‘A Letter To You’: Bruce Springsteen
Mariano Muniesa*. LQS. Noviembre 2020
En “A Letter to You”, este nuevo álbum, Springsteen se enfrenta a la mortalidad, habla con fantasmas y rescata tres cortes de su repertorio de principios de los 70 que nunca llegó a publicar antes…
Desde el punto de vista de determinado sector del periodismo y la crítica musical, en especial cuando se comentan, analizan o critican los trabajos de los grupos o artistas que están en la categoría del “mainstream””o del llamado “Rock de estadios” -U2, Rolling Stones, AC/DC o quien nos ocupa hoy, Bruce Springsteen- se considera una suerte de pecado mortal que se achaca no sin cierta frivolidad supuestamente “pseudoprogre” o que esconde cierto complejo de Peter Pan no asumido, mirar al pasado e inspirarse, aunque sea de forma creativa, en el propio legado que esos artistas han dejado a la historia y lo que han aportado a lo largo de sus años de actividad. Más todavía: ese sector de la crítica siempre adjudica a la autocomplacencia, el ego exacerbado, o incluso el supuesto desprecio a sus fans esa supuesta incompetencia del artista en cuestión esa actitud.
Imagino que –inteligentemente- a Bruce Springsteen le importan a estas alturas de su vida y de su carrera muy poco esas actitudes y por tanto, sin complejo ninguno y además a mi juicio de manera muy inspirada, nos presenta su vigésimo álbum de estudio, “A Letter To You” (Hay una carta para ti), que es un disco en el que sin reserva alguna, el Boss mira hacia su pasado, y de hecho, se nutre de todo ese background y esa experiencia acumulada para ofrecernos canciones que sin embargo, en ningún caso suenan antiguas, repetidas o recalentadas. Son canciones que culminan un proceso entiendo que muy introspectivo en el que Bruce Springsteen ha estado inmerso en los últimos años, y del que opino que se ha retroalimentado para ofrecernos su música.
Repasemos someramente la última década: el Boss entró en la década de los años 10 del siglo XXI con “Wrecking Ball” en 2012, un álbum en gran medida concebido como un homenaje a su saxofonista y gran amigo Clarence Clemons, desaparecido en 2011. Dos años después, Springsteen llenó todo su siguiente trabajo, “High Hopes” de canciones que había escrito, pero posteriormente descartado para otros proyectos, algunos de los cuales se remontan a mediados de los noventa, así como regrabaciones de canciones antiguas como “The Ghost of Tom Joad” y “American Skin (41 Shots)”, amén de incluir pistas en las que participaban Clarence Clemons y Danny Federici, sus compañeros recientemente fallecidos. E incluso, el más reciente “Western Stars” contenía material grabado años antes, sin obviar por supuesto sus memorias de 2016 “Born to Run” y su versión teatral, “Springsteen on Broadway”, que se estrenó un año después y duró en cartelera 14 meses. Todos ellos, proyectos que tenían que ver con esa mirada hacia atrás, con esa ¿necesidad? de recapitular, de hacer balance de una vida intensa, rica en emociones y experiencias, pero que se adentra ya inexorablemente en su tercer umbral.
En “A Letter to You”, este nuevo álbum, Springsteen se enfrenta a la mortalidad, habla con fantasmas y rescata tres cortes de su repertorio de principios de los 70 que nunca llegó a publicar antes. No hay forma de evitarlo, ni posiblemente tampoco voluntad deliberada de hacerlo: el pasado se esconde detrás de cada nota. Pero paradójicamente, nunca ha sonado tan vivo y directo como ahora en muchos años.
Mucho de eso tiene que ver con la espontaneidad que ha rodeado la creación del disco. Gran parte de las canciones fueron compuestas por Springsteen casi en modo exprés y más tarde grabadas en tan solo cinco días con la E Street Band en su casa en 2019. Es la primera vez que el grupo hace tanta música en vivo en una sala de estudio desde la primera mitad de los 80, según ha confesado orgullosamente el propio Bruce Springsteen.
En estos tiempos, a la hora de hablar de cualquier disco que se edita en estos días, la pregunta es inevitable: ¿se compuso antes de la pandemia? En el caso de “A Letter To You” sí, aunque no obstante, hay letras, metáforas, guiños, que nos llevarían a pensar que podrían ser producto del confinamiento. No sería arriesgado pensar que en esas circunstancias nuestro hombre se mostraría más propicio a ese estado de reflexión, de evocación, que le lleva a ese lenguaje, esa atmósfera y esa introspección que nos sugiere “One Minute You’re Here”, en donde el blues, el country y el folk se mezclan genialmente.
Musicalmente, temas como “Ghosts” o la propia “Letter To You” nos llevan a un tratamiento desde la producción de esos temas al estilo del para mí siempre infravalorado “Human Touch” de comienzos de los 90, aunque ahora con el calor y la energía que quizá faltaba en ese disco, al tiempo que en “Burnin Train”, toda la banda se lanza a un orgasmo hard rock sensacional, en el que Steven Van Zandt se pone al nivel de cualquier as del mástil del heavy metal, mientras que en “Janey Needs A Shooter”, la fuerza emotiva del hammond y la siempre estremecedora armónica nos reconcilia con el Springsteen más cercano, más alejado del estrellato, del Springsteen al que muchos vieron la mañana del 2 de agosto de 1988 paseando sin guardaespaldas con su mujer Patti por los jardines del Retiro madrileño o tomando un cerveza en una terraza de Las Ramblas barcelonesas en la primavera de 1981, horas antes de sus históricos conciertos en ambas capitales.
El Springsteen más político, más comprometido, no está muy presente en este disco, a pesar de la polarización en la que América se encuentra tras cuatro años de mandato de Donald Trump. Sólo en “Rainmaker” hace referencias bastantes veladas al clima político actual en los USA, dejándonos versos sobre “una casa en llamas”, una “horrible temporada” y cómo “a veces la gente necesita creer en algo tan malo”. Nunca pronuncia el nombre “Trump”, pero no es difícil conectar los puntos del personaje central de la canción – “Dice blanco y es negro, dice negro y es blanco, dice noche y es día, dice día y es noche” – con el controvertido y contestado dirigente.
No todo funciona, no obstante, en “A Letter To You”. “Last Man Standing” apunta a la grandeza al estilo de “Born to Run”, pero se queda muy a medio camino tanto en su letra como en su música, mientras que “The Power of Prayer”, sinceramente, sí parece un rescate de otras grabaciones poco trabajado y de mero relleno, que da algunos cartuchos de munición a sus críticos más exacerbados.
Esta carta que Bruce Springsteen ha escrito para ti termina tan contemplativamente como comenzaba, declarando que “la muerte no es el final” en la preciosa “I´ll See You In My Dreams”. Un mensaje optimista y entrañable de un artista al que quizá se le puedan criticar muchas cosas, pero creo que nunca el que haya sido un músico sincero, honesto, cercano y pienso que esencialmente transparente. Por tanto, su nuevo disco, lejos de decepcionar, según cada caso, creo que nos reconcilia, reencuentra o refuerza nuestra complicidad con el autor de “Born To Run”.
Y sinceramente, lo celebro.
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