3 junio de 1922: La creación de YPF en Argentina
Por Daniel Alberto Chiarenza*
El general Mosconi y su enfrentamiento con los monopolios petroleros internacionales; acto de liberación económica y ejercicio de soberanía nacional. El 3 de junio de 1922 el ingeniero civil y militar Enrique Mosconi crea, por su iniciativa, Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF)
Mosconi, desde YPF, impuso una fiel política petrolera nacional a la que podemos llamar revolucionaria
Explica Luis Alén Lascano: “En menos de un lustro, Y.P.F. estaba convertida en un símbolo nacional, en un ejemplo de cuánto pueden hacer los argentinos al frente de una empresa estatal. «Es bueno vitorear a la Patria; pero es mejor ayudarla a vivir contribuyendo a su engrandecimiento, progreso y bienestar», decía Mosconi al enunciar sus propósitos. Para cumplirlos contó con la ayuda de leales colaboradores a su lado, del estímulo de su gran amigo y condiscípulo el general Alonso Baldrich, y del patriotismo de dos honestos gobernadores salteños, los doctores Adolfo Güemes y Julio Cornejo”. Luis Alén Lascano: La Argentina ilusionada (1922-1930), en Miguel Ángel Scenna: Los militares.
En octubre de 1912 se produce un punto de inflexión en la vida de Enrique Mosconi –quien había nacido en 1877-, al ser nombrado integrante de la Dirección Técnica de la Escuela de Aviación Militar, trabando una sólida amistad con el presidente del Aero Club Argentino, el ingeniero Jorge Newbery. En marzo de 1920, con el grado de coronel, es nombrado director del Servicio Aeronáutico del Ejército: al que él llamaba “la quinta arma”. La labor desarrollada por este militar “distinto” es impresionante, impulsando la aviación civil, creando aeroclubes y en enero de 1922, el Grupo I de Aviación Civil.
En esa época, cumpliendo sus funciones, vive un episodio que lo marca a “fuego” y de por vida. Ante la necesidad de compra de combustible, Mosconi envía a un oficial subordinado con la orden de compra a la oficina de la Wico –que son las siglas de Western Indian All Company. Esta marca era, nada más y nada menos, que del petrolero estadounidense John Rockefeller, aún antes de volcarse a la Standard Oil-, pero el gerente de la compañía –actuó como cualquier empleado de una multinacional de la época- le responde que no le entregaría nafta de aviación, si antes no pagaba el importe correspondiente. Entonces, seguramente, Mosconi se pregunta de qué vale tener un ejército organizado si se carece de soberanía para usar recursos que provienen de nuestro propio país.
Precisamente en aquel momento, el 3 de junio de 1922, por Decreto del primer presidente producto de una elección popular y democrática (aunque, por supuesto, sin contar con el vedado voto femenino), Hipólito Yrigoyen, por iniciativa de Enrique Mosconi, crea Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF).
El 19 de octubre de 1922 es designado director general de YPF por el –ahora, desde el 12 de octubre- presidente Alvear, empresa que, por el Decreto mencionado, recibió casi en formación y que al renunciar, en 1930, era la más importante en su tipo de América Latina. Al asumir Mosconi la empresa era deficitaria, producía 350.000 metros cúbicos de petróleo anuales.
En el desempeño de este cargo, la personalidad de Mosconi se reveló en toda su dimensión de organizador y de auténtico empresario nacional, aparte de verdadero experto en problemas petroleros.
Mosconi, desde YPF, impuso una fiel política petrolera nacional a la que podemos llamar revolucionaria. Sería la contracara del actual gerenciador del Estado argentino, Javier Milei, que lo único que parece atinar improvisadamente -adoptando recetas a las que él llama anarco-capitalismo, preferentemente de la Escuela Austríaca de Economía, haciendo una ensalada conceptual con el término “libertario”- es en entregar la soberanía y el patrimonio nacional, y eso que le han dejado como “pesada herencia” a la segunda reserva mundial de hidrocarburos , que es Vaca Muerta en Neuquén –puesta en valor por el gobierno nacional y popular de Cristina Kirchner-.
Y no solamente lo anteriormente descrito, el presidente elige importar gas cuando estábamos a unos metros de que quedara instalado el gasoducto Néstor Kirchner, lo que nos hubiera dado el definitivo autoabastecimiento.
Pero no, él pretende ir más allá balcanizando al país en sus más dignas pertenencias nacionales: el litio, los minerales, los acuíferos, las tierras de la Patagonia (aún las pertenecientes a los pueblos originarios), con las que ya había empezado el proceso otro extranjerizador de la economía y los bienes públicos, Mauricio Macri, entregando –por ejemplo Lago Escondido a Joe Lewis, y desde años atrás otro tanto, más espeso todavía, a los Benetton.
Sin referirnos a los hiper nuevos emprendimientos conjuntos con la Jefa del Comando Sur de EE.UU., Laura Richardson, tal como plataformas en Tierra del Fuego que violan soberanía y zonas de exclusión en las Malvinas y en la Antártida Argentina.
Volviendo al verdadero patriota argentino Mosconi, en 1925 inaugura la Destilería de La Plata y en 1930, YPF alcanza a producir 900.000 metros cúbicos de petróleo anuales.
Para Mosconi el enfrentamiento con los monopolios petroleros internacionales era un hecho de liberación económica y de ejercicio de la soberanía nacional. Deja por sentado que la explotación petrolera argentina abarca todo el proceso de esa industria: extracción, almacenamiento, destilación, transporte y venta.
El pensamiento de Mosconi deja claro que las empresas mixtas –tal como se hizo entre 2003 y 2015, por los gobiernos populares-, con el 51% de capital del Estado y 49% de capital privado nacional, deben tener un presidente y dos directores, nombrados por el Poder Ejecutivo con acuerdo del Senado y los accionistas. Con este esquema, Mosconi se anima a resistir las presiones de los trusts y alcanzar beneficios para la empresa nacional.
“Obtenida la nacionalización, habremos puesto una valla infranqueable a los avances de empresas que, como la Standard Oil en el norte, inicia y consolida sus conocidos sistemas de penetración y amenaza perturbar nuestro futuro económico y, por consecuencia, nuestra situación política”, decía Mosconi, en carta del 15 de junio de 1928, al rector de la Universidad de Buenos Aires, doctor Ricardo Rojas.
Meses atrás Mosconi había regresado de un viaje por los Estados Unidos y México, y estaba a la espera de que el Congreso tratara su proyecto de ley del petróleo. Hacía casi seis años que estaba al frente de YPF.
El 17 de febrero de 1930 YPF logró la unificación del precio de la nafta en todo el país, medida de gran proyección.
Al producirse el golpe cívico-militar del 6 de septiembre de 1930 que depone al presidente legítimo, Hipólito Yrigoyen, Mosconi declarara su lealtad al gobierno legal de don Hipólito. Esta decisión se funda en profundas convicciones democráticas y además, en que el caudillo radical levanta decididamente la bandera de la nacionalización del petróleo. Espera la orden de sofocar la rebelión, con varios jefes de los altos mandos, pero la decisión no llega y el gobierno se derrumba. Rápidamente es detenido y luego, en 1933, lo pasan a retiro.
“La vida de este patriota [Mosconi] se apagó el 4 de junio de 1940, en su casa, que había adquirido con un crédito hipotecario, faltándole pagar aún varias cuotas. Su nombre es bandera de la defensa de los recursos naturales, especialmente del petróleo y su lucha y su trayectoria no han recibido aún los merecimientos que corresponden”. Marco Roselli en Los Malditos. Volumen I. Coordinado por Norberto Galasso.
Comparte este artículo, tus amig@s lo leerán gratis…
Mastodon: @LQSomos@nobigtech.es Telegram: LoQueSomosWeb
Twitter: @LQSomos Facebook: LoQueSomos Instagram: LoQueSomos