Argentina. 13-5-1966: muere en un tiroteo Domingo Blajaquis
Por Daniel Alberto Chiarenza*
13 de mayo de 1966: muere en un tiroteo, en la confitería-pizzería “La Real” de Avellaneda, el gremialista peronista Domingo Blajaquis
“Un auténtico héroe de su clase”.
Rodolfo Walsh
Además Walsh explicó: “No se trata, por supuesto, que el sistema, el gobierno, la justicia sean impotentes para esclarecer este triple homicidio. Es que son cómplices de este triple homicidio, es que son encubridores de los asesinos. Sin duda ellos disponen de la misma evidencia que yo he publicado y que en otras circunstancias servirían para encarcelar a Vandor y sus guardaespaldas. Si no lo hacen es porque Vandor les sirve. Y si Vandor les sirve es, entre otras cosas, porque esa amenaza está pendiente sobre él. El poder real de Vandor es hoy el poder de Onganía (1), el poder de San Sebastián (2). Porque esta es la primera y esencial conclusión de todo el asunto: el vandorismo es una pieza necesaria del sistema”. Rodolfo Walsh, ¿Quién mató a Rosendo?, Conclusión.
Domingo Blajaquis fue un militante respetado, tanto en el ámbito político como en el gremial. Nacido en la conurbanense localidad de Lanús el 19 de junio de 1919, cuando apenas se acallaban los hechos de la Semana Trágica. En su juventud había militado en el partido comunista. Luego de los bombardeos contra el pueblo en 1955, ingresó al movimiento peronista sin esperar la expulsión del inentendible estalinismo argentino, participando de la “Resistencia”, cuando una dictadura feroz encabezada por militares o civiles “gorilas” tutelados ocupaban el gobierno argentino.
Blajaquis, obrero con conocimientos de química, tanto en curtiembres, como en metalúrgicas. Formado en las ideas de liberación nacional y social de John W. Cooke –primer Delegado de Perón en la Resistencia, fundamentalmente a la cruel “revolución fusiladora” de los primeros tiempos después del golpe, y fundador del Peronismo Revolucionario, diferenciándose del “verticalista”, ortodoxo y de derecha, aunque también del vandorismo o burocracia sindical-, se alineó en la izquierda peronista. En toda su trayectoria Blajaquis (también llamado “El Griego” por sus compañeros) se caracteriza por su contundente espíritu combativo y su conducta ejemplar como compañero solidario, de una ética a prueba de cualquier desvío, desde donde combatió los fraudes y el mercantilismo de la “burocracia sindical”.
El 13 de mayo de 1966, Blajaquis sería el protagonista involuntario de una reyerta desatada entre sus compañeros de la izquierda peronista (también llamados peronistas de base) y dirigentes del inescrupuloso vandorismo que había planteado temerariamente un “peronismo sin Perón”, en la confitería “La Real” de Avellaneda. Blajaquis, que está desarmado –a lo largo de su vida los estuvo-, en la riña recibe un balazo que le ocasiona la muerte casi instantánea. El suceso causa honda consternación entre los trabajadores por tratarse de un militante ejemplar. Rodolfo Walsh llamó a Blajaquis “un auténtico héroe de su clase”, y no por capricho intelectual, “El Griego” lo era.
El mismo día también resultaron abatidos el dirigente de la UOM (Unión Obrera Metalúrgica y pretendido candidato a gobernador) Rosendo García y -junto a Blajaquis- otro compañero de la resistencia peronista: Juan Salazar. El suceso fue investigado por Rodolfo Walsh en “¿Quién mató a Rosendo?”.
Walsh relató detectivescamente, en forma periodística policial y cuentística literaria, el hecho: “… El Viejo [otra de las formas en que llamaban a Blajaquis, a pesar de aun no contar con 47 años] estaba mordiendo una porción de pizza cuando la bala se le metió en el pecho, por el costado”, afirma Francisco Alonso tocándose debajo de su axila derecha. Alonso estaba sentado en la otra punta de la misma mesa, a un metro” […]. “Ese tiro –agrega Alonso–, como todos los otros, vino de la mesa en donde estaba ‘el Lobo’ Vandor con su troupe. Quedó sentado el Viejo, sangrando, muriendo”.
Cuatro horas antes el “Viejo”, Domingo Blajaquis, había salido de una sociedad de fomento de Gerli –esto es entre Avellaneda y Lanús- con dos compañeros más, dirigiéndose al centro de Avellaneda, a una reunión de solidaridad con un gremio hermano que estaba en lucha. Al llegar a la esquina de la plaza se encontraron con Raimundo Villaflor –hermano de Azucena Villaflor, fundadora de Madres de Plaza de Mayo-, obrero de la Conen -una fábrica de jabones, ubicada en el barrio de Piñeiro en Avellaneda, que había sido fundada en 1887- quien a las diez de la noche había terminado su turno, iniciado a las dos de la tarde. Cruzaron la avenida Mitre, hacia Sarmiento, y entraron a la confitería La Real, que era también pizzería, café, refugio de encuentros furtivos y lo que venga.
Francisco Granato –31 años, alto, pelo oscuro– invitó con la pizza porque había cobrado esa tarde un dinero extra. Era obrero en la planta del Docke de la Shell. Pero exigió esquivarle al vino tinto porque aquel día no andaba bien del estómago, entonces pidieron blanco. En la mesa estaban Domingo Blajaquis, los hermanos Villaflor, Horacito –se cree que es Miguel Gomar–, Juan Salazar y los mencionados Granato y Alonso.
A seis o siete metros –en el mismo salón–, varios sindicalistas y políticos tomaban whisky y charlaban. Augusto Vandor, Rosendo García, Petracca, Valdez, Saffi, el Beto Imbelloni, Gerardi, Armando Cabo y otros.
La batahola comenzó a los pocos minutos por miradas desafiantes y porque a Horacito lo intimidaron en el baño los hombres de Vandor. Las primeras escenas de pugilato fueron entre Raimundo Villaflor y Rosendo García –secretario adjunto de la UOM y serio candidato a suceder a Vandor-, y entre Rolando Villaflor y el Beto Imbelloni. ¡Bravíos trabajadores los Villaflor! Sonaron varios disparos, direccionados desde la mesa de Vandor, seguramente envalentonados porque los embebió ese cóctel tan peligroso formado por el alcohol, el miedo y el odio. Un disparo partió la espalda de Rosendo García (Walsh se lo atribuye al propio Vandor). Otros dos se metieron en los cuerpos de Blajaquis y de Juan Salazar –38 años, cinco hijos, vivía en Wilde, casado con Juana Fernández–. Otros balazos marcaron mesas, mármoles y columnas. Un proyectil más terminó en un glúteo de Saffi.
Un rato después de los disparos en La Real, Blajaquis murió en el Hospital Fiorito, producto de una “herida de bala en tórax”, firmó el doctor José Rodríguez Giménez en el acta. Eran las 0:40 del 14 de mayo. Las tres muertes quedarían impunes.
Los diarios refirieron los hechos porque hubo tres occisos y uno de ellos conocido: Rosendo García, secretario nacional adjunto de la poderosa UOM.
Los jóvenes que se atribuyeron la muerte pertenecían al grupo “Descamisados”, de Dardo Cabo, luego integrante de Montoneros. Años después, en el periódico El Descamisado, dirigido por Cabo, se publicaría otra versión del hecho: el exdirigente de Montoneros José Amorín afirma que la operación era difícil para una organización recién formada como Descamisados y asegura que los autores eran en su mayoría de la CGT de los Argentinos, quien por sus razonables valores no le hubieran llamado al hecho asesinato sino ajusticiamiento popular. Una versión recogida por un periodista en la UOM indicaba que Vandor había reconocido a uno de los autores y lo había saludado “Hola Cóndor”. Dardo Cabo había protagonizado años antes el Operativo Cóndor, consistente en el secuestro de un avión y aterrizaje posterior en las Islas Malvinas.
Notas:
1.- Juan Carlos Onganía: Dictador de Argentina, que se hacía llamar presidente (de facto), que oprimió al pueblo entre 1966 y 1970.
2.- Rubens San Sebastián: Secretario de Trabajo durante la época de Onganía (en que como actualmente, en el gobierno de Milei, se había degradado al Ministerio de Trabajo a Secretaría). Más tarde se lo elevaría a ministro durante la presidencia, también de facto, del Gral. Lanusse, en que parecía que había más coherencia que en la presidencia del psiquiátrico mandatario actual.
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