Argentina: esculturas y memoria histórica en disputa
Julián Lautaro*. LQSomos. Febrero 2014
En los últimos años hay un incipiente resurgir de monumentos escultóricos en el espacio público, que acompaña un creciente debate sobre nuestra historia. El artista plástico Andrés Zerneri (Argentina, 1972) es uno de los protagonistas de esta dinámica. Sus obras han logrado una amplia repercusión, y exponen realidades silenciadas/perseguidas por la historiografía burguesa, expresan referentes, esperanzas y banderas históricas de las clases subalternas. Zerneri define su arte comprometido con tres conceptos fundamentales: la resignificación del bronce, nuestra identidad latinoamericana y la autogestión.
La resignificación del bronce implica usar con otro sentido el mismo metal que las clases dominantes emplearon para imponer los próceres y mitos fundacionales del naciente Estado argentino, conformado a fines del siglo XIX sobre la sangre del pueblo trabajador. La patria elitista, conservadora-liberal, pro-imperialista honró a los responsables: de los exterminios contra los pueblos originarios, de “abonar la tierra” con sangre de gauchos, de la guerra de Triple Infamia que arrasó al Paraguay, de la represión y fusilamiento de obreros.
El “cómo hacer”, Andrés lo explica desde la autogestión, se trata de construcciones colectivas y desde abajo. El bronce solidario que le dio forma a la figura del Che Guevara y el que hará realidad la obra a la Mujer Originaria es aportado en pequeñas cantidades por miles de personas, e involucra a diversas organizaciones populares en una red de centros de acopio. Incluye desde elementos en desuso como llaves viejas, hasta objetos con una altísima carga emocional, como la placa de la tumba de sus padres que un hombre donó para la estatua del revolucionario universal.
La identidad de nuestros pueblos trabajadores es otro elemento central. Las resistencias contra las potencias coloniales de ayer e imperialistas de hoy, las vigentes luchas por las tierras usurpadas a los pueblos indígenas, por la igualdad social, de género, por la independencia, la unidad nuestroamericana y el socialismo, podemos encontrarlas en las obras al Che Guevara, la Mujer Originaria y Juana Azurduy.
A mediados de 2005, Zerneri comenzó en su taller el primer monumento a Ernesto Che Guevara en Argentina. Inicialmente, la campaña apeló al aporte individual de miles de “granitos de bronce” para darle una fuerte legitimidad a la obra en homenaje a quien sentía “cualquier injusticia realizada contra cualquiera, en cualquier parte del mundo”. Y fue despertando adhesiones de agrupaciones culturales, movimientos sociales, sindicatos y organizaciones políticas. Casi 3,2 toneladas de bronce se recolectaron junto a los centros de acopio. La estatua, de más de 3 metros de altura, fue donada a la ciudad natal del revolucionario. El calor popular acompañó su traslado con alegres caravanas en Buenos Aires y Rosario, y con festivales lo despidió y recibió en los puertos de ambas ciudades. El 14 de junio de 2008, en un emotivo acto por el 80 aniversario de su nacimiento, fue inaugurada ante más de 50.000 hermanos nuestroamericanos.
El proyecto del monumento a la “Mujer Originaria”surgió en 2009 de una idea del historiador Osvaldo Bayer. Junto al apoyo de centros de acopio y escuelas públicas, se han recolectado 8 toneladas de bronce, faltan sólo dos más. A través de financiamiento colectivo, en 2014 el artista y dos documentalistas recorrerán el país para alcanzar la meta. La obra buscará representar a las diferentes naciones originarias que habitaron estas tierras, y para tal fin Zerneri viene estudiando nuestra historia. Como una iniciativa paralela, activistas del proyecto artístico han organizado el Centro de Archivo y Divulgación de Asuntos Indígenas (CADAI). El monumento, que tendrá 10 metros de altura, será donado a la ciudad de Buenos Aires para ser emplazado en donde aún permanece el que “homenajea” al Gral. Roca. La cuestionada estatua a quien encabezó el genocidio indígena en la Patagonia fue erigida a metros de Plaza de Mayo durante la Década Infame (1941).
Hoy, en un galpón de la recuperada ex Esma(1), Zerneri trabaja en el monumento a la Generala Juana Azurduy. Desde una base de 10 x 10 metros, la figura de la “Flor del Alto Perú” se eleva 9,5 metros de altura. Y blandiendo el sable que le regaló Belgrano, creador del pabellón nacional. En su parte posterior presenta a distintos sectores de las clases subalternas que pelearon por la independencia: cinco de sus seis hijos muertos en combate, el gaucho, el indígena, el tarabuqueño mascando coca, entre otros. La obra será emplazada en la capital argentina, detrás de la Casa de Gobierno nacional. El monumento a la guerrillera nacida en Chuquisaca (entonces Virreinato del Río de la Plata; hoy Sucre, Bolivia) reemplazará a una estatua de quien fue la primera autoridad designada por la monarquía hispánica en su conquista de Nuestra América, Colón. Y será un regalo del Estado Plurinacional de Bolivia a nuestro país.
La recuperación de luchadores, esperanzas y banderas históricas indispensables para las clases subalternas, la creciente conciencia que se expresa en la participación de miles de personas y organizaciones del pueblo trabajador, la disputa por el espacio público y nuestra memoria histórica, son aportes necesarios en el largo camino hacia la creación heroica de nuestra aún inconclusa independencia y de una patria sin opresores ni oprimidos.
Notas:
1.- Escuela de Mecánica de la Armada, importante predio donde funcionó uno de los más grandes centros clandestinos de detención durante la feroz dictadura de 1976-1983.
* Para Revista Matria, Enero 2014 (págs. 19 y 20). Valles del Tuy, Venezuela Bolivariana.