La inflacion según la ortodoxia neo liberal

La inflacion según la ortodoxia neo liberal

Roberto Briscioli*. LQSomos. Marzo 2016polis170

La ortodoxia económica en su expresión neo liberal, enuncia una explicación teórica mono causal y como tal simplista, determinando que la inflación es producida por un aumento de dinero en circulación, derivado de excesivo gasto público.

Es decir, trata de explicar que cuando la dimensión de la base monetaria es superior a la requerida para realizar las operaciones de compra venta de bienes y servicios, se generará una presión de demanda sobre la oferta y esto generar un aumento de precios.

Este planteo es copia “fiel” de la denominada Teoría Cuantitativa surgida a mediados del siglo XVI a través de JEAN BODIN (1529-1596) donde una variación del incremento de dinero (oro y plata), determinaba proporcionalmente una variación ascendente de los precios.

Según la ortodoxia económica repitiendo esquemáticamente lo anterior, define la inflación dentro de la misma lógica, es decir, enuncia: “Existe un aumento esencial de los precios debido a una excesiva expansión de la emisión monetaria o del crédito oficial”. De lo anterior se deduce sin fundamento alguno, que la inflación la generan los gobiernos y puntualmente aquellos que contradicen los intereses oligopólicos del poder económico concentrado.

La Teoría Cuantitativa originaria del siglo XV se sustentaba en la profusa llegada de metales preciosos (oro y plata) que en esa época circulaban como dinero, derivado del saqueo y genocidio conquistador en Latinoamérica, llevado a cabo por parte de los europeos, principalmente españoles y portugueses.

Se trata de una explicación teórica que en la actualidad resulta anacrónica, pero que a pesar de ello es utilizada por la ortodoxia económica -propia de una definición ideológica-, pero de fácil internalización masiva a través de la repetición permanente de los medios de comunicación concentrados.

Según esta construcción teórica la relación entre emisión e inflación se conforma en que existe exceso de dinero lo que determina que éste vale menos y por consiguiente los bienes como equivalentes valen más y por ende, aumentan de precio.

El trasfondo del razonamiento anterior se estructura en función de considerar el absurdo de la existencia del libre juego de oferta y demanda en un mercado de competencia perfecta. Situación ésta inexistente desde hace siglos, pero asumida como “realidad” por la ortodoxia en general y el neo liberalismo en particular.

Esta supuesta excedida emisión, supone que llega a los bolsillos de los consumidores para gastos superiores, pero no explica cual es el camino desde la emisión al bolsillo del consumidor y por consiguiente, no puede demostrar porque causa la mayor emisión determina mayor gasto y por ende mayores precios.

Lo que si está claro -dentro de una comprobación empírica-, es que si se observan las series de los billetes emitidos, se puede corroborar que la emisión es posterior al aumento de precios.

Las críticas a la Teoría Cuantitativa desde teorías económicas más serias (keynesianismo, marxismo, etc.), se expresaron con anterioridad pero en línea similar con la comprobación empírica anterior. Es decir, que nos es la emisión la que genera aumento de precios sino a la inversa o sea, el aumento de precios genera una emisión creciente concordante con el mencionado aumento.

En otras palabras, si se expanden los precios por remarcaciones empresariales permanentes y crecientes sin relación con los costos de producción, la base monetaria se debe expandir necesariamente para evitar el riesgo de una desaceleración o paralización de las transacciones económicas y generar, una situación recesiva o de estancamiento económico.

En otras palabras, el simplismo explicativo de la ortodoxia si bien resulta alejado de la verdad científica, resulta muy útil para involucrar como culpable de la inflación a la autoridad monetaria y en definitiva, a todo gobierno que pueda afectar intereses del poder económico concentrado “formadores de precios”.

El meollo de la crítica se basa en el argumento exclusivo del excesivo “gasto público” que al cubrirse con emisión generará inflación. Por consiguiente, para neutralizar la inflación se necesita suprimir el gasto público y con ello se deja de lado la inversión pública que potencia la demanda de mano de obra y genera riquezas, los subsidios a PYMES para generar empleo, la asistencia a los sectores vulnerables producto de la desocupación estructural, aumentos y actualizaciones a jubilados, pensionados, etc.

En definitiva, lo que se busca -en sintonía con las políticas de los organismos internacionales de crédito (FMI, BCO.MUNDIAL, ETC) que representan los intereses de los países centrales-, no es disminuir la inflación como objetivo final, sino como un medio para generar medidas que resultarán beneficiosas para una mayor sustentabilidad en el crecimiento de la ganancia empresarial, en detrimento de los ingreso de las mayorías sociales. Es decir, de la tasa media de ganancias.

Sintetizando. Debemos tener presente que la ganancia media empresarial tiene una relación inversa con los salarios e ingresos fijos en general, como partes de un todo que es lo que se denomina ingreso nacional o “torta” a repartir.

Es decir, si la tasa de ganancia crece será a costa de la disminución del poder adquisitivo del salario y viceversa.

En función de lo anterior, el gasto público -como política imprescindible de todo gobierno nacional y popular, justificado además por la teoría keynesiana- operará como un mecanismo que permite sustentar mayores salarios reales.

Esto último, como consecuencia de la siguiente batería de decisiones políticas no taxativas que deben acompañar a un gobierno de las características mencionadas, a saber:

a) Incremento de la inversión pública, en función de generar empleo y mayores salarios.
b) Líneas de créditos a PYMES a tasas negativas (tasas por debajo de la tasa de inflación), como generador de mayores inversiones y creación de empleo para mayores salarios.
c) Control de importaciones, de bienes suntuarios, como control del gasto de divisas y disminuir costos de producción para solventar el salario real.
d) Control férreo de las divisas (cepo) que son propiedad social y no individual o botín propio del poder económico concentrado y que a posteriori de obtenidas serán inevitablemente fugadas interior y exteriormente. El control de divisas (cepo) se ejerce para incrementar la inversión productiva interna y con ello, generar empleo y mayores salarios.
e) Subsidios a empresas para abaratar costos y precios en los servicios públicos y potenciar el salario real.
f) Promoción a los sectores vulnerables de la sociedad a los cuales les permite – derivado del apoyo estatal -, neutralizar la super explotación que ejercen las empresas cuando existen altos niveles de desocupación y de esta manera proteger el salario.
g) Imponer por medio de retenciones a la exportación como mecanismo de reducir la inflación en el caso de productos primarios exportables y paralelamente como mecanismo de lograr mayor equidad en la redistribución del ingreso nacional, es decir, solventar el crecimiento del salario real.
h) Imposición de gravámenes aduaneros diferenciales en función de defender la industria local para potenciar el empleo y defender el salario real… etc. etc. etc.

Como puede observarse, el gasto público permite reducir el “ejército de reserva” de desocupados y como consecuencia elevar los salarios. La derivación lógica de lo anterior significa la posibilidad de neutralizar los excesos de incrementos desmedidos de la tasa de ganancia empresarial y en simultáneo, evitar la super explotación de amplios sectores sociales desprotegidos y vulnerables de la población.

Sintetizando. La política de todo gobierno nacional y popular se debe estructurar en función del crecimiento del salario real derivado de la creación de empleo. La sustentabilidad y si es posible políticamente, el crecimiento del salario real es el elemento determinante no solo para satisfacer necesidades en un marco de justicia para las grandes mayorías sociales, sino como defensa de la soberanía y grandeza nacional, al potenciar el crecimiento económico y el desarrollo social.

Hemos expresado en el párrafo anterior la frase “posible políticamente”. Esto quiere decir, que el sostenimiento del salario real se dará exclusivamente en el marco de la lucha política, entre los sectores representativos del trabajo y los sectores del capital. En todos los casos el sostenimiento y crecimiento del salario real como elemento esencial del engrandecimiento nacional, se dará en un marco de tensiones que pueden llegar en determinados momentos a ser de extrema violencia.

Por ejemplo, -lamentablemente entre otros muchos episodios en la historia argentina- la lucha entre el capital y el trabajo en los gobiernos peronistas desde 1946 a 1955, tuvo un pico de violencia genocida, cuando los propios aviones de guerra argentinos en defensa de los intereses del capital, bombardearon la Plaza de Mayo en un día de semana y cuando mayor concurrencia de personas había en la misma.

Otro ejemplo: la dictadura militar generó la desaparición de 30.000 personas arrojados con vida al mar, -previa tortura sistemática y prolongada-, como mecanismo de terror para sostener el plan económico neo liberal genocida de Martínez de Hoz. El 70% de los desaparecidos eran integrantes del movimiento obrero…

Lo anterior se explica por que la sustentabilidad y crecimiento del salario real se producirá en todos los casos como deducción de la tasa de ganancia media de los sectores representativos del capital. Esta situación es lo que determinó el sofisma amplificado por parte de los medios de comunicación; que el gobierno nacional y popular resultaba generador de una “grieta” social.

Efectivamente, la grieta se produce por que los sectores del capital ven reducidos sus ingresos -en el marco del principio empresarial de obtener el máximo beneficio-, en la medida del sostenimiento y crecimiento de los salarios reales y atacan en todos los frentes posibles en épocas anteriores con golpes militares, actualmente con el concurso de los medios hegemónicos de comunicación, corridas financieras destituyentes, etc.

Sin embargo, también es cierto, que durante el gobierno nacional y popular pasado, los sectores representativos del capital obtuvieron beneficios siderales, en comparación con períodos anteriores de gobiernos neo liberales.

Esta aparente contradicción se resuelve cuando tomamos en cuenta que para los sectores del capital es importante pero secundario si las ganancias son mayúsculas, ya que lo esencial y determinante es que las ganancias sean máximas. (”Maximizar beneficios”).

Es decir, obtener el máximo beneficio en todo momento y a cualquier costo es el objetivo único e impostergable de los sectores del capital, como requerimiento esencial que va más allá de lograr inconmensurables ganancias.

Milton Friedman fue el más destacado creador y propalador de las políticas neo liberales. Tristemente célebre por su participación y asesoría a diversas dictaduras genocidas en Latinoamérica (Argentina, Chile, etc.) en las décadas de los años setenta y ochenta. Paradójicamente, premio Nobel de economía en 1976, el economista mencionado se manifiesta contrario a párrafos anteriores, a saber:

“La mayoría de las falacias económicas es la tendencia a asumir que existe una torta fija (quiere decir ingreso nacional), que un sector puede ganar a costa de otro sector”.

Esta definición parece en apariencia no tener relación con la inflación. Sin embargo, el sentido de la misma es descalificar lo que la realidad nos indica, es decir, que la inflación es el mecanismo esencial para transferir ingresos desde los sectores sociales del trabajo a los sectores representativos del capital, en el marco circunscrito del ingreso nacional.

Es decir, “la torta” (que es el ingreso nacional) es fija -a pesar de lo que diga el “premio Nobel” M.Friedman – y se reparte entre el capital y el trabajo con mayor o menor equidad, en función del color político e ideológico del gobierno de turno. Pero en todos los casos el beneficio de un sector será a costa del otro y viceversa, justamente por ser un monto fijo en un tiempo determinado.

Lo anterior se explica porque el Ingreso Nacional es un indicador construido a posteriori de un proceso productivo realizado que determina como se distribuyeron los ingresos entre el capital y el trabajo en función del tiempo previsto, es decir, seis meses, un año, etc. Por ende, la “torta” no puede expandirse sino que será fija en relación a dicho período fijado y la distribución del mismo será más o menos equitativa, en función del resultado de la lucha política entre el capital y el trabajo y el color político e ideológico del gobierno de turno.

Lo anterior fundamenta un concepto desarrollado en párrafos precedentes de que “la política determina a la economía” y no la posición contraria como que la economía es determinante de todo.

La posición contraria es parte del pensamiento dogmático de determinados sectores de la “izquierda” liberal. Coincidente objetivamente con el pensamiento neo liberal, que acciona tratando de despolitizar la sociedad, para imponer la economía bajo sus designios de explotación social y entrega de la Nación, por encima de la política y por ende de la democracia.

Continuando con las explicaciones redundantes de los grandes cerebros del neo liberalismo M.Friedman y F.Von Hayek (ambos premios Nobel) repetidas hasta el hartazgo por los economistas neos liberales locales y amplificados por los medios concentrados de comunicación, es la siguiente:

“La inflación es siempre un fenómeno monetario producido por un crecimiento desmedido de medios de pago (dinero) y créditos en relación con el incremento de la producción. A su vez ese mayor crecimiento de la base monetaria, estará determinado por un excesivo gasto público”.
La solución al problema, como es obvio, pasará por reducir la emisión monetaria y el crédito incrementando las tasas de interés, aunque ello implique necesariamente la recesión y su efecto inmediato y socialmente insostenible que es el desempleo y el incremento de los niveles de pobreza e indigencia.

En otras palabras -según los autores mencionados-, si la inflación es provocada por un exceso de dinero y de crédito hay que provocar restricción monetaria o lo que es lo mismo, disminución de la base monetaria. Esto último implica -decisión política de por medio-, incremento de las tasas de interés y así desalentar o cancelar el crédito y provocar intencionalmente una caída de la demanda total, que traducido significará necesidades insatisfechas para la mayoría de la población acompañada de desempleo y su consecuencia inmediata que es la caída del salario.

En consonancia con lo anterior el gobierno de M. Macri a través del B.C.R.A., retiró y esterilizó en dos meses de gobierno una suma suprior a los 120 mil millones de pesos de la base monetaria. A finales de febrero colocó una emisión de bonos de 40.000 millones de pesos para “secar la plaza”, es decir, reducir aún más la base monetaria.

Sin embargo, como una prueba de que la realidad es muy ajena a la simplista explicación “cuantitativista” de la excesiva emisión y del exceso en el gasto público, la inflación se incrementó por un porcentaje superior a los dos dígitos en e igual período (poco más de dos meses) y el salario se desvalorizó en un porcentaje superior al 10%.

Lo que si generará esta absorción desmedida de circulante -el verdadero objetivo perseguido por todo gobierno neo liberal-, es la de generar intencionalmente una situación económica recesiva generadora de desempleo para reducir salarios e ingresos fijos en general, en beneficio del ingreso empresarial, es decir, la tasa de ganancias.

La secuencia será siempre igual y en el orden siguiente: provocar desempleo en un primer paso para posteriormente reducir salarios. Es decir, cuanto mayor es el desempleo menores serán los salarios y mayores los beneficios empresariales.

* Docente, integrante del Club Argentino Arturo Jauretche, publica habitualmente en el diario Página/12. Profesor Roberto Briscioli

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