Batiburrillo de poemas X
Es de noche,
lo sé, lo sé.
Las horas arrancan las piernas al tiempo para que no ande,
para que la oscuridad se quede a solas
mirando de frente
esa pena grande.
Yo sé que es de noche,
que olvidaste la canción y la esperanza,
que apenas puedes ver más allá del dolor,
que nadie sabe, nadie,
cómo supuran tus lágrimas,
cómo se rompen tus huesos,
como se enfrían tus manos,
como te duele por dentro.
Yo sé que es de noche,
lo sé,
conozco todas las noches,
todas las oscuridades me han mirado de frente,
todas han querido quedarse a dormir conmigo,
por eso sé
que sólo tú, tan inmenso y valiente,
sólo tú puedes mirar el cielo infinito
hasta que amanezca.
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Cuando pitos flautas
Da bienes Fortuna
que no están escritos:
cuando pitos flautas,
cuando flautas pitos.
¡Cuán diversas sendas
Se suelen seguir
En el repartir
Honras y haciendas!
A unos da encomiendas,
A otros sambenitos.
Cuando pitos flautas,
cuando flautas pitos.
A veces despoja
De choza y apero
Al mayor cabrero,
Y a quien se le antoja;
La cabra más coja
Pare dos cabritos.
Cuando pitos flautas,
cuando flautas pitos.
Porque en una aldea
Un pobre mancebo
Hurtó sólo un huevo,
Al sol bambolea,
Y otro se pasea
Con cien mil delitos.
Cuando pitos flautas,
cuando flautas pitos.
Poema de Luis de Góngora y Argote (1561-1627)
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La traición
Las aves del cielo conocen sus rutas y hasta ellas se extravían. Dicen que son caminos invisibles, que aunque no los veas, están ahí para llevarte o perderte.
Y hasta en los rubios trigales, donde el viento mueve sus cuerpos como olas en la mar, aparecerá la mala hierba vestida con el mismo traje para ensombrecer el grano y se multiplicará hasta que su semilla oculte al trigo.
La traición es la cara oculta de la sonrisa, los susurros de los enemigos.
La traición es el adalid del miserable indigno, las palabras vacías que vanaglorian y ensucian, los labios que besan y hieren.
La traición es la muerte con traje plateado y perlas preciosas, es la belleza perfumada de delirio y amor hasta que se acerca ves su verdadera naturaleza.
La traición es un ataúd de mármol, fría estancia eterna donde bailarán solas las almas negras.
La traición es la voz del ruin y la filosofía del maldito, la maldad del indiferente que no distingue una piedra de un corazón.
La traición es la cal viva en los huesos y las manos lavadas del asesino.
Es la impotencia de no poder abrazar el aire ni besar el viento, la tristeza del niño que pierde a su madre.
Es el amor que sembraste y no cosechaste; traición es el vino de la muerte, triste y dulce venganza, impunemente bastarda.
Daño tras cariño y cariño herido y sangrante. Mil veces creí en ti y mil veces apuñalaste.
Traición es su poesía y dolor su canto, traición son lágrimas caídas, es silencioso llanto.
Traición son palabras frías envueltas en encanto, son mentiras impías que no acallanto.
Traición el la faz de la arpía, la soledad de un camposanto.
Traición es el adiós de un amigo al que has amado tanto.
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En lo má arto
En lo má arto me ponen
para que e Verso me dé
é Verbo me zarandea
y siempre le resito a él.
-El Rebuzno
En lo más alto
En lo más alto me ponen
Para que el Verso me dé
El Verbo me zarandea
Y siempre le recito a él
El Rebuzno
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El sustituto
Se lo llevaron en silencio al alba
silencio de tacones
silencio de hombres confundidos
silencio de lotería de diciembre
silencio de gol en tu marco
silencio de novia reprendida
silencio de papel
silencio de vaca
“José Rodríguez”, obediente levantó
la mano, acercó los pies al palmo,
dejó sus codos enganchados al silencio
diez miraron ya que diez más
eran nombrados al alba oscura
y en silencio sus ojos
y en silencio su sangre
y en silencio sus manos
y en silencio el espanto
y en silencio la promesa de vengar al obediente
los años del silencio pasaron lentos
por la cornisa de los campos
y en silencio quedaron para siempre
promesas en silencio.
De Manuel F. Trillo, “PERRO PULGAS” en
Tiempo de Cerezas ediciones
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Carne de toro, (un soneto contra el maltrato del Toro de la Vega)
Carne de toro rota, desterrada,
de su piel sin dolor, de su alegría,
que revienta salvaje una jauría
que celebra el terror de una estocada.
Carne que siente, carne conquistada,
por la fuerza brutal con que agredía,
una gleba mortal que perseguía,
el sentir superior de su manada.
No queda humanidad en ese canto
que celebra la herida penitente
de la lanza certera del espanto.
Sufrir para nacer es suficiente,
paliar el padecer, truncar el llanto,
y no morir vejado lentamente.
Publicado en el libro colectivo: Palabras para un toro sin vozde Ediciones Hades
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