The Velvet Underground formaban parte de un complejo ecosistema social de artistas experimentales en Nueva York, que lleva el nombre de un libro sobre la subcultura sexual de Michael Leigh. Como grupo, tocaban … ¿música pop? ¿Rock and roll? ¿Proto-punk? ¿Vanguardia?
Uno de los retos más complejos, difíciles y arriesgados que supone para cualquiera, bien sea crítico de rock, músico o fan, es tratar de definir lo que fue, lo que significó y lo que supuso para la historia del rock la existencia de un proyecto como fue The Velvet Underground. Yo personalmente me quedo con dos definiciones que considero las más apropiadas. La primera, la de David Fricke, de Rolling Stone: “No eran una banda de rock, en realidad eran toda una forma de vida”. La segunda, la sentencia de Brian Eno: “El primer álbum de Velvet Underground solo vendió 30.000 copias, pero cada una de las personas que compró ese disco empezó después su propio grupo de rock”. Y tanto una como otra, quedan muy bien reflejadas en esta película que Todd Haynes, director de esta cinta, ha convertido en todo un éxito de taquilla.
Todd Haynes ha reinventado en buena medida el concepto tradicional del biopic musical no una sino dos veces, primero con la controvertida ‘Velvet Goldmine’ (1998), una singularísima visión de la vida y la época de David Bowie y luego en 2007 con ‘I’m Not There’, una mirada deslumbrantemente surrealista sobre los muchos rostros de Bob Dylan, sancionados y aprobados por él mismo. Ahora, ‘The Velvet Underground’ financiado por Polygram Entertainment y adquirido por Apple TV +, podría a priori parecer aburrido en comparación; un documental sobre The Velvet Underground, narra cómo Lou Reed, John Cale, Sterling Morrison y Maureen Tucker, cuatro aventureros de Manhattan guiados por la leyenda del pop art Andy Warhol, cambiaron el rock and roll para siempre. No lo es en absoluto.
The Velvet Underground formaban parte de un complejo ecosistema social de artistas experimentales en Nueva York, que lleva el nombre de un libro sobre la subcultura sexual de Michael Leigh. Como grupo, tocaban … ¿música pop? ¿Rock and roll? ¿Proto-punk? ¿Vanguardia? Una de las mejores frases sobre esa controversia la pronuncia uno de los entrevistados, hablando sobre como la Velvet fueron el perfecto ejemplo de cómo podían coexistir Wagner y el Rythm´n´Blues. Incluso es difícil decidir quien ejercía el liderazgo en aquel colectivo. Lou Reed, Nico o por supuesto Andy Warhol, que creó o recreó virtualmente a Velvet Underground como la banda de Factory House, era su … ¿qué? ¿gerente? ¿manager? ¿productor? ¿patrón? ¿diseñador de portadas de álbum? ¿eminencia gris? En cualquier caso, y ello se refleja también en el documental Warhol tenía un peso lo suficientemente integral como para que Reed sintiera la necesidad de despedirle, como despidió a un músico de formación clásica del talento como el cofundador de la banda, John Cale, el cual sin embargo habla aquí con gran amabilidad y paciencia sobre su difunto camarada.
Este es un gran documental sobre personas que se toman en serio la música, el arte y lo que significa vivir como artista. Donde tal vez la película flojea es en el enfoque acerca de cómo evolucionaron las diferencias personales entre ellos y como hasta cierto punto ese tema se ha banalizado en defecto de lo doloroso que debió haber sido en realidad la ruptura. Haynes presenta su película en una pantalla dividida más o menos continua, yuxtaponiendo un collage de imágenes de objetos encontrados de relevancia temática, material de archivo y entrevistas con miembros y admiradores de la banda, atravesadas por imágenes de películas de retratos de Warhol y de personas como Reed que solo tenían que mirar fijamente a la lente de la cámara, casi como en una suerte de homenaje al propio Warhol. Sí está mucho mejor tratado el enfoque musical, la creación de la personalidad sonora del grupo, las variaciones de acordes y las sensaciones que producen. Pero Velvet Underground no producía música relajada para el mundo hippie: como señala la batería Moe Tucker, odiaban tanto a los hippies como a Frank Zappa. Rock furioso y nervioso, concebido para la confrontación.
¿Y el sexo? La película quizá pasa muy superficialmente sobre este tema que personalmente entiendo que también fue clave en lo que la Velvet Underground significó, y de hecho no entra en la siempre discutida sexualidad de Lou Reed. Aunque tal vez la mejor forma de entender la visión del sexo en la Velvet se encuentre en la música, en los discos, en los sonidos del grupo. El documental en ese sentido es más underground que terciopelo.
Tras su buena acogida en Cannes y las reseñas de prensa, favorables en general, esta película consagra a un director que se ha puesto alto el listón y que ha reivindicado, creo que en general de forma veraz, a una de las formaciones más originales de la historia del rock, a la cual podemos aproximarnos mejor tras el visionado de esta película.
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