Bangladesh: ¿Quién es Muhammad Yunus, el nuevo primer ministro?

Bangladesh: ¿Quién es Muhammad Yunus, el nuevo primer ministro?
© Andreas Solaro, AFP

Por Denise Comanne*

Como consecuencia del potente y valiente movimiento de protesta lanzado por los y las estudiantes, la primera ministra autocrática debió, de forma precipitada, abandonar el poder y buscar refugio en la India. Y a la demanda del estudiantado, Muhammad Yunus, un opositor al régimen, ha sido nombrado primer ministro. ¿Quién es? ¿Acaso no nos arriesgamos a que prosiga con la misma política económica y social del régimen precedente? Con el objetivo de responder parcialmente a esta pregunta, REpublicamos un artículo de Denise Comanne, una de las fundadoras del Comité para la abolición de las deudas ilegítimas (CADTM), escrito en 2009.
Las instituciones de microcrédito, basadas en el beneficio, continuaron explotando la pobreza, produciendo enormes perjuicios y hundiendo a las víctimas en la miseria y la desesperación. Está bien hacer un pequeño recordatorio sobre el origen del microcrédito y de quien lo ideó

Premio Nobel a Muhammad Yunus

En 2006, Muhammad Yunus y el Grameen Bank recibieron y aceptaron el Premio Nobel de la Paz. Yunus respondía en todos los aspectos al perfil del candidato ideal: suficientemente social y ¡sin ningún olor a azufre! Ya en esa época, sabíamos que la obra de Yunus no era tan clara ni revolucionaria como se pretendía. Un libro publicado con su nombre en 2007, Hacia un nuevo capitalismo [1], nos permitió ir un poco más lejos en el análisis y la comprensión del «fenómeno» Yunus y del Grameen Bank.

En primer lugar, algunas palabras sobre cómo ese libro cayó en nuestras manos: es un caso realmente revelador: En mayo de 2008, acompañamos a Philippe Díaz al Festival de Cannes donde su película “El fin de la pobreza” había sido seleccionada en el marco de la Semana de la Crítica Internacional. Allí, Philippe nos invita a ir a una reunión dedicada al Grameen Bank y a su creador, Mohammad Yunus. Esa reunión convocada por una fundación filantrópica debía tener lugar en un barco y estaría dedicada a la lucha contra la pobreza. Con Philippe Díaz, nosotros teníamos previsto justamente ese día participar en una pequeña manifestación en La Croisette con ATTAC y otras asociaciones locales para recordar las prioridades en la cacofonía adinerada que es el Festival de Cannes. Llegados al lugar de la cita, nos dimos cuenta con sorpresa de que el encuentro en honor de Yunus tenía lugar en un yate de un milmillonario, alquilado para la ocasión. Subiendo por la escalera (era una verdadera villa de lujo flotante), entre sillones de cuero, miles de euros en flores blancas, con platos costosos, cogimos un ejemplar de algunos libros de Yunus, que presidía el evento entre copas de champán. Nadie tenía el aspecto de interesarse realmente por los libros y nadie habló para presentar el libro, a Yunus y/o su obra. Philippe Díaz no tuvo ninguna oportunidad de hablar sobre su película: las personas presentes tenían la pinta de considerar la pobreza como la última de sus preocupaciones. ¿Y qué pasaba con ese libro? ¿Su lectura neutralizaría el shock que sentimos en el yate?

Asociaciones explícitas

Realmente no. El libro comienza con un flechazo y la decisión de una asociación entre Mohammad Yunus y la empresa multinacional Danone [2]. Los capitalistas adoran ese tipo de asociación «social», código de conducta y otros camelos, eso permite tener la mano a la vez sobre el corazón y sobre la cartera: existen muchas fundaciones dedicadas a la promoción del emprendimiento social como la Fundación Skoll, fundada por Jeff Skoll (primer empelado y expresidente de Ebay), y la Fundación Schwab (del fundador del foro económico de Davos) (p.67); en septiembre de 2007, Intel y Grameen Solutions firmaron un protocolo de acuerdo (p.142); el Grameen Trust recibió una donación de la Fundación MacArthur, luego donaciones complementarias del Banco Mundial, de la Fundación Rockefeller, de la USAID (p.143); el mismo trust firmó un acuerdo de asociación con el Crédit Agricole (p.144): Grameen capital India fue creada en asociación con el Citybank India y el ICICI Bank (p.266). A lo largo de todo el libro, nos encontramos, por tanto, que alrededor de Yunus y sus creaciones hay actores clave del capitalismo… ¡y no del nuevo capitalismo!

El social-business reemplaza a la responsabilidad colectiva

Yunus tiene la palabra untuosa de un obispo moderno: se regodea todo el tiempo en el término «social», da muestras de buenos sentimientos, abusa de proclamaciones idealistas… y hace negocios. El libro quiere explicar y promover el social-business. ¿Cuál es su definición? «Es una empresa creada para responder a objetivos sociales. Un social-business es una sociedad que no distribuye dividendos. Vende sus productos a precios que le permiten autofinanciarse. Sus propietarios pueden recuperar la suma invertida en la empresa después de un cierto tiempo pero no reciben ningún beneficio en forma de dividendos. En lugar de eso, los beneficios obtenidos por la empresa permanecen en ella con el fin de financiar su expansión, de crear nuevos productos o servicios, y de hacer un mayor bien en el mundo» (p.18-19). Hay que señalar que las administraciones del Estado, los servicios públicos, podrían funcionar bajo este principio, los contribuyentes serían los «inversores» de la cosa pública.

Esta reflexión la podemos hacer a lo largo de la lectura del libro: Yunus no piensa en ningún momento en realizar su acción «social» con el Estado o en asociación con el Estado. Critica el servicio público y el Estado, que considera incapaces de solucionar los problemas por falta de dinero (pero no se pregunta a qué se debe esa falta de dinero), debido a la indiferencia pública (los movimientos sociales en lucha contra las privatizaciones se tienen por un cero a la izquierda) y otras disfunciones (p.64). Los ejemplos de social-business que Yunus nos da conllevan ese mismo cuestionamiento (p. 54): «Un social-business que concibe y comercializa políticas de seguros de enfermedad que permiten a los pobres acceder a los tratamientos médicos asequibles»: ¿Por qué no la seguridad social del Estado? «Un social-business que desarrolle sistemas de producción de energía renovable y los venda a un precio razonable a las comunidades rurales que, de otra forma, no podrían financiar su acceso a la energía»; «un social-business que recicle las basuras, las aguas usadas y otros residuos»… Todas esas tareas que pueden ser competencia del Estado y son realizables bajo la forma de servicios públicos, si el Estado posee los medios financieros y la voluntad política.

¿Por qué los inversores colocarían su dinero en un social-business? Por filantropía (p. 57) a gran escala pero con la ventaja de que, después de haber recuperado la inversión inicial, se quedan como propietarias de la empresa con la sola perspectiva «excitante» (sic) de determinar su actividad futura.

Los desarrollos siguientes comienzan a mostrar cómo es de fina la capa social que recubre el proyecto (la base de maquillaje se agrieta: el efecto cosmético no está garantizado) y ¡cómo este «nuevo capitalismo» se parece furiosamente al «viejo»!

¿Nuevo capitalismo?

(AP Foto/Michel Euler)

Los social-business compran en el mismo mercado (p.59) que las empresas tradicionales. Por lo tanto, no solo entran en competencia con esas empresas, sino que también compiten entre ellas… ¡y que gane la mejor! Por lo tanto, en algún lado hay perdedores y esos perdedores, no es solamente un patrón, un inversor, sino también sus trabajadores y trabajadoras y sus familias. Además, la competencia entre esas social-business las obligará a incrementar su eficacia. En el marco capitalista, porque en ningún momento se habla de cuestionarlo, eso solo puede efectuarse por la explotación de los trabajadores y de los productores de las materias primas. Para Yunus, la competición sigue siendo el motor, los precios disminuyen y los consumidores están encantados. El aumento del ritmo de trabajo, la disminución de los costes salariales y del número de empleos…. Eso no existe para el planeta yusuniano. Yunus replica que la competencia entre los social-business es una cuestión de amor propio (¡!) (p.61). Los competidores seguirán siendo amigos (¡aún!): aprenderán unos de los otros, se podrán fusionar, se alegrarán de ver otros social-business llegar al mercado (¡al menos!).

Las cosas continúan aclarándose cuando sabemos que, de hecho, hay un segundo tipo de social-business: aquellos que están en poder de los pobres (ese proceso no está detallado en ninguna parte), que buscan maximizar el beneficio y dar dividendos.
El primer tipo (descrito más arriba) podría incluir la noción de servicio público, a pesar de excluir al Estado del proyecto; el segundo tipo es de hecho la privatización lisa y llanamente, en el sentido en que se realiza en todos los niveles de la escala, de la producción de bienes, así como de servicios (salud, educación…), pero con buena intención, ya que son los pobres los que se supone que se benefician.

¿Cuál es la lógica de este segundo tipo de social-business? Es muy simple: la propiedad de la sociedad se atribuye a los habitantes de bajos ingresos, vendiéndoles acciones a bajo precio que la gente puede comprar gracias a los créditos de las organizaciones de microcrédito, a las que pagan con sus beneficios. Se cierra el círculo.

Yunus reconoce, a su pesar, mediante una frase que lo que propone no se sostiene (p.69): «¿Podría existir un modelo económico que combina la búsqueda de beneficio y la motivación altruista? Eso se podría concebir: 60% de objetivos sociales y 40% de objetivos ligados a la búsqueda de ganancias privadas. Pero en el mundo real, sería muy difícil gestionar empresas con objetivos conflictuales.» En efecto, es conflictivo.

Para que las cosas se vuelvan menos conflictivas, el vocabulario puede ayudar. «Con el fin de atraer a los inversores, propongo crear una bolsa especializada que podría llevar el nombre de “bolsa social”» (p. 62) unas instituciones financieras de un nuevo género (¿) podrían finalmente crearse para responder a las necesidades financieras de los social-business: fondos sociales de capital de riesgo, fondos sociales y, por supuesto un mercado de bolsa social (p.269) Unas agencias de calificación especializadas podrían ser creadas para evaluar algunos aspectos de las empresas con vocación social (p.278) La creación de una instancia de regulación y de información para los social-business…(p.279). Cada día, El Social Wall Street daría las últimas noticias sobre el progreso y los reveses de los social-business (p.278) habría un índice Dow Jones social que reflejaría el valor de las acciones de algunos de los más importantes social-business del mundo (p.289). Entonces, llegados a este punto, no se sabe qué pensar: ¿es humor, es una burrada, es inconsecuencia o deshonestidad?

El sistema Yunus tiende a que este segundo tipo de social-business adelante al primero: «Si bien muchas de estas organizaciones tienen un estatus de organización con fines no lucrativos, progresivamente hemos emprendido la aproximación en su modo de funcionamiento al de cualquier empresa. Así, se les ha alentado a entrar en el mundo de los negocios pero conservando sus objetivos sociales.» (p.141)

El social-business basado en el endeudamiento

¿El Grameen Bank es un social-business? En todo caso, hace beneficios y distribuye dividendos. Tratemos de ver cómo Yunus combina eso con la voluntad de hacer salir a millones de personas de la pobreza. Ya que algunos pasajes del libro testimonian la megalomanía galopante que afecta a Yunus cuando habla de su acción contra la pobreza: «Nosotros juramos que nuestros esfuerzos tendrían un impacto importante y medible sobre la pobreza. Más específicamente, nos comprometimos a ayudar a 100 millones de familias a salir de la pobreza gracias al microcrédito y a otros servicios financieros. Basándonos en las estimaciones según las cuales cerca de 5 personas se benefician de los efectos positivos del microcrédito cuando concierne a una familia (cifra que la experiencia del mundo en desarrollo permite considerar como aproximadamente exacta), podemos esperar que 500 millones de personas saldrán de la pobreza en el curso del próximo decenio – lo que se corresponde con los objetivos del milenio para el desarrollo» (p. 1219 Las Naciones Unidas se pueden ir a freír espárragos… ¡Yunus hace todo el trabajo solito!

La cuestión principal para Yunus es: «cómo autorizar a la mitad más frágil de la población del globo a unirse a la corriente principal de la economía mundial y a adquirir la capacidad de participar en el libre mercado?» (p.31) Yunus parte del postulado de que la economía mundial funciona bien mediante el libre mercado; el único problema de los pobres es poder despegar…acceder a un primer préstamo les abrirá la vida. ¿Los bancos consideran a los pobres no solventes? ¿Se niegan a concederles préstamos? Él, Yunus, va a probar el préstamo a los pobres. Yunus y su equipo realmente realizan una verdadera presión en ese tema: «cuando un prestatario trata de esquivar una oferta de préstamo con el pretexto de que no tiene experiencia sobre estos asuntos y que no quiere tomar ese dinero, nosotros tratamos de convencerlo de que puede tener una idea económica a crear» (p.40) Primero endeudaros, se verá después lo que podréis llegar a hacer…

De hecho, eso se parece extrañamente a las propuestas ventajosas de las IFI que, durante los años 1950 a 1960, para crear un mercado de clientes, engatusaron a los gobiernos del Sur. Cuando los gobiernos mordieron el anzuelo y las reglas del juego se modificaron, tuvieron que pagar cada vez más. Los gobiernos reembolsan, no paran de hacerlo, pero sus países están más que nunca atrapados en la espiral del endeudamiento, de la dependencia y de la pobreza. Yunus y todas las instituciones de microcrédito que imitaron al Grameen Bank proclaman alto y fuerte, incluso con admiración, que las tasas de reembolso de las mujeres, de los pobres, son irreprochables. Las instituciones del Norte son más discretas sobre este tema, pero es la misma realidad.

¿Cuál es el balance del Grameen Bank? «Actualmente, el Grameen Bank otorga créditos a más de 7 millones de pobres, de los cuales el 97% son mujeres, en 78.000 pueblos de Bangladesh. Desde su apertura, el banco distribuyó préstanos por un monto total equivalente a 6.000 millones de dólares. La tasa de reembolso es actualmente del 98,6%. Como todo banco bien gestionado, el Grameen Bank realza habitualmente un beneficio. Es financieramente autónomo y no recurrió a donaciones desde 1995. Los depósitos y otros recursos del Grameen Bank representan ahora el 156% de su saldo pendiente de créditos. El banco ha sido rentable desde que existe, excepto en 1983, 1991 y 1992. Pero lo que es más importante es que, según una encuesta interna, el 64% de los que han sido nuestros prestatarios durante al menos 5 años, han superado el umbral de la pobreza» (pp. 96-97).

Los reembolsos efectuados por los pobres pueden ciertamente ser verificados en los libros de cuentas del Grameen Bank. Pero lo que sigue siendo difícil de evaluar es la superación del nivel de pobreza. Porque, en principio, si un pobre gana un céntimo más de lo que fija el umbral de pobreza, deja de ser pobre aunque su vida en nada haya cambiado. Luego, podemos plantearnos otras preguntas: ¿Si un pobre continúa demandando préstamos más allá de 5 años, cuál es la causa? Yunus consideraría, sin lugar a dudas, que esta persona ya está en la ruta hacia los negocios, que ya entró sin dificultades en la economía mundial. Pero eso puede ser el resultado de una obligación y de la dificultad, incluso la imposibilidad, de reembolsar definitivamente el capital prestado (los préstamos son flexibles, las deudas pueden reescalonarse, reestructurarse como en el caso de los países prestatarios). Es una situación que debe presentarse regularmente cuando se sabe, por Yunus, que un 20% es el tipo de interés totalmente habitual, que esos programas de microcréditos centrados en la pobreza, proponen dos zonas de préstamos: la zona verde que corresponde a los tipos de interés de mercado a los que se le agregan hasta 10 puntos más, y la zona amarilla, en la que a los tipos de mercado se le agregan de 10 a 15 puntos más.

«Si usted pasa un tiempo suficientemente largo entre pobres, usted descubrirá que su pobreza proviene de que los pobres no pueden conservar el fruto de sus esfuerzos. La causa es clara: los pobres no controlan el capital. Los pobres trabajan en provecho de algún otro que posee el capital» (p.19) Yunus acaba de descubrir la existencia de clases y del proletariado. Para no ser pobre, hay una sola solución: ¡convertirse en capitalista!

Las multinacionales y el show-social-business

El libro comenzaba evocando la asociación entre Danone, volvamos a ello: «vender yogures Grameeen Danone a familias acomodadas no es uno de los objetivos de un social-business…». Por lo tanto, si se quiere mantener la marca, «la solución consiste en incrementar nuestra producción y vender yogures a todo el mundo». En la página siguiente se precisa «que es un proyecto que no significa ningún interés financiero para Danone…» y, lo que aún es más alucinante, dos más adelante, leemos que «los especialistas de Danone estudiaban el ambiente competitivo de Grameen Danone, y al mismo tiempo, cómo actuaban los productores locales de alimentos y bebidas» (pp.220-227). Punto muy interesante: había allí, antes de Danone, gente que vendía ese tipo de productos y que, por lo tanto, sufrieron la competencia de la asociación entre el Grameen Bank y Danone. ¿Qué pasó con esa gente? ¿Los nuevos pobres del nuevo capitalismo de Yunus?

Se llega rápido a hablar de (pequeños) beneficios y (pequeños) dividendos, mientras que los dos socios (Yunus y Danone) poniéndose de acuerdo sobre la definición del social-business, en el último minuto, se agrega al protocolo del acuerdo una cláusula que preveía un dividendo simbólico del 1%. Yunus pretende que ya no está de acuerdo con esa cláusula. Sin embargo, parece que se enfrenta regularmente a este tipo de problema (pp.157-159): «La propiedad de Grameen Phone está actualmente compartida entre dos sociedades: Telenor, Noruega (62% de las partes) y Grameen Telecom (38%). (….) Grameen phone se convirtió en la empresa más importante de Bangladesh con más de 16 millones de abonados (…) yo tenía la intención de transformar Grameen Phone en un social-business, transfiriendo a los pobres la mayoría de las partes de la sociedad. Pero Telenor rechazó ceder sus partes (pues vaya), mientras que debía reducir su participación a menos del 35% después de 6 años…» ¿Conflictivas, digámoslo más alto, la búsqueda del beneficio y la motivación altruista?

Para Yunus, «el social–business es la pieza que falta en el sistema capitalista. Su introducción puede permitir salvar el sistema» (p.171). Lo importante es saber si se necesita un efecto mortífero. Yunus trata de presentarnos falsas soluciones. No caigamos en esa trampa.

Leer este libro os pone constantemente al borde de la náusea, del disgusto y de la indignación. Es por lo tanto un libro que se puede aconsejar para entender el mundo… e indignarse. Finalmente, el yate de los millonarios en Cannes estaba bien adaptado para recibir este tipo de obra…

Notas:
1.- Muhammmad Yunus, este libro no se encuentra en castellano. Hubo una edición en el Libro de bolsillo, pero ahora no se encuentra. Hay muchos otros: Como un mundo sin pobres, etc.
2.- http://www.danonecommunities.com/%C2%AB-vers-un-nouveau-capitalisme-%C2%BB-de-muhammad-yunus-un-livre-evenement/

* Traducido por Griselda Piñero. Comité para la abolición de las deudas ilegítimas
Bangladesh en LoQueSomos

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