El amor del revés
Marc G. Olabarría*. LQSomos. Enero 2017
Un vivo recuerdo de la homofobia de finales de siglo XX
Quien me conoce, sabe que me encanta leer. Me encanta que me regalen libros o comprármelos yo mismo (sobre todo, si son cercanos a o tratan directamente el tema LGTB+), leer es un placer. Por mi cumpleaños, he tenido la suerte de que me regalaran el libro ‘El amor del revés’, del autor Luisgé Martín. Es un libro que se describe como una autobiografía sentimental de un muchacho que descubre su homosexualidad en 1977, a la edad de 15 años. Sin duda, es un libro bastante interesante; tiene una calidad lírica muy importante, pero también tiene perspectivas contra las que, desde mi punto de vista, deberíamos luchar, o como mínimo, evitar. Y una de las mejores formas de evitarlas es unirse al activismo a favor de la igualdad desde todes para todes, al margen de identidades o cualquier tipo de etiqueta.
El libro, como buena autobiografía de un reputado autor (aunque personalmente, hasta que me regalaron el libro, le desconocía), comienza relatando una conversación entre él mismo y el escritor Fernando Marías. La conversación oscila entre los tiempos de escolaridad religiosa y cómo afrontaban a esa edad sus primeros indicios de homosexualidad: ya fuese a modo de obra, de palabra o de pensamiento. Evitar el pensamiento era lo más difícil, sin duda, puesto que, en palabras del autor “bastaba un pensamiento impuro para condenarse”. Bien podemos hacernos una idea de cómo se pudieron desarrollar los sucesos, pero si algo queda patente, es que a falta del reconocimiento de nuestras identidades, como comunidad LGTB+, ego también muchas veces nos sobra.
Aunque pueda ser polémico, medianamente reprobable o incomprensible, el autor comienza a hablar influido por la sociedad de hace cuarenta años de cómo la homosexualidad había sido condenada y arrinconada al grado de enfermedad (mental, física… eso daba más lo mismo). Este es uno de los aspectos espinosos. Sólo hasta mediados del libro, deja de llamarla enfermedad aunque su forma de tratar su identidad y la de su comunidad no varía. El libro merece sin duda la pena, puesto que está escrito por alguien con evidentes muestras de capacidad y experiencias literarias, con una poética prosa que transmiten toda la incongruencia de no poder ser quien la sociedad te exigía (y en ocasiones te sigue exigiendo) ser.
El libro se centra en la homosexualidad y los muchos amores de Luisgé. No soy yo quién para juzgar la calidad o la cantidad de dichos amores, pero bien patente queda la inestable identidad y la falta de madurez en el desarrollo de relaciones afectivas, por un lado, y románticas, por otro. Hasta el punto, en algunas ocasiones, de casi llegar al acoso, con amores imaginarios y sentimientos frustrados. Es el caso, del enamoramiento con un chico que observaba día tras día en la biblioteca, le seguía por la calle, pidió ayuda a sus amigas para mandarle cartas, incluso viajó a Asturias haciéndose el encontradizo.
Del mismo modo, cuenta cómo sus libros, que su madre criticaba por “acabar irremisiblemente mal” (muertes, asesinatos, fracasos, desamores), eran un fiel reflejo de sus sentimientos y de su realidad en aquel preciso momento en que los escribía. Evidentemente, este NO es un libro para personas desempoderadas, deprimidas, con homofobia interiorizada… casi diría incluso que no es un libro para quienes sufren por no ser quienes son realmente (y permiten que eso sea así de forma temporal o permanente). Un libro que acaba con “Aunque ningún final es feliz: si es feliz, no es todavía el final” debe ser leído con mucha precaución, porque este tipo de argumentos son las que hacen infelices a las que ya son felices, y nunca al contrario.
Para evitar este tipo de historias, anécdotas, biografías: ES NECESARIO LUCHAR. Luchar por un mundo mejor sin discriminación. Luchar por un mundo mejor sin estereotipos, sin prejuicios, pudiendo ser cada cual quienes somos realmente. Luchar por un mundo sin machismo, racismo, xenofobia, LGTB+fobia, edaísmo, gordofobia, discafobia, clasismo… Debemos reforzar esa comunidad a la que pertenecemos, pedir ayuda cuando la necesitemos, ayudar a les demás aunque no nos lo pidan. Y solo así, cuando vivimos en comunidad, siendo quiénes somos y haciendo lo que deseamos hacer (sin provocar daño a les demás), podremos ser verdaderamente felices y apreciar lo que tenemos…
Ficha:
El amor del revés, de Luisgé Martín. Editorial Anagrama. Colección “Narrativas hispánicas”.
280 páginas. ISBN 978-84-339-9819-4.
PVP 18,17 €
Orgullo Crítico – LoQueSomos