Adivinanza II. ¿En qué invertiría un buen millonario contra el derecho a robar de Felipe VI?
Por Domingo Sanz
Ya que sigue vigente la sabiduría que dice que la “carne es débil” porque hasta la fecha nadie con escaño en el Congreso ha roto la baraja de la carta marcada con la injusticia de que Felipe VI pueda robar dentro de la ley, he decidido volver la mirada hacia el dinero que, aunque cobarde, es poderoso y no se puede librar de esa otra ley, la de lo casual, que a cualquiera le puede tocar.
Si usted leyó la “Adivinanza I. Tiene derecho a robar porque quiere, pero da lecciones por la tele”, seguro que acertó a la primera con lo de quién era Él, aunque Él volviera a perder audiencia por cuarta vez consecutiva para lograr la segunda peor marca de entre sus ya once comparecencias navideñas. Y eso que esta vez contó con la impagable ayuda de una Dana y sus varios viajes al centro de las desgracias para conseguir cuota de pantalla.
Además, en la “Adivinanza I…” recordé que en los últimos tres años se ha negado, al menos en cuatro ocasiones, a renunciar a tan injusto privilegio de poder robar sin límites ni miedo, una maldad, que no error, que los medios no destacan como deberían, pero que a Él lo tiene atrapado por esa Corona que, mientras decida también conservarla, puede provocar que todo el “edificio” se le caiga encima si se le ocurre cambiar de postura.
A por el dinero voy y en su busca decido preguntar “cuantos millonarios hay en España”. Es Bankinter, citando a UBS, quien primero me responde para decir que son 1.180.703 para, acto seguido, comenzar a chivarse de los nombres con los apellidos más conocidos, pero no caeré yo en esa trampa porque la población de potentes es suficiente y prefiero apostar a la ley de los grandes números que, si se cumpliera, nos permitiría encontrar esa “aguja en el pajar” que a tantas personas llenaría de felicidad.
¿O acaso en España ya no funcionan ni las matemáticas?
Por tanto, y como no me atrevería a pedir dinero sin un proyecto a cambio, no me queda más remedio que revelar la solución de la “Adivinanza II”, ese “en qué” incluido en el título y, a continuación, cual emprendedor joven e iluso paso a exponer el plan triunfador que podría financiar casi cualquier millonario sin que se le cayera ni medio cero desde la cuenta en el paraíso hasta el suelo para, de esa manera, ser la “excepción que confirma la regla”, es decir, lo máximo a lo que tantos aspiramos a cambio de estar sometidos a la vida por culpa de haber nacido.
Para buscar la respuesta, extiendo sobre la mesa más grande de todas las que tengo todas las páginas de todos los periódicos de papel de todos los últimos 40 años porque más no me caben y me tropiezo con mil encuestas por cada dos elecciones celebradas, por lo que llego a la conclusión de que vivimos en una sociedad mucho más demoscópica que democrática, algo que ayuda a crear una ilusión falsa de participación que, en realidad, manipulan aquellos que son juez y parte de las decisiones que toman.
A continuación, selecciono las páginas de los sondeos para aprender y la respuesta que me invento para ese “en qué” del título es la encuesta más breve y provocadora jamás hecha, pero respetando la legislación vigente.
Solo serían tres preguntas para conseguir una, dos o tres respuestas, aunque, tal como procede, lo primero es la selección de la muestra, que debe ser muy generosa para que el resultado sea más inapelable que cualquier otro que pueda nacer de una urna y, de paso, para conseguir que dejen de mirar hacia otro lado los cómplices de “carne débil”, conviene que protagonice una oportuna coincidencia: el número de personas encuestadas debe ser de 1.180.703, aunque en este caso ricas, pobres y medio pensionistas, según les toque.
¿No cree usted que, solo para agradecer este detalle, los millonarios mencionados por Bankinter ya deberían estar haciendo cola para invertir en el proyecto?
Vayamos con las preguntas del cuestionario.
Primera. ¿Está usted de acuerdo con que Felipe VI pueda robar o cometer cualquier delito sin rendir cuentas ante la Justicia?
SI / NO
Si es NO finaliza la encuesta. Si fuera SI se hará la siguiente pregunta:
Segunda. ¿Está usted de acuerdo con que Felipe VI pueda entrar en su casa, la de usted, se lleve todo lo que quiera y usted no pueda ni llamar a la policía?
Si es NO, se le ofrece al encuestado la opción de cambiar su respuesta a la primera pregunta, que ahora debería ser NO y, si acepta, finalizar la encuesta.
Pero si decide no cambiar la respuesta SI a la primera pregunta, o responde que SI a la segunda pregunta, se le formula la tercera y última pregunta:
Tercera. Por favor, escriba aquí su domicilio y firme la autorización para que Felipe VI pueda ir a “visitarle” a usted cuando quiera, pues Él prefiere contar con su colaboración activa, aunque ambos saben que la policía nunca iría a detenerlo. A cambio, usted podrá presumir de que ha “recibido su visita”.
Si el encuestado se niega a dar esa información personal se destruirá toda su encuesta, pues esa persona se considerará menos fiable que cualquiera de esos políticos a los que tanto critica porque cambian de opinión.
Completado el millón largo de cuestionarios podemos pensar en un 70 u 80% de NOES acumulados a la primera pregunta o, lo que es lo mismo, un SÍ masivo a todos iguales ante la ley cuando se comete un delito.
En cambio, tenemos un Congreso en el que los miles que han ocupado escaños desde hace 50 años han “respondido” lo contrario con sus votos, o el tema no les ha parecido lo suficientemente importante como para jugarse el tipo.
O, ¿acaso tienen miedo de que pueda pasar “algo” por aprobar que “o todos moros o todos cristianos”?
¿Recuerda usted lo que dijo Suarez para inaugurar la democracia?
Sí, fue aquello de que debíamos “elevar a la categoría política de normal lo que a nivel de calle es simplemente normal”.
La dijo en 1976 y él mismo lo traicionó desde el principio, con todos los padres de la Constitución también.
¿Bajo amenaza?
¿Podrían decirnos ya los nombres de los amenazadores aquellos?
¿Fue, quizás, ese rey que un 23F “salvó a democracia”?
Sí, puede que la salvara, pero después de ordenar que se la construyeran como le interesaba. Y tal como a su hijo le sigue interesando, porque se niega a renunciar a lo que le beneficia, aunque la corrompa.
Además, eso es falso de toda falsedad. Aquellos protagonistas de entonces, cada vez que tienen que sacar el ego a pasear presumen que sabían que el franquismo sería imposible sin Franco.
Y volviendo a la frase de Suárez, ¿alguien es capaz de sostener que el apabullante 88,54% que votó SÍ a la Constitución en 1978 habría votado SÍ al artículo 56.3 por separado, ese en el que se han apoyado los gobiernos para aceptar que Juan Carlos I haya robado y que, si quiere, Felipe VI también pueda hacerlo, o matar, o violar, sin que un juez le pueda tocar un pelo?
Regreso al principio para ir terminando.
¿Tiene usted algún amigo entre ese 1.180.703 de millonarios de BANKINTER?
En ese caso, no deje usted pasar la oportunidad de que alguien con posibles pueda derrotar al mismísimo Pedro Sánchez en lo de “regenerar” la democracia pues, aunque ha invitado a Felipe VI para que acuda al primer acto de celebración de la muerte del dictador 48 horas después del discurso que, vestido de MASUFA (Mando Supremo de las Fuerzas Armadas) pronunciará por la Pascua Militar, siempre se ha negado a plantear la reforma del derecho a robar que disfruta, y no es que no se lo hayan pedido los socios cuyo apoyo necesita hasta para respirar en la Carrera de San Jerónimo. Aunque también es cierto que sin sacarle los dientes de verdad.
Si su amigo millonario se resiste a financiar la mayor y más decisiva encuesta de todos los tiempos, pruebe parafraseando al ex José María Aznar que sigue fracasando en su intento por acabar con Sánchez. Dígale que “el que pueda invertir, que invierta”, que esta “empresa” merece la pena y él conseguirá pasar a la historia.
Y si su amigo le dice que los millonarios no se meten en política, esboce usted su mejor sonrisa, haga un quiebro inteligente y lo tendrá en el bote: a cambio, subirá un buen por ciento la calidad de la democracia y bajará otro tanto la corrupción política.
Un detalle
Han pasado años, aunque no sé cuántos, desde que quizás ocurrió esta historia que les acabo de contar cual relato del presente. Lo cierto es que todo sucedió mucho más deprisa y sin derramamiento de sangre.
Se reunieron en secreto varios millonarios para financiar la encuesta planteada, pero, mientras negociaban, uno de ellos salió de la reunión con una excusa cualquiera, pero lo que hizo fue llamar a La Moncloa y a La Zarzuela, no sé a cuál de los dos palacios primero.
Regresó al encuentro solo para decirles que el objetivo se había conseguido, sin necesidad de sondeo ni de invertir un euro.
(No obstante, si conoce usted un buen millonario, no deje de probar suerte. Hay personas que piensan que la Tierra no es redonda y otras que el túnel del tiempo funciona)
Adivinanza I. Tiene derecho a robar porque quiere, pero da lecciones por la tele
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