santander, celebraban las aventuras sementales del toro “Sultán” y otras extravagancias del poder delirante, como las más recientes anchoas de Revilla. Folklore barato, pero eficaz, que distrae del latrocinio generalizado ofreciendo un toque populista y”cercano” al pueblo.

Hoy continúa el rayo corruptor y aumenta la especulación inmobiliaria con la cortina de humo el folk boñiguero y el costumbrismo regionalista. Las subvenciones infinitas desvían la atención de las autovías en los montes, el desdén ecológico y los viajes de marcopolo por todo el mundo a costa del erario. Los que están en el ajo tienen el ojo puesto en políticas que apestan a aguas estancadas.

La única diferencia entre el sur marbellí y en norte cantábrico es la discreción de las putas. Algunas incluso han hecho carrera política utilizando con talento su lencería íntima. Por aquí el silencio de las cuentas sucias en Suiza es tan normal como los hombres de paja. Existen conexiones mexicanas y eslabones en Miami. En cuanto al periodismo autóctono, si no tuviera el rostro de hormigón lo debería tener de color pimentón por vergüenza vegetativa. Cierto que callar es más rentable que buscar la transparencia.
 
Desde luego, lo es mucho más que airear a los cuatro vientos la promiscuidad pornográfica de la especulación y el constante trafico de favores, a costa de la democracia y de la herencia de todos. Pero callar también es más canalla.

* Director del desaparecido semanario "La Realidad"

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