¿A qué juegan realmente los Bancos Centrales?
El financiero de El Garaje. LQSomos. Septiembre 2016
La izquierda no se entera
Podríamos comenzar esta nota refiriéndonos a la “decepción” producida por Draghi en su conferencia de prensa del jueves 8 de septiembre. El BCE va a seguir comprando 80 mil millones de euros al mes en deuda (pública y privada) hasta, al menos, fin 2017. Pero los mercados querían más, una “extensión”. No la ha habido. El viernes cayeron fuertemente, quizás porque Draghi había insinuado la víspera que poco más puede hacer el Banco Central Europeo. Siempre el mismo binomio (sumamente inestable): crecimiento estancado/recesión por un lado, creación monetaria (bancos centrales) por el otro.
Pero no merece la pena, porque a estas alturas ya todo el mundo (o casi) sabe que la política de superendeudamiento de los bancos centrales constituye una locura de dimensiones históricas.
Un informe de la Deutsche Bank de estos días (presentado por su analista, el sr. Torsten Slock) demuestra que, en términos de economía real, las campañas de QE (Quantitative Easing, como esta que lleva a cabo el Banco Central Europeo) han sido negativas en 8 casos (de un total de 12) y neutras en 3. Lo demuestra, pero ya lo sabíamos.
Entonces, demostrados (si es que hacía falta) sus efectos perversos (la mayor burbuja de la historia) y su falta de efectos benéficos, sólo queda preguntarse: ¿Los bancos centrales se están equivocando llevando el sistema a un punto sin retorno o, al contrario, están siendo el instrumento de las élites para provocar una situación sin salida? Sin salida convencional, queremos decir.
Es que resulta difícil creer que lo que se está haciendo es simplemente resultado de la ineptitud o de “políticas equivocadas”.
Así que hay que concluir que los bancos centrales actúan como palanca de algún poder superior.
Un ejemplo. En estos días se viene hablando de un posible acuerdo Franco-Alemán para la puesta en marcha de una Europa a dos velocidades, lo que llevaría a la creación de dos “Euros”. Un Euro A (Francia, Alemania, Benelux e Italia) y un Euro B (todos los demás, incluida España). ¿Son cosas como estas las que se buscan, entre otras de, seguramente, aún mayor calado? ¿Se va a devaluar, corralito incluido, la economía española?
Es muy probable que todos tengamos que reflexionar sobre ello, sobre todo aquellos que piden más gasto, más deuda, más políticas expansivas y de “crecimiento”.
Resulta particularmente irritante el silencio, sobre estas cuestiones, de aquellos que, según dicen, quieren “cambiar las cosas”, defienden “a la gente” o luchan “por un nuevo país”
La pregunta que se puede hacer sobre las apariciones de esas “gentes de izquierdas” o “del cambio”, que no paran de opinar sobre todo tipo de otras cuestiones, es parecida: ¿Se trata solo de ignorancia? ¿Se trata solo de “buen rollo”? ¿No lo dicen porque no quieren “asustar” o es que ni siquiera perciben la situación? ¿Ni siquiera son capaces de seguir, a diario como debe ser, estas cuestiones vitales y que tan importantes consecuencias van a tener? ¿De verdad creen que basta con repetir como un mantra que “otras políticas son posibles” y con cargar continuamente contra Merkel?… ¿Ignorancia o incapacidad?