¿A quien han de servir las tribunas?
Isabel Cervera. LQSomos. Junio 2016
“Que tiempos serán los que vivimos
que hay que defender lo obvio”
Bertolt Brecht
A colación del argumento de un compañero que me planteó la duda en opinión supuestamente construida
Explicaba Rosa de Luxemburgo acerca de las huelgas de los mineros Ingleses en 1893, llevadas a cabo a consecuencia de la decisión de los dueños de las minas de reducir su salario en un 25%. Un socialista Inglés elaboró un informe en donde se mostraban claramente los beneficios Capitalistas al lado de los jornales de los obreros:
“El número de capitalistas mineros es de 3.000. En 1892, su beneficio neto era de 170 millones de rublos. La cantidad de obreros en las minas de carbón en el centro de Inglaterra es de 300.000. Su ingreso anual suma en total 150 millones de rublos. O sea, que un capitalista tiene una entrada semanal de 1.090 rublos y a un obrero le toca un jornal semanal de 9,60 rublos. ¡De esta forma, un barrigón que durante toda su vida no hace nada recibe el mismo importe que 115 obreros que realizan un trabajo duro, que permanentemente ponen en peligro su vida y su salud!”
En 1888, sus jornales eran un 40% más bajos y los mineros pasaban por grandes miserias. Se quejaban de que sus hijos iban “medio muertos de hambre”.
En 1890 , después de una ardua lucha los mineros finalmente llegaron a los jornales actuales y tres años después los capitalistas decidieron de nuevo bajar los salarios , cosa que los mineros no aceptaron y manifestaron preferir morir de hambre que volver a soportar las anteriores condiciones. Este fue el inicio de una huelga de cuatro meses en donde los trabajadores Ingleses y Escoceses sumaban más de 660.000 hombres. En Agosto mas de 500.000 mineros fueron a la huelga , pero pronto 200.000 abandonaron la idea del paro y quedaron 300.000 luchando hasta en final; esa diferencia de concordancia se debía fundamentalmente a diferencias de opiniones y organización.
Dejando varios detalles que no dejan de ser importantes me remito a la clave del éxito de esas huelgas: en primer lugar la excelente organización de los mineros, las cajas alimentadas constantemente contenían varios millones de rublos;
A esto se sumaba la ejemplar disciplina de los mineros, unidos y en armonía, evitaban choques sangrientos con los militares y cada decisión tomada por los dirigentes era aceptada por todos. Los patronos sabían que no debían atreverse a desalojarlos ya que “correría la sangre” y estos vieron que debían creerles. Se produjo el milagro de que casi toda la sociedad Capitalista Inglesa les hizo llegar considerable ayuda económica a los huelguistas: altos dignatarios, pastores y obispos … y hasta los ¡dueños de las minas!
Pero incluso, más que sus puños , a los mineros les ayudó la situación política. En Inglaterra el poder político de los partidos dependía de la relación de los obreros con estos partidos. Justo este año 1893 decidieron fundar un partido obrero independiente en el parlamento y elegir sus representantes. Desgraciadamente hasta entonces sólo tenían la posibilidad de elegir a uno de los dos partidos burgueses (liberales y conservadores) que se disputaban el apoyo de los mineros, los conservadores, dueños de las minas temían el apoyo de los obreros al partido Liberal y por ese motivo no eran desalojados de sus casas.
Me quedo aquí para formular la reflexión en estos tiempos sombríos donde se da también una interminable campaña electoral: ¿a quien han de servir las tribunas?, esto no se lo cuestionan los políticos/as de profesión”, pero entre sus candidatos/as existe alguna que otra compañera/o que mantiene el discurso coherente y de clase. Nunca, en ninguna movilización popular reciente hemos conseguido (exceptuando la de las Marchas por la Dignidad) aglutinar a tantas gentes como ocurre (por desgracia, hay que decir comparativamente) durante las campañas electorales, es por ello que toca dilapidar el concepto “deposita/delega y vete a casa, que nosotras/os haremos lo necesario por ti” del discurso neoliberal por el de “vota si quieres, pero de aquí vete al barrio, a la plataforma, a la asociación, al colectivo u organízate por que sin movilización capaz de crear poder popular en las calles no es posible transformación alguna”.
Los espejos donde mirarnos son hoy la clase obrera Francesa y los maestros de Oaxaca. Nuestra realidad la de un sistema productivo depredador, la de compañeras y compañeros presos políticos, las consecuencias de un régimen que nunca se depuró, la del poder omnipresente de las grandes transnacionales, el de una OTAN universalmente genocida provocadora de un éxodo incalificable y no es posible ni real quedarnos en discursos tangenciales que hacen alusión a libertades parciales necesarias pero erróneamente admitidas en superioridad al discurso humanitario que poco o nada cuestionan el sistema, ni omitirlos en estos durísimos días, estas realidades como puños hay que defenderlas también desde esas tribunas y estas pocas compañeras/os que han accedido a esos espacios con sus propias razones, como instrumento “sumador” que sirva para dar voz a sus respectivos pueblos, expoliados, colonizados, invisibles, en esas cámaras (tan astronómicamente alejadas de la realidad y el drama social que vivimos y si sirvientes del capital para preservar el poder político y los privilegios de unos pocos) pueden hacerlo, por que sus razones para elegir esta opción en este contexto de desmovilización social e “izquierda ausente” consta que no es otra cosa que un intento más por esa transformación en el que se podrá creer o no, pero se practica desde la honradez y profunda preocupación, desde una trayectoria cargada de compromiso militante.
En nuestros días donde la correlación de fuerzas nada tiene que ver con la de los mineros ingleses del siglo XIX, por que nos han impuesto los conceptos anti-clase como son la globalización contra imperialismo, lucha de clases y colonización; por que el capital en lugar de resolver sus propias contradicciones las “deslocaliza” en la geografía para multiplicar su capacidad de explotación, por que nuestro ecosistema está en manos de los mercados para ser manipulado a su antojo y en definitiva por que se da un exterminio sutil y selectivo de lo que el sistema considera los “no productivos”, aun así y por todo ello urge recurrir a todos los instrumentos necesarios capaces de regenerar esa movilización social, lograrla tangible y evidente, de la que algunos pueblos en lucha tanto nos están enseñando hasta provocar el miedo en el corazón del monstruo. La organización de aquellos mineros como la de los pueblos en lucha transformaron y transformarán en alguna medida esa realidad, mientras tanto algunas y algunos tienen esa oportunidad de mutar el que “todo cambie para que nada cambie”, por un altavoz del frente y con nosotras reactivarnos en las luchas.