40 aniversario de “Asia”: rock sinfónico y progresivo

40 aniversario de “Asia”: rock sinfónico y progresivo

Por Mariano Muniesa. LQSomos.

Supieron hacer un álbum que básicamente y fundamentalmente era una selección de canciones imaginativas, pegadizas, varios “hit-singles”, que tenían en su esencia hasta algunas melodías pop, pero recubiertas tanto de una sonoridad rockera y unos riffs de guitarra propios del rock más clásico

El calor de un momento irrepetible

La pasada semana hizo 40 años, primera semana de marzo de 1982, que salió al mercado un disco que se convirtió en uno de los impactos de ventas más espectaculares tanto por lo inesperado de su éxito como por la calidad, brillantez e inspiración que se plasmó en sus microsurcos: el afamado y excelente debut homónimo “Asia”, de un supergrupo de músicos ya veteranos del rock sinfónico y progresivo de los 70 unidos en un experimento que rompió todos los arquetipos, esquemas preestablecidos y condicionantes previos que existían en la industria musical de comienzos de los años 80. Los Asia de John Wetton, Geoff Downes, Steve Howe y Carl Palmer.

La historia de cómo se formó Asia comienza cuando en 1981 una de las grandes bandas del rock sinfónico setentero, Yes, decide poner fin a su trayectoria como consecuencia final de sus disensiones internas, su progresiva pérdida de popularidad y la decadencia de su estilo, que empezó a ser rechazado mayoritariamente a partir de mediados de los 70. Es entonces cuando su histórico guitarrista Steve Howe se pone manos a la obra sin pérdida de tiempo para poner en marcha otro nuevo grupo, contando desde el primer momento con el teclista Geoff Downes, que se unió a Yes en la etapa final del grupo y que llegó a grabar con ellos su último álbum de 1980, “Drama”.

Paralelamente, John Wetton, prestigioso cantante y bajista conocido por su trabajo con grupos como King Crimson, Uriah Heep y UK entre otros, tras la ruptura de estos últimos, había editado en 1980 su primer álbum en solitario, un disco titulado “Caught in the Crossfire”, que logró un éxito que sin llegar a ser masivo superó con mucho las expectativas previas, lo cual llamó la atención de uno de los A&R más legendarios del rock business de aquellos años: John Kalodner, ejecutivo discográfico, músico y productor, contactó con Wetton a comienzos de 1981, cuando estaba formando una banda para grabar su siguiente disco, en la que ya estaba el ex batería de E,L&P Carl Palmer. Kalodner, tras escuchar las demos de lo que podría ser ese segundo trabajo, le aseguró un contrato con la potente multinacional para la que trabajaba, Geffen Records si en vez de volver a lanzarse en solitario reunía a un “supergrupo”. Wetton no hizo ascos a la idea, y cuando John Kalodner reunió en Londres en mayo de 1981 a Wetton y a Steve Howe, del que conocía su idea de montar un nuevo grupo, la química funcionó por sí sola… acababa de nacer Asia.

Tras unas semanas de puesta en común de ideas, ensayos y pruebas, John Wetton, Steve Howe, Carl Palmer y Geoff Downes se reunieron con el productor Mike Stone en los Townhouse Studios de Londres a mediados de julio de 1981 para grabar el que sería el formidable álbum al cual hoy rendimos homenaje, un álbum debut cuyo primer single, “Heat Of The Moment”, nada más ponerse a la venta llegó al nº 1 de la lista de singles de Billboard, siguiendo el mismo camino el álbum editado unos días más tarde. La grabación del disco se prolongó hasta finales de noviembre de 1981, en parte porque varias canciones del disco fueron compuestas casi al tiempo que se grababan.

El tándem Howe / Wetton llevó al estudio casi terminadas “Here Comes the Feeling” y “One Step Closer”, pero al tiempo que iban grabando estas canciones, John Wetton descubrió una complicidad, una longitud de onda musical y una química creativa muy cercana y potente con Geoff Downes en el estudio, de la cual salieron las dos piezas más exitosas y recordadas de Asia: “Heat Of The Moment” y “Only Time Will Tell”, así como la intensa y brillante “Soul Survivor”.

John Kalodner y Mike Stone recuerdan cuando estaban trabajando en el lanzamiento de Asia, como varios periodistas musicales les hacían comentarios del tipo: “¿dinosaurios del sinfónico de los 70? Olvídalo John, lo que funciona ahora son los sintetizadores y el tecno, o en el otro extremo, el heavy metal. No va a funcionar”. Pero funcionó; más aún, fue el éxito más avasallador del pop y del rock en 1982.


¿Por qué? Porque los cuatro músicos que formaron Asia, aunque venían de un pasado y de una época del rock asociada con álbumes sumamente complejos en su composición, temas largos llenos de intrincadas transiciones instrumentales, cambios de ritmo y desarrollos musicales llenos de un virtuosismo que solo unos pocos apreciaban y disfrutaban ya en ese momento, fueron conscientes de que estaban ante una década nueva, una etapa nueva en la que su talento musical tenía que plasmarse ya no tanto en el virtuosismo, sino en la originalidad, la inspiración y la capacidad de escribir canciones que la gente pudiera hacer suyas.

Por eso, supieron hacer un álbum que básicamente y fundamentalmente era una selección de canciones imaginativas, pegadizas, varios “hit-singles”, que tenían en su esencia hasta algunas melodías pop, pero recubiertas tanto de una sonoridad rockera y unos riffs de guitarra propios del rock más clásico como de unos arreglos y un tratamiento de los teclados y de la voz que eran claramente la conexión con el sinfónico de los 70, todo ello envuelto en una producción que fue capaz de amalgamar todas esos elementos en un disco capaz de llegar a muchos públicos diferentes, lo que hace comprender fácilmente como llegó a ser el disco más vendido de 1982 en Estados Unidos, permaneciera 38 semanas en el Top-10 de las listas inglesas y llegara a vender en todo el mundo 10 millones de copias.

“En realidad, aunque todos lo deseábamos, nadie estábamos preparados para el éxito tan impresionante que fue Asia en 1982. Tal vez por ello, el proyecto a partir de 1983 ya no tuvo la misma homogeneidad que al comienzo, y no tardó en quebrarse. Cuando cada uno quiso empezar a imponer su visión de las canciones, de la producción y dejamos de ser capaces de ponernos de acuerdo, vislumbré el principio del fin”, recordaba John Wetton a finales de los 80.

Ciertamente Asia, al menos en esa primera e histórica formación que hoy recordamos, no tardó en romperse y con ello nos privó de momentos de inspiración y genialidad musical tan irrepetibles como el que nos dio a nuestra generación, los que éramos adolescentes en el 82, que esperábamos a los Stones en el Vicente Calderón, que disfrutamos del auténtico “Rock & Rios” –no del simulacro que tristemente se va a hacer- descubrimos Asia en los programas de radio del Mariscal Romero y de el “Búho Musical” de Paco Pérez Bryan en Radiocadena Madrid, en medio de aquel turbulento pero fascinante tiempo en el que como dijo una vez el gran historiador del rock David Dalton, imaginamos que el rock podría heredar la tierra.

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