7 Cajas
Un amigo te recomienda una película como original y excelente ¡que atrevimiento!, te apresuras a ir a verla, el titulo no lo has oído nunca, ninguna referencia y además es paraguaya, tiene toda la pinta de durar muy poquito en la cartelera comercial que mantienen la salas de proyección.
“Es un viernes con 40 grados en la ciudad de Asunción.
Víctor, un carretillero de 17 años, sueña con ser famoso absorto en la tele de un puesto de electrodomésticos en pleno Mercado 4…”
El mundo, su mundo es un laberinto de callejuelas estrechas, de toldos entrelazados, todo lo demás es exterior, la frontera la marcan los sueños a través de un televisor, las ilusiones de grabar la imagen, el poder del “celular” de nueva gama, fantasías lejanas que solo acerca el dinero, el poder es el dinero.
“…El mundo del Mercado es hostil, competitivo y hay miles como él esperando llevar cosas. Víctor entiende que necesita moverse para conseguir algo de plata ese día…”
A veces las oportunidades llegan cuando más lo necesitas, otras veces cuando menos las esperas, pero en la mayoría de las ocasiones lo que se supone una oportunidad es solo un complemento de sustento, y cuanta mayor es la miseria más es la condena a permanecer en ella.
“…Recibe entonces una propuesta algo inusual, transportar 7 cajas de las cuales desconoce su contenido, a cambio de la mitad rasgada de un billete de 100 dólares. La otra mitad se le entregará cuando termine el trabajo. Víctor, que jamás vio un billete de ese valor, no tiene idea de cuantos guaraníes significa. Pero sabe muy bien, que no tiene derecho a preguntar. Es más grande su necesidad que su curiosidad…”
Y sin cambiar nada, parece que la desgracia, la desventura se aleja, la oportunidad de tener patrimonio, aunque sea miserable, siempre se acaricia y se inician los viajes, la búsqueda de “El Dorado”, entre los estrechos toldos de laberinto, entre callejuelas entrelazadas.
“…Cruzar las 8 manzanas que cubre el Mercado parecía fácil, pero las cosas se complican en el trayecto: le roban una caja, pierde el celular con el que se comunicaba con su contratista y la policía rodea el lugar buscando algo que él ignora por completo…”
Y lo que esta cerca de repente se aleja, pero la necesidad de dinero te hace ser homérico, o a lo menos audaz, y cada rincón es un paso adelante o a ningún lugar, pero es un paso que puede ser épico, dinero, dinero, y en el camino esta la amistad, y hasta el amor.
“…A esto se le suma un grupo de carretilleros que están dispuestos a escoltar también las cajas. Algo hay en ellas que genera una verdadera persecución de carretillas en los pasillos más recónditos y lúgubres del Mercado…”
Y la vida, la vida ¿es dinero, tiene precio?, de repente también todo se derrumba, y los caminos son más complicados y el retrato social de tu mundo es algo más que un laberinto entrelazado de callejuelas y toldos, tu mundo es la subsistencia entre la miseria y la estrechez.
Tu vida es épica y tu frontera es el dinero.
“…Sin saberlo, Víctor y sus perseguidores se irán involucrando en un crimen del que desconocen todo: la causa, la víctima y el victimario. Todos son cómplices, porque la necesidad los obliga a correr, a gritar, a callar, o simplemente a hacerse el ñembotavy (palabra en guaraní que significa hacerse el tonto).”
Y sales del cine y lo cuentas que has visto una película difícil de explicar, pero que impresiona, que es buena, que vale la pena, y que esta interpretada por personas, por gente común, con la que te puedes semejar, que la trama no pierde “gancho” hasta el final, que los planos de imagen son quiméricos… Y que esta durando más en cartelera de lo que se podía pensar.
Py’aiteguive ¡roguerohory!
Director@s:Juan Carlos Maneglia, Tana Schémbori.
Guión:Juan Carlos Maneglia.
Música: Fran Villalba.
Fotografía: Richard Careaga.
Reparto: Lali González, Celso Franco, Víctor Sosa, Tito Jara, Nelly Dávalos, Nicolás García, Junior Rodríguez Rebollo, Roberto Cardoso, Luis Gutiérrez, Atil Closs, Liliana Álvarez.