Aguaceros a ciegas
Patxi Ibarrondo*. LQSomos. Enero 2018
Cuando es causa de muerte, la desidia deja de ser broma anecdótica para convertirse en tragedia. Estos días atrás el inviernodio un zarpazo de los suyos en la península ibérica. Agua diluvial, nieve, viento… accidentes de tráfico, tetrapléjicos, bien muertos al volante estadísticos.
Muchos esos dramas son producto de la idiotez humana, desafíos a la ley de probabilidades y a los factores de la lógica. El cerebro envasado al vacío del certero suele tener consecuencias funestas. Ves cómo la gente realizan extrañas maniobras o imprime velocidades imprudentes… A pesar de una meteorología adversa, se juegan la vida por ir más deprisa al tanatorio o al hospital.
Los coches se fabrican más potentes y muchas veces el asfalto no está al nivel de seguridad requerido. Todo son estadísticas y lamentaciones hueras con la boca pequeña y exculpatoria, porque basta un aguacero para poner en evidencia a las autoridades nacionales o regionales, las pinturas horizontales que señalan la carretera están semiborradas. No se distingue apenas la pintura y es preciso conducir por pura intuición en velocidades legales de 120 Km. por hora. Sin embargo, nadie pinta y resalta el blanco de las señales en las autovías españolas. Así las cosas, los accidentes son esperados, más tarde o más temprano.
Basta con una maniobra de adelantamiento al vehículo precedente o una distracción momentánea o bien una imprudencia temeraria para que tu coche sea finalmente tu mortaja. Las rayas blancas no se ven. Los conductores van en tensión.
A nadie se le ocurre pintarlas de vez en cuando. Por seguridad.
Más artículos del autor
* LQSomos en Red
Síguenos en Facebook: LoQueSomos Twitter@LQSomos Telegram: LoQueSomosWeb