5 Broken cameras – 5 Cámaras rotas
Emad es un joven palestino aficionado a las cámaras domésticas. Vive en Bil'in, al oeste de la ciudad de Ramala, en Cisjordania. En 2005 las excavadoras israelíes llegan a Bil'in para construir un muro que delimitará el perímetro de un gigantesco asentamiento judío. Con su cámara Emad, graba estos primeros movimientos.
5 años y 5 cámaras de vídeo le harán falta a Emad para registrar la historia de la resistencia de su pueblo a la opresión israelí, y, en paralelo, el crecimiento de su hijo Gibreel Emad, nacido en los primeros días del movimiento ciudadano. Mientras los ataques israelíes destrozan una cámara tras otra y, con ellas, las vidas de algunos de sus compañeros, Emad sigue adquiriendo nuevas cámaras y filmando lo que sucede a su alrededor. Un retrato único, personal y desde primera fila de uno de los movimientos de resistencia pacífica palestinos más famosos y apoyados por la comunidad internacional.
5 cámaras rotas tiene la energía de la narración en primera persona y llega a nosotros como un esputo vomitado desde las mismísimas entrañas, pero incluso situándose en el bando de los verdaderos damnificados esconde cierta carambola cinematográfica, algún ajuste de más con tal de conmover y de mover conciencias. Aunque bien pensado la historia es imposible escribirla desde fuera y 5 cámaras rotas demuestra que ante las injusticias no queda otra que implicarse, saltar al bando de los protagonistas y llenarse de fango. 5 cámaras rotas se ensucian en el momento de poner el objetivo donde lo pone, pero también en los retoques efectistas de su narrador en off. Con todo, nadie le puede negar la banda de film curtidor y necesario. Su nominación al Oscar es el megáfono que ha llevado su protesta a lugares insospechados: esa es su victoria.